Desde hace más de medio siglo, la célebre cantada de habaneras de Calella de Palafrugell, idílica población de la Costa Brava que pertenece a Palafrugell, cierra el acto con todos los grupos participantes entonando El meu avi, la habanera por antonomasia que compuso en 1968 Josep Lluís Ortega Monasterio y que homenajea a los soldados muertos en la guerra de Cuba. Pues bien, este año, y por decisión del Ayuntamiento de Palafrugell, no va a ser así. ¿La razón? Oficialmente, para que “otros clásicos –en palabras de la alcaldesa Laura Millán, recogidas en un comunicado- puedan recibir el honor de formar parte del canto conjunto de la cantada de habaneras de Calella, por la repercusión social que supone”. Pero a nadie se le escapa que la polémica que ha envuelto en los últimos meses al compositor de El meu avi –al que se vinculó en un reportaje de TV3 emitido en noviembre del año pasado con una red de explotación sexual de menores–, ha tenido algo que ver.
“Lamentamos profundamente que, después de 58 años de tradición, el Ayuntamiento de Palafrugell haya decidido romper con una práctica que forma parte del patrimonio del pueblo catalán, como es interpretar El meu avi en la cantada de habaneras de Calella de Palafrugell”, reza el comunicado emitido por la familia Ortega Monasterio.
Una demanda de 1 millón de euros
En principio, la pieza ha sido excluida de la interpretación conjunta final, rompiendo con la tradición, y el Consistorio asegura que “en ningún caso” impedirá a los grupos “interpretar alguna de las piezas de Ortega Monasterio dentro de su repertorio”, si así lo desean. No obstante, Koldo Ortega Monasterio, nieto del autor, asegura a La Vanguardia que ha visto el repertorio que se interpretará y “no se cantará” ninguna habanera de su abuelo.
La familia considera que la decisión del Ayuntamiento “supone una gran injusticia, especialmente teniendo en cuenta que existe un procedimiento judicial en curso contra los responsables del documental —Anna Teixidor y la CCMA [Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals]— por sus manipulaciones y falsedades”, y recuerda que la demanda –en la que se pide un millón de euros por los perjuicios ocasionados– ha sido admitida a trámite y el siguiente paso será la celebración de la audiencia previa.
Se ha ignorado la inocencia ya declarada judicialmente”
“Nos preocupa enormemente que una institución pública como un ayuntamiento vulnere derechos fundamentales como la libertad y la presunción de inocencia, sin esperar a la resolución judicial”, arguyen los familiares. Y añaden: “No sólo es que no se haya respetado la presunción de inocencia, sino que se ha ignorado la inocencia ya declarada judicialmente, dado que las sentencias firmes de 1984 y 1985 ya declararon inocente a Josep Lluís Ortega Monasterio de estas mismas acusaciones”.
En su denuncia contra la periodista y la CCMA, la familia del compositor lamenta que los responsables del documental no contrastaran con ellos la información que iban a emitir ni mencionaran en ningún momento las dos sentencias que exoneraban de todas las acusaciones al compositor.
Un himno catalán
Los descendientes de Ortega Monasterio recuerdan que El meu avi se convirtió en un himno catalán durante los últimos años de la dictadura franquista gracias, en parte, a su sentimiento catalanista. En este sentido, consideran “sorprendente que su familiar consiguiera superar la censura de aquella época, permitiendo al público cantar una habanera que acababa con un ‘visca Catalunya’ y un ‘visca el català’, y que, en pleno 2025, un ayuntamiento decida censurar una canción que pertenece al pueblo”.
A su vez, aseguran sentir “una profunda indefensión frente a esta injusticia”, aunque advierten que lucharán “hasta el final” para restituir el honor de su pariente, que se “defendió en vida de esas mismas acusaciones y demostró que eran una venganza de militares reaccionarios contra un coronel [Josep Lluís Ortega Monasterio] que había salido de prisión gracias a la amnistía de 1976”.
Militar revolucionario
Sostienen que su único delito “fue ser un militar revolucionario, encarcelado inicialmente por sus vinculaciones con la UMD y por su carácter democrático y progresista”, y que una vez amnistiado, “se orquestó una emboscada” contra él, que culminó con su expulsión a través de un Tribunal de Honor.
“Se le acusaba exactamente de lo mismo que reprodujo TV3 en el programa Murs de Silenci, que se limitó a recuperar aquellos documentos manipulados sin contrastar ninguna información con la familia, pese a saber que había sido declarado inocente después de años de lucha judicial”.
Recuerdan que esa lucha logró por primera vez que en España se revocara un Tribunal de Honor, llegando el caso hasta el Tribunal Supremo. “Cuando finalmente ganó esa batalla, fue homenajeado por altos cargos socialistas, republicanos y catalanistas.
“Todo el mundo nos dice que hay que hacer algo”
La familia Ortega Monasterio no piensa quedarse de brazos cruzados. Koldo, nieto del compositor, afirma que “todo el mundo” les dice que hay que hay cantar El meu avi “de una manera u otra”, y que si se lo prohíben, con más ganas hay que cantarla. “Hemos recibido centeneras de mensajes dándonos ideas de cosas que hacer, como usar altavoces, repartir octavillas o hacer una campaña para rebelarnos contra esta injusticia”. No se cree que deje de cantarse para dar paso a otros clásicos, como dice el Ayuntamiento. Él no tiene entrada, pero asegura que asistirá a la cantada, que tendrá lugar el próximo 5 de julio, porque quieren realizar alguna acción. “Nos quedan 10 días para preparar algo y así hacer un homenaje a mi abuelo”.
Como colofón final a la cantada de este año, que se celebrará el próximo 5 de julio, se interpretarán tres clásicos de la habanera: La bella Lola (tema popular que se ha cantado junto a El meu avi durante mucho años para cerrar el acto); La gavina, de Frederic Sirés i Puig; y Mariner de terra endins, con letra de Narcisa Oliver y música de Josep Bastons.