Sevilla clausura esta tarde la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, una cumbre que se cierra con la firma por parte de los países participantes del llamado Compromiso de Sevilla, que establece nuevas vías de financiación y reformas fiscales globales, junto con metas ambientales. Sin embargo, el documento carece de carácter vinculante y deja muchas incógnitas sobre su aplicación, generando reservas entre organizaciones sociales.
A esto hay que añadirle la ausencia de Estados Unidos, que hasta ahora aportaba cerca del 40 % de la ayuda humanitaria global, y que a buen seguro limitará la posibilidad de implementar las propuestas. El encuentro deja un sabor agridulce entre los participantes, donde algunos críticos consideran que el texto final es “poco ambicioso” mientras otros lo califican como “frustrante y decepcionante”.
El acuerdo incluye, sin carácter vinculante, reformas fiscales y una nueva arquitectura de la deuda
En la cumbre, además de abogar por el multilateralismo como la mejor opción para hacer frente a las dificultades globales a las que nos enfrentamos (pobreza, desigualdad y crisis climática) en un momento en el que la cooperación internacional parece resquebrajarse, durante la Conferencia se han alcanzado importantes acuerdos. El Compromiso de Sevilla recoge medidas para reforzar la financiación del desarrollo mediante reformas fiscales que amplíen la base tributaria, combatan la evasión y mejoren la transparencia, reclamando a los países ricos que cumplan el compromiso de destinar el 0,7% del PIB a ayuda internacional.
También se acuerda impulsar una nueva arquitectura de la deuda que facilite reestructuraciones más rápidas y justas ante una carga global que supera los cuatro billones de dólares. Para ello, se creará un registro mundial de deuda y un grupo de trabajo con la ONU, el FMI y el Banco Mundial. El documento reafirma la defensa del multilateralismo, el respeto a los derechos humanos, la igualdad de género y la necesidad de aumentar la ambición climática, con más inversión en prevención de desastres y adaptación al cambio climático.
Pero el texto no satisface las necesidades de un mundo cada vez más dividido, que crece a ritmos diferentes y que no cuenta con el respaldo de todos los países aun cuando se trata de regiones con alta renta, tales como Reino Unido, Alemania, Francia y EE.UU. “Necesitamos más ambición y más valentía política para reorientar recursos allí donde son más necesarios. Sin voluntad real, este compromiso no cambiará la vida de millones de personas atrapadas en la desigualdad”, ha declarado en el acto de clausura el secretario general de la ONU, António Guterres, quien ha insistido en que “la brecha de financiación es una amenaza directa a la Agenda 2030”.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante el evento de la Conferencia sobre 'Sistemas tributarios justos'.
Por su parte, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha defendido el compromiso de España con la cooperación global. “Enviamos un mensaje claro al mundo: el multilateralismo es la única vía para construir un futuro más justo y sostenible”, declaró. “No podemos permitir que la inacción nos arrebate la oportunidad de forjar un planeta donde nadie se quede atrás. Los acuerdos alcanzados aquí son pasos cruciales, pero deben convertirse en saltos decididos. Es hora de que los billones de euros y dólares comprometidos se transformen en escuelas, en acceso a la salud, en protección climática para las comunidades más vulnerables. La justicia fiscal es la palanca fundamental para la justicia social y ambiental que tanto anhelamos. España seguirá liderando este camino”, ha expresado el presidente.
“La inacción no puede arrebatarnos la oportunidad de forjar un planeta donde nadie se quede atrás”, dice Sánchez
Muchas oenegés critican que los acuerdos carecen de mecanismos de aplicación obligatoria y la ausencia de EE. UU. resta credibilidad y alcance económico al plan. “La cumbre ha vuelto a demostrar que los líderes mundiales tienen discursos muy bonitos sobre justicia fiscal, pero luego no establecen calendarios concretos ni compromisos legalmente exigibles”, apuntaron desde Oxfam Intermón, toda vez que Greenpeace denuncia que “el documento final no menciona con claridad la necesidad de reducir las subvenciones a los combustibles fósiles ni aborda la crisis climática como un problema de justicia económica”. Estas “intenciones vagas” del texto, como ha apuntado ActionAid, se ven reflejadas en la falta de obligatoriedad para cumplir los acuerdos. “Si no hay obligaciones claras de condonación de deuda y mecanismos de redistribución, los países más pobres seguirán pagando la factura de un sistema roto”, han denunciado.
La marcada ausencia de EE.UU.
La negativa del Gobierno de Trump a participar en esta nueva reunión de dirigentes a nivel mundial ha supuesto un fuerte golpe, ya no sólo político sino también económico. Su ausencia, justificada por “profundas discrepancias” sobre el enfoque del documento, deja un vacío de financiación de miles de millones de dólares y fractura la unidad que se pretendía exhibir en estos días en la capital hispalense. La situación ha generado malestar entre las diferentes delegaciones, que ponen en duda la viabilidad del pacto sin el respaldo de la primera potencia mundial. La cumbre de Sevilla se despide con un texto que algunos califican de paso importante pero claramente insuficiente ante la magnitud de la crisis de financiación global. El multilateralismo ha resistido, pero no ha sido capaz de cerrar las divisiones más profundas.