La UB designará en breve a los tres expertos que investigarán el presunto acoso sexual cometido por el catedrático Flecha

Caso Flecha

La comunidad educativa se divide entre un alud de apoyos y de críticas al catedrático

12.03.2013, Barcelona Exposicio d art contemporani de la Fundacio Sorigue a l edifici historic de la UB. Claustre i pati de la UB Universitat de Barcelona. foto: Jordi Play

La UB ha retirado las funciones como emérito del catedrático acusado de coerción sexual

Jordi Play

La Universitat de Barcelona (UB) designará en los próximos días a los tres miembros que investigarán las “graves acusaciones” de carácter “sexual, vejatorio e intimidatorio” que once personas, hombres y mujeres, vierten contra el ex catedrático, Ramón Flecha, y el grupo CREA, adscrito a la UB hasta 2020, pero en el que participan numerosos profesores e investigadores de este campus.

Serán profesionales, dos mujeres y un hombre, con formación específica en violencia de género y acoso institucional, de dentro o fuera del campus. Los instructores tendrán libertad para practicar todas las pruebas que consideren necesarias dentro del marco de las competencias de la UB. No hay un plazo determinado para terminar la investigación, aunque el proceso puede   ser largo por el número de testimonios actuales, así como los que podrían añadirse, y el periodo en el que se investiga. 

La información previa acaba  con un informe firmado por esta comisión donde se recogen todas las pruebas, hechos considerados o no probados, y una propuesta de medidas (disciplinarias o de elevación a la Fiscalía). 

El caso Flecha es un “secreto a voces”, dice un profesor en una carta apoyada por la facultad de Educación

La UB ha encontrado la manera de responder a los hechos que el 2 de julio denunciaron 14 mujeres en varios medios de comunicación, presuntas víctimas de coerción sexual, abuso de poder y control emocional cuando eran becarias, doctorandas o investigadoras en el grupo creado por Flecha.

El pasado viernes, la UB, recibió la denuncia formal de las presuntas víctimas a través de sus abogadas en las que se describen conductas “muy graves” por parte de “CREA, de su líder y de otros miembros de este grupo”. La UB da crédito a la veracidad de estas acusaciones y ofrece confidencialidad a los denunciantes que ahora deben exponer personalmente su testimonio.  

Flecha, de 73 años de edad, dejó de ser director de CREA en 2006, dos años después de que se le denunciara por primera vez, pero ha estado vinculado al grupo desde entonces. La UB le ha retirado las funciones en su condición de emérito (que se le terminaba de forma oficial el 30 de septiembre) y ha asignado las tesis que estaba dirigiendo a otros profesores. Asimismo ha actuado en otros campos para desvincularse del todo del grupo CREA, un potente grupo de científicos dedicados inicialmente a la desigualdad educativa y, posteriormente, a la violencia sexual.

El campus también vigilará los mensajes que se difunden en las redes sociales y denunciará aquellos que considere delictivos. Lo cierto es que el caso Flecha ha estallado en la comunidad educativa y científica de generando un alud de mensajes a favor y en contra del catedrático que se especializó en violencia sexual. “Siempre que he apoyado a víctimas que me lo han pedido, quienes las agreden me han amenazado con diferentes palabras, pero con el mismo contenido: que si las apoyaba me destruirían inventándose todo lo que fuera instrumentalmente eficaz para hacerlo”, se ha defendido Flecha en la red X.

Pero la ola en su contra va in crescendo. La Generalitat retiró la semana pasada el reconocimiento a la trayectoria académica de la profesora de sociología Marta Soler, actual directora del grupo, al no disponer de “información necesaria para valorar con garantías la idoneidad de la candidatura”. Cientos de profesores se han sumado al manifiesto de la Asamblea Feminista de la UB en la que piden una investigación independiente como la que ahora ha acometido el campus. También lo ha hecho la junta de la facultad de Educación de la UB.

Ramón Flecha ya fue denunciado en 2004 y 2016 por presuntas “prácticas sectarias y sexuales impropias en un grupo de investigación”. La fiscalía archivó ambos casos. Los denunciantes actuales expresan comportamientos similares a aquellas denuncias y que se habrían producido durante los últimos 20 años. “Once personas describen conductas de carácter sexual, vejatorio e intimidatorio”, señala el comunicado de la UB, conductas que “no son sólo contrarias al código ético interno sino que, si se confirman, pueden ser delictivas”.

El catedrático emérito de la UB, Jaume Trilla, ha enviado una carta a la facultad de Educación que la ha colgado en su web, en la que señala que los diferentes responsables de la UB en las pasadas décadas conocían los rumores “persistentes” de hechos graves supuestamente cometidos por miembros de CREA en el sentido de prácticas sectarias y de toma de poder en diferentes ámbitos universitarios. 

Trilla, en su misiva, apunta que era “un secreto a voces” y que las autoridades actuaron, algunas con cierta responsabilidad, y otras con inhibición o, incluso, con complicidad. Fiscalía y el entonces Síndic de Greuges de la UB recomendaron investigaciones internas que no se produjeron.

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