La llamada turismofobia es una moneda de dos caras. Por un lado, están quienes protestan por la llegada masiva de visitantes, que arrebatan a los ciudadanos sus espacios cotidianos. Por otro, están los modelos económicos de las mismas ciudades, dependientes del turismo. España, como país, tiene una dependencia económica del turismo muy alta —en 2024 llegaron al país 94 millones de turistas— y no en todo sus puntos los visitantes son bien recibidos. Pero hay lugares en lo que sucede todo lo contrario.
Así opina Paul Richardson, colaborador de The Times y residente en España desde 1989, que ha propuesto en el rotativo británico siete enclaves españoles que “no solo toleran el turismo, sino que están encantados de recibir más”. Richardson contrapone estos destinos con otros —y cita textualmente a Barcelona, San Sebastián y Palma de Mallorca— en los que el turismo se enfrenta a “españoles furiosos disparando con pistolas de agua a los visitantes en señal de protesta”.
Reflejo de la Basílica de El Pilar en el Ebro.
Como primera alternativa, The Times escoge a Zaragoza como “principal recomendación como sustituto de Barcelona”. De la quinta ciudad más grande de España, el texto destaca “la arquitectura medieval del casco antiguo y la bulliciosa escena de vino y tapas del barrio de El Tubo”. En la vertiente artística, recomienda “las obras de Francisco de Goya, natural de Aragón, en el Museo Goya”
Turistas hartos de turistas
El diario inglés describe Jaén como “una Sevilla sin tiendas de souvenirs”
En segundo lugar se ubica a Jaén. “No es exactamente Sevilla”, dice The Times, pero “tiene encantos propios, además de una presencia turística tan baja que los sevillanos estresados solo pueden soñar con algo así”. La catedral renacentista, el baño árabe medieval y su “laberinto de callejuelas encaladas, iglesias, conventos y tabernas con solera” dibujan para Richardson “una Sevilla sin tiendas de souvenirs”.
Vista de la Bahía de Santander desde el interior de la Caseta de Bombas.
De Castro a San Vicente
Cantabria contiene “varias de las playas más prístinas del país”
El tercer y cuarto lugar son para una capital y una región del norte de España. La primera es Vitoria-Gasteiz, que “ofrece una escena de pintxos que rivaliza con la de San Sebastián” y una fiesta, la Virgen Blanca, “que puede superar en diversión a los Sanfermines de Pamplona”. Destaca igualmente el cinturón verde de campos y bosques “cuidadosamente preservados” que rodea el centro.
Fachadas de edificios en Vitoria-Gasteiz.
Como región, The Times se detiene en Cantabria, “un destino veraniego que muchos prefieren mantener en secreto”. De la provincia describe “las colinas verdes, picos imponentes, pueblos rústicos, ciudades históricas y varias de las playas más prístinas del país”, y menciona Santander —“una ciudad en la que merece la pena pasar al menos unos días”— Laredo, Castro Urdiales, Arnia, Oyambre y “la surfear” Somo.
Tres destinos completan la lista: La Palma (Canarias), que “ha resistido el turismo excesivo y combina placeres sencillos con emociones de gran escala”; Murcia, donde puede hallarse “mucho de lo que convierte a Valencia en un destino muy popular” pero sin “señales de fatiga turística”; y, por último, Guadalajara, de la que The Times asegura que “que sufre de infra-turismo”.
