Catalunya necesita médicos

Catalunya necesita médicos. No es una opinión ni una exageración: es una realidad constatable, compartida en Europa y fruto, entre otros factores, del aumento sostenido de la demanda sanitaria, por el incremento de la población, el envejecimiento y la cronificación de enfermedades. Eso ha tensado todos los sistemas de salud, pero aquí nos impacta con más fuerza. Nuestro sistema destaca por una red de atención primaria y hospitalaria extensa. Catalunya es uno de los territorios europeos con más hospitales por millón de habitantes, hecho que contribuye a una alta resolución y que también exige más profesionales para garantizar la sostenibilidad.

En los últimos 20 años, Catalunya ha ganado más de un millón de habitantes. Pero el número de médicos no ha aumentado en la proporción necesaria. Se suma otro factor totalmente previsible: solo entre el 2023 y el 2026 casi 4.000 médicos llegan a la edad de jubilación. Hace años que arrastramos un déficit acumulado entre los médicos que formamos y los que perdemos por jubilación. Y, mientras tanto, el número de plazas de grado de Medicina y de formación especializada (mir) se ha incrementado muy poco. Este de­sajuste no es ni reciente ni inesperado: es el resultado directo de una falta persistente de planificación y de decisiones políticas.

Solo un tercio de los nuevos colegiados en el 2024 se formaron en universidades catalanas

Acceder al grado de Medicina en Catalunya es extremadamente difícil. Además, el hecho de tener un distrito universitario único en todo el Estado genera un efecto sorprendente: el 40% de las plazas de Medicina en las universidades catalanas son ocupadas por estudiantes de otras comunidades, que, curiosamente, alcanzan mejores notas de bachillerato y de acceso a la universidad que los formados en Catalunya. No solo tenemos pocas plazas, sino que estamos formando médicos que, en buena parte, se marcharán. Es hora de plantearnos cambios profundos.

Y pasa el mismo con la formación mir: muchos médicos graduados en universidades de otros países y comunidades vienen a especializarse a Catalunya. Tenemos una gran capacidad de atracción para la formación, pero muchos de estos médicos no se quedarán en Catalunya, entre otras razones, por el elevado coste de vida.

La realidad es que solo un tercio de los nuevos médicos colegiados el año pasado en Catalunya se habían formado en universidades catalanas. Por otra parte, nuestro sistema ha incorporado médicos procedentes de países extracomunitarios, con recorridos formativos diferentes, que a menudo tienen grandes dificultades para homologar sus especialidades.

No es una cuestión ideológica. Se trata de garantizar que el sistema sanitario catalán tenga los profesionales que necesita. Por eso hay que revisar el sistema de acceso al grado y la oferta de mir y establecer un modelo de planificación a largo plazo.

Hoy faltan médicos especialistas. Dentro de diez años, quizá no, si lo hacemos bien ahora. Pero si no planificamos, el colapso se puede volver estructural.

Para revertir la situación tendremos que hacer cosas diferentes. Más allá de titulares que generan desconcierto y distracción sobre si faltan médicos o si están lo bastante bien pagados, la respuesta es obvia. Nos convendría centrar todas las energías a encontrar soluciones. No hacerlo es una maniobra de distracción.

Hace falta una clara mejora de la financiación, cambios organizativos que den más peso a los médicos, mejora de las condiciones profesionales y laborales y un nuevo contrato social. La situación es crítica. El sistema sanitario lo sostienen los profesionales, también los millares de médicos de otros lugares que vienen a trabajar. Sin el esfuerzo y el compromiso de los profesionales, el sistema habría colapsado. No perdamos más tiempo.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...