Una donación anónima salva la iglesia gótica de un pueblo de siete habitantes

La España vaciada

El donante, que ya no vive en el municipio, fue bautizado en el templo hace 70 años

iglesia Fuenteodra (Burgos)

Los andamios y las grúas regresaron en el 2020 para consolidar la nave central 

HN

Símbolo de lo mejor y lo peor de la España vaciada, Fuenteodra, un pequeño pueblo de Burgos que toma su nombre del río Odra, en la comarca de Páramos, tiene una iglesia del gótico tardío. Esta joya arquitectónica de más de cinco siglos de antigüedad estuvo a punto de derrumbarse después de años de abandono. Salvarla de la ruina parecía un reto inalcanzable para un municipio con tan solo siete vecinos censados, pero precisamente vecinos así aún mantienen viva la esperanza.

La iglesia de san Lorenzo Mártir, que ya había superado lo peor, acaba de recibir una generosísima donación anónima que le dará el último empujón. Diferentes campañas de micromecenazgo que se pusieron en marcha a partir de la pandemia ya habían impedido que su deterioro avanzara. En el 2020, después de que el templo llevara más de tres lustros cerrado por su penoso estado, las grúas comenzaron a regresar al municipio para consolidar la nave central.

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#LaSalvemos3.0 Iglesia de Fuenteodra 

Hammer Dron

Fue un milagro con nombre y apellidos, concretamente siete nombres y apellidos, los siete vecinos de Fuenteodra, que contaron con la ayuda de dos instituciones culturales: Manapites e Hispania Nostra. La primera la crearon ellos mismos; la segunda se les ofreció de forma altruista como trampolín. Hispania Nostra es una entidad sin ánimo de lucro y de utilidad pública, que trabaja desde 1976 en la defensa y promoción del patrimonio cultural y natural. Gracias a sus campañas se han salvado numerosas maravillas.

Uno de esos tesoros es la catedral del páramo, en Villamorón, también Burgos, aunque el radio de acción de Hispania Nostra no se limita ni mucho menos a las dos Castillas. Los vecinos de Fuenteodra, con un ingeniero forestal a la cabeza, Javier Maisterra Muñoz, que también preside la asociación Manapites (llamada así por una fuente del Odra), explican que el prodigio tiene en realidad más nombres y apellidos, los de quienes han participado en las distintas campañas de donación.

Uno de estos donantes, y no uno cualquiera, permanecerá en el anonimato por su expreso deseo. La última fase de restauración de la parroquia de san Lorenzo Mártir precisaba de al menos 46.331 euros. Las obras costaban en realidad 135.000 euros. El 65% de dicha cantidad procede de la Junta de Castilla y León, pero el 35% restante (esos 46.000 euros) correspondían a la otra parte. ¿Cómo obtener tanto dinero? ¿Sería suficiente con Hispania Nostra y otra campaña de micromecenazgo?

Y no solo ha sido suficiente, sino que ha sobrado dinero, que se destinará a otras mejoras. A los pocos días del inicio de la nueva recaudación ya se superó con creces el objetivo. Un donante anónimo aportó 100.000 euros de su bolsillo. No ha querido que su identidad trascienda, aunque en Fuenteodra le harán un discreto homenaje cuando los trabajos de rehabilitación terminen. Solo se sabe que ya no vive en este pueblo, aunque nació aquí y fue bautizado hace 70 años en su iglesia.

El interior de la iglesia

El interior de la iglesia 

HN

“Con el dinero de la donación podría haberse comprado un coche o disfrutar de una jubilación más tranquila, pero ha preferido luchar contra el olvido y el abandono de esa triste España vaciada que lo devora todo”, explican los miembros de la asociación cultural Manapites”. Su generosidad permitirá la restauración íntegra de la torre y el campanario de san Lorenzo Mártir. Una grieta de varios centímetros (“cabe con holgura la mano de un adulto”) la recorre de arriba a abajo.

Los trabajos no solo permitirán reforzar los muros y evitar el desplome de la estructura, que parecía condenada a desparecer. También cementarán la esperanza. Fuenteodra ha aparecido en numerosos periódicos y televisiones, nacionales e internacionales, demostrando que siete personas pueden poner en marcha un proyecto colosal en una España vaciada, sí, pero ni derrotada ni resignada.

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