Una institución religiosa, vinculada a la Iglesia, con novicias, actividad pastoral y que funcionaba como una orden, aunque no lo era, acaba de ser desautorizada e intervenida por la Archidiócesis de Madrid. Las Hijas del Amor Misericordioso, en el centro de una polémica que incluye acusaciones de abusos y de funcionar como una secta, entre otras denuncias, han perdido incluso a su superiora, María Milagrosa Pérez Caballero.
En una decisión sin precedentes, la Iglesia ha decretado la salida “como medida temporal” de Marimi, como se la conoce. La Archidiócesis toma muchas precauciones a la hora de calificar la organización que presidía, a la que se refiere como “una asociación pública de fieles”. Pero, según se desprende de las propias medidas cautelares ahora adoptadas, era algo más que una “entidad”, otra de las fórmulas utilizadas.
El comunicado de la Archidiócesis
Las Hijas del Amor Misericordioso, que se refieren a sí mismas como las HAM, recibieron la aprobación en el 2007 del entonces arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela. Se presentaban como “un referente de espiritualidad” y pronto sus retiros espirituales cobraron notoriedad en Madrid, donde la agrupación comenzó con unas 15 jóvenes, una cifra que en la actualidad se ha cuadruplicado.
A partir de ahora, la asociación “no podrá admitir nuevas vocaciones ni continuar los procesos formativos de postulantes y novicias de primer año”, aunque el resto (la mayoría, de menos de 30 años) sí podrá “seguir su proceso de formación” bajo la autoridad de la nueva comisaria. La Iglesia se refiere así a Pilar Arroyo Carrasco, que “asume el gobierno de la entidad por un periodo inicial de un año, prorrogable”.
Las acusaciones
¿Abandono a Dios o control mental?
Las HAM tienen una comunidad laica de unos 300 integrantes y presencia en Madrid capital, Getafe, Toledo y Sevilla. El “gobierno anterior de la entidad”, como la llama la Archidiócesis de Madrid, promovía “la confianza en Dios y el abandono a su voluntad”. Las denuncias de las familias, sin embargo, sostienen que ese supuesto abandono encubría en realidad “técnicas de dominación y control mental”.
Varias familias han denunciado que sus hijas ingresaron en la asociación (que desarrollaba una importante labor de proselitismo en YouTube) y que no saben nada de ellas desde hace un año, coincidiendo con el incremento de las denuncias por supuestos lavados de cerebro, abusos y otras irregularidades. Pilar Arroyo Carrasco, religiosa de las Hijas de la Caridad de Santa Ana, fue precisamente una de las visitadoras o inspectoras designadas para investigar el caso.
La investigación, “realizada a raíz de las numerosas denuncias recibidas”, admite la Iglesia, aprecia la “verosimilitud” de tales acusaciones “en aspectos cuya competencia pertenece al dicasterio para la doctrina de la fe”. La sección disciplinaria de este organismo, que debe “promover y proteger la integridad de la doctrina católica”, es la que ha actuado ya contra las monjas cismáticas del convento de Belorado (Burgos).
