La explosión de fauna de la primavera obliga a sacrificios masivos de animales

Colapso en los centros de recuperación

El Govern ha ordenado no atender las especies no protegidas, denuncian los ecologistas

Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Torreferrussa. Un trabajador alimenta a una abubilla en las instalaciones del centro..

Un trabajador del centro de recuperación de fauna salvaje de Torreferrussa, en Santa Perpètua de Mogoda, alimenta a una abubilla

Mané Espinosa

Más lluvia, más vegetación, más animales. Más animales heridos que llegan a los centros de recuperación de fauna catalanes, que en las últimas semanas han quedado saturados y desbordados y se han visto obligados a aplicar políticas muy selectivas en la distribución de recursos. Las organizaciones ecologistas denuncian sacrificios masivos, especialmente de aves.

Sólo en el gran centro de Torreferrussa, en Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental), han entrado a fecha 31 de julio 15.629 animales heridos. Ya son más que en todo el año anterior, cuando atendieron a 15.334. Sólo en un día de este verano hubo 350 ingresos, cuando la media diaria es de unos 70. Más o menos la mitad de los animales que llegan a Torreferrussa no sobrevive. Ese 50% se divide entre los que llegan moribundos y los que se deben eutanasiar: unos 3.500 el año pasado.

En el centro de fauna de Torreferrussa han superado ya la cifra de animales atendidos en todo el 2024

Las proporciones son similares en los otros dos centros públicos catalanes de recuperación de fauna, que gestiona la empresa Forestal Catalana. Aiguamolls de l’Empordà tiene unos 2.800 ingresos y 1.300 retornos a la naturaleza, y realiza unas 300 necropsias y 150 informes periciales cada año. En Vallcalent, los ingresos son 5.000 y los que se liberan entre 1.500 y 2.000. En números globales, los animales que regresan a la naturaleza son algo menos de la mitad de los que ingresan heridos, que suman unos 23.000.

Los ingresos crecen año a año, producto a la vez de una mayor concienciación social y del cambio climático. Las olas de calor golpean especialmente a las aves que nidifican en zonas urbanas, como los vencejos, cuyos polluelos saltan del nido cuando no pueden resistir la temperatura. Este verano, el tercer ingrediente de la tormenta perfecta ha sido una primavera lluviosa que ha provocado una explosión de fauna. Al disponer de más alimento, los animales se han reproducido más.

Las lluvias de la primavera, las olas de calor y la mayor concienciación social han disparado los ingresos de animales heridos

Un audio de WhatsApp recibido por este diario hace pocos días denunciaba el “colapso” que sufrían los tres centros y cómo se estaba dejando morir a los animales por falta de recursos. Esta situación, según dos fuentes de los trabajadores del sector, ha causado una quincena de bajas laborales.

Xavier Jiménez, presidente del Grup d’Estudi i Protecció dels Ecosistemes del Camp (GEPEC) y representante de Ecologistes de Catalunya, la federación de entidades catalanas, denuncia que este verano, “con la entrada masiva de animales en los centros de recuperación, se ha producido una situación en que una parte importante no han podido ser atendidos”. “Tenemos constancia también –añade– de directivas de la Generalitat para que algunos servicios que deben hacer los centros de recuperación no se hagan”.

Jiménez sostiene que hay órdenes de no incubar y hacer nacer artificialmente los huevos de especies protegidas, pero no amenazadas. “Es habitual que en época de cría se retiren por ejemplo huevos de cigüeña de lugares que suponen un peligro. Se deberían llevar a centros de recuperación, están preparados. Nos constan instrucciones del responsable del Servei de Fauna i Flora para que no se incuben. Y nos consta que, mientras, tienen las incubadoras paradas y sin utilizar”, asegura.

Desde el departament de Territori niegan que se haya dado ninguna instrucción de sacrificar ni eutanasiar animales: “Sólo se aplica la eutanasia a animales que están muy mal, para evitar su sufrimiento”. Aducen asimismo que “se intenta atender a todos los huevos que llegan; no obstante se prioriza la incubación de huevos de especies amenazadas como el alimoche, el águila perdicera o el chorlitejo patinegro, frente a otras que no lo están y que tienen una mayor presencia en el medio”.

La Generalitat admite que “se prioriza la incubación de huevos de especies amenazadas”

En una visita a las instalaciones de Torreferrussa, su jefe de hospitalización, el veterinario Rafael Molina, defiende que “no es un sanitario ni un zoológico, es un hospital veterinario, en el que actuamos con criterios estrictamente técnicos”. “Entre un 20 y 25% de los ingresos son animales sin solución, que no podemos devolver a la naturaleza, y son eutanasiados”, detalla. Niega asimismo que exista ninguna orden para sacrificar masivamente animales, sino que se intenta recuperar a los que pueden ser devueltos a su entorno, en especial las especies protegidas o en riesgo de extinción. Sólo mantienen en cautividad a animales que no pueden ser liberados si son útiles para la reproducción en cautividad o para estudios científicos.

“Podemos explicarlo también en positivo: aquí recuperamos y devolvemos a la naturaleza a 7.000 animales cada año”, dice.

Sobre el rescate de las puestas de las aves, Molina aduce que “la mayor parte de los huevos que nos llegan están ya muertos. Aplicamos técnicas de transiluminación para comprobarlo. Nuestras incubadoras desde luego que funcionan, cuando es necesario”.

El 90% de animales en Torreferrussa son aves, un 5%, mamíferos y otro 5%, reptiles. Mayormente, la tortuga de Florida, que ha conquistado los medios lacustres desde los acuarios domésticos. “Son un problema medioambiental gravísimo, las sacrificamos de cien en cien”, expone Molina.

Desde hace unos años existe un acuerdo con clínicas veterinarias para que recojan animales heridos. Dos veces al día, un equipo de chóferes de Torreferrussa hace la ronda. En las enormes jaulas del recinto, docenas de cernícalos, autillos, mochuelos, azores y otras especies vuelan de poste en poste a la espera de muscular antes de volver a la naturaleza. “La sensación es que siempre falta gente, claro”, dice Molina.

Se ha reforzado el personal, pero “la sensación es que siempre falta gente, claro”, dice el veterinario Rafael Molina

El veterinario recuerda que cuando se trata de fauna urbana, el responsable de dar salida al problema que supone un animal herido es el ayuntamiento correspondiente. Pero es habitual que se derive a Torreferrusa, que actúa como centro de la gran corona de Barcelona, donde “la sensibilidad popular con los animales es muy grande”, en opinión de Molina.

Desde el ámbito ecologista, Jiménez denuncia que, tras una primavera como esta, “los refuerzos de personal se han contratado tarde y mal, a menudo con personal no preparado, y eso ha hecho que una parte importante de animales haya muerto. Es grave. Los centros deben hacer previsión de entradas y del personal que necesitan”. Torreferrussa ha tenido un refuerzo, habitual en primavera y verano, de diez personas. Animales como los murciélagos necesitan comer cada tres horas.

Jiménez cuestiona con severidad que la recuperación de la fauna de la Generalitat “está gestionada por Forestal Catalana S.A., una sociedad anónima. Las empresas, y esta no es una excepción, lo que hacen es abaratar costes y aumentar beneficios, convirtiendo la recuperación de la fauna salvaje y la conservación de la biodiversidad en un negocio”.

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