Jornadas de 21 horas sin descanso para apagar fuegos desbocados: “Estamos agotados”

La factura de la extinción

Bomberos desplegados en Galicia y  Castilla y León narran su dura experiencia en los últimos incendios

Un bombero, exhausto, tras una jornada maratoniana en los trabajos de extinción de los fuegos de Ourense

Un bombero, exhausto, tras una jornada maratoniana en los trabajos de extinción de los fuegos de Galicia  

MIKEL KONATE/ REUTERS

El desgaste físico y mental de los cientos de profesionales que trabajan sin descanso desde hace más de diez días en la extinción de los incendios que asolan media España ha llegado a su punto máximo. 

Lo cuentan a La Vanguardia bomberos que trabajan en los fuegos de Galicia y Castilla y León. Relatan jornadas de hasta 21 horas sin parar. Con la impotencia, además, de ser plenamente conscientes de que con los medios humanos y materiales de los que disponen ha sido imposible contener y dominar esas llamas.

Un drama que esos profesionales viven ahora con un dolor añadido tras la muerte de uno de sus compañeros: Nacho Rumbao, fallecido este domingo 17 de agosto en Espinoso de Compludo, en la comarca del Bierzo, al precipitarse por un terraplén el camión motobomba que conducía. Siniestro ocurrido cuando este bombero de 57 años y natural de Soria regresaba, fatigado, a su base tras haber participado en esas duras tareas de extinción.

Tengo compañeros que salieron a las cinco de la mañana de su base y se fueron a dormir a las doce la noche de ese día”

Jorge del CastilloBombero Castilla y León

“Estamos agotados”, afirma Jorge del Castillo, bombero de Castilla y León. De los veinte días de este agosto, este profesional ha estado activo 16 jornadas. “Tengo compañeros que salieron a las cinco de la mañana de su base y se fueron a dormir a las doce la noche de ese día”, revela. Turnos inhumanos. 

Jorge del Castillo, bombero de Castilla y León, no esconde su alegría, en medio del estrés por los trabajos de extinción, tras rescatar un gato en un pueblo amenazado por las llamas

Jorge del Castillo, bombero de Castilla y León, no esconde su alegría, en medio del estrés por los trabajos de extinción, tras rescatar un gato en un pueblo amenazado por las llamas

JdC

Raúl Mena, bombero de Andalucía, reafirma que las jornadas de trabajo en los incendios del noreste de España “han sido brutales por la falta de personal”.

Trabajar 14 horas seguidas en la extinción de un incendio “no hay quien lo aguante, por muy preparado que uno esté; pero conozco compañeros que estos días han estado a pie de monte 21 horas seguidas y a la jornada siguiente, tras un breve descanso, otras 17 horas”, afirma Mena.

No hay efectivos suficientes y, por lo tanto, no se pueden hacer relevos ni hay refresco”

Mariano SanzSecretario Salud Laboral CCOO

La explicación al drama que viven estos días los equipos de extinción cae por su propio peso: “No hay efectivos suficientes y, por lo tanto, no se pueden hacer relevos ni hay refresco”, denuncia Mario Sanz, secretario sindical de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de Comisiones Obreras (CCOO).

“Los operativos -añade- están saturados y el estrés físico y mental de esos profesionales ha llegado a su máximo, al añadirse en este caso la impotencia de ver que con los medios disponibles no se pueden frenar esas llamas”.

Raúl Mena no puede ser más gráfico al describir lo vivido por esos bomberos los últimos días: “Esto es lo más parecido a una guerra; tienes que atacar el fuego por los flancos para llegar a su cabeza, pero con perímetros de 150 kilómetros ardiendo habría que multiplicar por cuatro los efectivos desplegados para poder parar esas llamas”.

“Esto es lo más parecido a una guerra; tienes que atacar el fuego por los flancos para llegar a su cabeza, pero con perímetros de 150 kilómetros eso es imposible sin efectivos”

Raúl MenaBombero de Andalucía

Conscientes de que con los medios que se disponen es imposible, como se ha visto, detener la voracidad de estos incendios, los operativos -es una estrategia cada vez más repetida por la extrema voracidad de estos fuegos- se centran en proteger zonas habitadas. 

Se deja que el bosque se queme y los esfuerzos se concentran en proteger personas y casas. Con más afectivos y medios, apunta Jorge del Castillo, con más de 20 años de experiencia, “la estrategia sería diferente e igual en vez de quemarse 50.000 hectáreas arderían solo 10.000; pero si solo hay efectivos para defender zonas habitadas, la evolución del fuego en el bosque ya no se puede parar”.

Ángel Morales, compañero granadino de Jorge Fernández, en el centro coordinando operativos en los incendios de Galicia

Ángel Morales, bombero granadino movilizado en Galicia, en el centro, coordinando a voluntarios en los incendios de esa comunidad 

MIKEL KONATE/REUTERS

Jorge del Castillo confirma que la virulencia de las llamas de los incendios de Castilla y León y Galicia ha desbordado a los equipos de extinción. “Más de un día hemos tenido que buscar refugio en zonas seguras (áreas ya quemadas) para no ser alcanzados por las llamas”. Poco más pueden hacer: dejar que el fuego avance sin ponerse ellos en peligro.

Pese a todo -estos bomberos no esconden el dolor por ver cómo el incendio avanza sin poderlo parar- siguen a pie de bosque, jugándose la vida por sueldos o un reconocimiento nada acorde con el trabajo que realizan. 

Raúl Mena, con 30 años de servicio, lamenta que se explique poco “el trabajo que hacemos; la ciudadanía tiene que saber que lo damos todo, aunque a veces la situación nos desborde, en estos operativos.

La falta de un protocolo general provoca mucha descoordinación cuando hay bomberos de diferentes comunidades”

Jorge FernándezBombero de Granada movilizado en Galicia

Otra realidad que los últimos incendios de España han dejado otra vez al descubierto es la dificultad para coordinarse cuando a las tareas de extinción se suman bomberos de diferentes autonomías. Lo corrobora Jorge Fernández, bombero de Granada, de 42 años y que lleva en este oficio desde los 21. Ha estado varios días apagando fuego en Oruense y Lugo.

Jorge Fernández, de Granada, ha sido movilizado en Galicia. En la imagen provoca un incendio para abrir una zona segura

Jorge Fernández, de Granada, ha sido movilizado en Galicia. En la imagen provoca un incendio para abrir una zona segura 

MIKEL KONATE/ REUTERS

Trabajar jornadas de 15 horas ininterrumpidas ha sido, para este profesional andaluz, lo de menos. A eso ya está acostumbrado. Lo que lamenta, y esto lo sabe ya por experiencia, es que cuando se desplazan a otra comunidad “tengamos que trabajar con herramientas o estrategias diferentes a las que estamos acostumbrados”. 

A Jorge le ha vuelto a pasar en Galicia y ese galimatías de protocolos, en función de la comunidad, “genera muchos problemas a la hora de coordinarse”, lamenta. Igual que le duele que una vez pasada esta crisis “nadie volverá a acordarse de nosotros y otra vez nos abandonaran las administraciones”, augura. 

Comisiones Obreras exigió ayer dimisiones por la gestión de los incendios en Castilla y León

Comisiones Obreras exigió ayer dimisiones por la gestión de los incendios en Castilla y León

EFE

Lo denunciado por Jorge Fernández lo corrobora Mariano Sanz, secretario sindical de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de Comisiones Obreras (CCOO). “En este país tenemos 17 operativos o protocolos diferentes en la lucha contra los incendios -afirma- y eso hace muy difícil la coordinación cuando acuden a uno de esos fuegos bomberos de diferentes comunidades”. 

Asignatura pendiente

Solo el 12% de la superficie de bosque y monte bajo de España cuenta con políticas de planificación forestal

Para Mariano Sanz lo ocurrido este mes de agosto en el noreste y sureste de España “no es un hecho excepcional”. Augura que estos grandes incendios “han llegado a nuestro país para quedarse”. 

No vale, añade, fiarlo todo a la extinción, pues se ha demostrado que esos incendios de última generación son incontrolables. El líder sindical repite que la solución al problema está en la prevención “y en la planificación forestal”. 

Y aporta un dato preocupante: “En España solo el 12 por ciento de la superficie cuenta con medidas de planificación forestal”. Así que el resto de esos bosques y monte bajo son hoy un polvorín preparado para explotar. 

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...