Hombres compartiendo fotos de sus mujeres: “Es machismo, no perversión”

Escándalo en Italia 

La psicóloga y experta en violencia sexual Alba Alfageme explica el fenómeno por el que 32.000 hombres compartían fotos de sus mujeres sin su consentimiento en una página de Facebook

A man in glasses lies in bed, illuminated by the soft glow of his smartphone screen. He appears focused and relaxed while scrolling before sleep, wrapped in a blanket.

Los participantes se han excusado diciendo que solo era una broma, un juego entre hombres

Thanasis Zovoilis / Getty

¿Qué les pasa a los hombres? ¿Cómo es posible que miles de hombres compartan en un chat imágenes de sus propias parejas durmiendo, en la playa, en ropa íntima, para que el resto de participantes dejen sus comentarios? Esto es lo que ha pasado en Italia, en una página de Facebook, La mia moglie, con casi 32.000 participantes y que Meta ha cerrado después de la presión de grupos feministas y tras seis años de funcionamiento. ¿Es un caso aislado?

Una de las máximas especialistas en violencia sexual en nuestro país, la psicóloga Alba Alfageme, da respuesta a ésta y a muchas otras preguntas que suscitan este caso que está conmocionando Italia con el estupor que manifiestan las esposas fotografiadas.

“Esto no es un caso aislado ni único, ha habido otros también con miles de hombres. Y no es perversión. El machismo tiene una gran capacidad para adaptarse y reconfigurarse y en estos espacios digitales encuentra una nueva forma para reproducirse y amplificarse”.

A su juicio, algunos hombres no se esconden pero la mayoría no se atrevería, en la vida diaria, a mostrar ciertas conductas. Saben que está mal, pero en el fondo sienten que el cuerpo de sus mujeres les pertenecen, también las imágenes, y no se plantean el tema del consentimiento ni del respeto.

Explica que muchos son hombres normales y corrientes, con una igualdad aprendida, saben cómo tienen que comportarse, qué decir para que se vea que respetan la igualdad de géneros. Es el marido, el padre, el profesor modélico... que, por la noche, se conecta a la plataforma. Por eso, las mujeres italianas, al descubrir lo que ha sucedido con la página de Facebook, se asombran: “¿Cómo puede ser después de 16 años de matrimonio?”.

Ellos saben que actúan mal, pero se desinhiben al calor de la compañía de miles de hombres, al principio con precaución, pero pasa el tiempo y no sucede nada, y se van traspasando líneas rojas. Son miles los que piensan igual.

“Funcionan porque existe el sentimiento de pertenencia a un grupo que tiene el poder, poder sobre la mujer”

“Estas plataformas son el síntoma de una complicidad masculina, tóxica, que se refuerza en el sentimiento de pertenencia a un colectivo que tiene el poder”, sostiene Alfageme.

Los maridos, en el caso italiano, al ser descubiertos, han minimizado lo ocurrido. Dicen que ha sido una broma, un juego entre hombres, que lo hacían para presumir. Tratan de que no se vea como un vulneración del derecho del otro a decidir si quiere que suba imágenes de su persona, compartirla en una plataforma de hombres, y que esa foto quede en la memoria digital. No ven el dolor que han provocado. 

Una esposa manifestaba: “Me dijo que no significaba nada, que era un juego. Pero ¿cómo puede ser un juego tomar fotos privadas, momentos de la vida real, y compartirlos con desconocidos? Tenemos tres hijos y casi 16 años de matrimonio, y descubro que mi vida ha sido expuesta como si fuera un objeto. Me siento traicionada de una manera que apenas puedo explicar. No es solo dolor, es vergüenza, rabia, asco. Es como si toda certeza en mi existencia se hubiera derrumbado. Y lo peor es que él no lo entiende, no ve la gravedad del asunto”.

Los hombres que participan en estas plataformas, sigue explicando la psicóloga, construyen mecanismos de defensa y se excusan sobre su comportamiento (los acusados de violar a Gisèle Pelicot dijeron que el marido era el culpable, les incitó a ir y les dijo que ella lo sabía).

Alba Alfageme, experta en violencia sexual

Alba Alfageme, experta en violencia sexual

Mar Duran

“La plataforma es un síntoma de un machismo que está en todas partes, es un machismo estructural”, continúa la experta. Pone el ejemplo de un anuncio de Tik-Tok de una microcámara que se publicita con la imagen de una mujer en una cama que no sabe que está siendo grabada. Se normaliza en grupos de Whatsapp en los que se producen comentarios machistas (un revolcón con una conocida del grupo la anoche anterior) sin que los miembros que se sienten incómodos al oírlo lo expresen.

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“Las redes sociales se construyen en nuestra cultura, y amplifica las relaciones de poder entre hombres y mujeres”, afirma. Lo peor es que los chicos jóvenes se radicalizan gracias a estos algoritmos. La pornografía los busca desde niños para que la consuman de adultos. La pornografía es un 80% de violencia sexual. Se deshumaniza al otro y se le convierte en un objeto. “Estos espacios, como el italiano, son nidos de una masculinidad tóxica, violenta. Los participantes argumentan que los hombres no tienen un problema, lo tiene el feminismo, un feminismo de piel fina: “total, mujer, si solo es una imagen”.

Alfageme indica que justifican sus actos llevándolo al campo de la moralidad porque la moralidad es algo discutible. Pero no es un tema moral, es de derechos: derecho a la intimidad y a la propia imagen.

“El machismo halla en los espacios digitales una nueva forma para reproducirse y amplificarse”

En su opinión, las plataformas deberían estar más controladas, deberían autorregularse. también otras instituciones deberían colaborar como las políticas (con leyes) y las judiciales (apoyando a las víctimas). Con todo, el cambio vendrá de la sociedad, especialmente de los hombres, que deberán revisarse, como lo han hecho las mujeres, y eso es un proceso doloroso.

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