Salvar el semen de Mark

Mark Zuckerberg tiene mala suerte al contratar. Hace cuatro años, Frances Haugen conmocionó al mundo al explicar algunos de los turbios episodios que vivió como gerente de Facebook. Ya es verdadera mala pata que algunos de los que se marchan de la compañía relaten historias terribles que encajan bien con los hechos conocidos.

La última en explicar cosas poco edificantes sobre Zuckerberg ha sido Sarah Wynn-Williams, una abogada neozelandesa que fue directora de políticas públicas de Facebook entre el 2011 y el 2018, que publicó la pasada primavera el libro Gente descuidada. Una historia con moraleja sobre el poder, la codicia y el idealismo perdido . El libro, redactado de forma muy amena, ha sido publicado este verano en español con el título Los irresponsables (Península) .

Pese a lo serio del libro de Wynn-Williams, no puede evitarse la risa en algunos episodios

De momento, los periodistas no podemos entrevistar a Wynn-Williams porque un tribunal de arbitraje de Estados Unidos ha prohibido, a petición de Meta, que promocione el libro o hable del mismo. La compañía de Zuckerberg, que se identificaba a sí mismo como defensor de la libertad de expresión, intentó que la obra no se publicara, ya que la autora firmó un acuerdo de no difamación cuando fue despedida, según la empresa, “por su bajo rendimiento y su comportamiento tóxico”.

Wynn-Williams tiene un relato diferente, en el que expresa disconformidad con políticas de Facebook, como el plan para aceptar todas las exigencias del Gobierno chino si se autorizaba esta red social en China, la responsabilidad que tuvo en episodios como la violencia étnica en Birmania o su papel determinante en las elecciones presidenciales en las que Donald Trump se impuso a Hillary ­Clinton en el 2016. La autora acusa a uno de los principales directivos de la ­compañía, Joel Kaplan, de acosarla ­sexualmente.

Pese a todo, uno no puede evitar reirse con algunos episodios del libro, como las medidas que ideó Facebook para evitar que a Mark Zuckerberg, durante una cumbre mundial en Perú, le picara un mosquito que pudiera contagiarle el virus del zika, porque su mujer Priscilla lleva una rigurosa agenda de fertilidad para conseguir un embarazo. La misión para preservar el semen de Zuckerberg incluyó propuestas ridículas como hacerle vestir una malla de pies a cabeza con la que se habría presentado ante varios líderes mundiales.

La anécdota del esperma impoluto de Zuckerberg va más allá de intentar prevenir un contagio de una enfermedad que se puede transmitir a la descendencia. Bastaba con no ir al viaje para evitar el riesgo, pero en este caso el negocio no podía ponerse en peligro por un mosquito. En conjunto, el libro de Wynn-Williams describe una dirección frívola, formada por tecnomillonarios solo interesados en ganar cuanto más dinero mejor.

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