Los suicidios suponen ya una de cada cien muertes en el mundo y más de 1.000 millones de personas viven con algún trastorno de salud mental. Estos son dos de los datos más relevantes que recogen dos informes -World mental health today (La salud mental hoy) y Mental health atlas 2024 (Atlas de la Salud Mental 2024)- presentados hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que revelan las importantes deficiencias en la respuesta mundial a los trastornos de salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que la falta de recursos, de profesionales y de financiación convierte la salud mental en una de las asignaturas más urgentes de la agenda sanitaria global y reclama una ampliación inmediata de la atención para evitar que la brecha siga creciendo.
Admite que muchos países han reforzado sus políticas y programas de salud pero esos esfuerzos siguen siendo insuficientes para alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible fijado por la ONU en 2015 de reducir en un tercio los suicidios de aquí a 2030.
El suicidio costó la vida a unas 727.000 personas; de mantenerse la tendencia, la cifra solo se reduciría un 12% en cinco años
”El suicidio costó la vida a unas 727.000 personas solo en 2021; y de mantenerse la tendencia actual, la cifra solo se reduciría un 12% en cinco años”, señaló la directora del departamento de salud mental de la OMS, Dévora Kestel, en la rueda de prensa de presentación de los informes, tras recordar que se trata de un problema devastador porque constituye una de las principales causas de muerte entre los jóvenes de todos los países y contextos socioeconómicos.
En este sentido, la organización muestra especial preocupación por los problemas de salud mental en los jóvenes, que resultaron muy afectados durante la pandemia y además están más expuestos a la influencia de las redes sociales.
Los informes de la OMS muestran que casi tres cuartas partes de los suicidios se producen en países de renta baja y media, que también es donde vive la mayor parte de la población. No obstante, la tasa es mayor en los países de ingresos altos, aunque los expertos apuntan que es difícil establecer comparaciones porque estos países disponen de más y más mejores estadísticas que los países con menos recursos.
Los trastornos crecen más rápido que la población mundial
La organización subraya que el suicidio sigue siendo una consecuencia dramática de algunos trastornos de salud mental, que crecen a un ritmo más rápido que la población mundial.
Algunos, como la ansiedad y la depresión, son muy frecuentes en todos los países y afectan a personas de todas las edades y de todos los niveles de renta. De hecho, constituyen la segunda causa de discapacidad prolongada, reducen el número de años de vida saludable, suponen un gasto en atención médica para los afectados y sus familias y ocasionan pérdidas económicas en torno a un billón de dólares (860.000 millones de euros) en todo el mundo, según los informes de la OMS.
Los dirigentes tienen la responsabilidad de actuar con urgencia y garantizar que la atención a la salud mental se considere un derecho básico
“La transformación de los servicios de salud mental es uno de los desafíos más urgentes para la salud pública; invertir en salud mental significa invertir en las personas, las sociedades y las economías; es una medida que ningún país puede permitirse descuidar”, ha afirmado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Y ha instado a los gobiernos a intensificar sus esfuerzos en este ámbito: “Todos los gobiernos y dirigentes tienen la responsabilidad de actuar con urgencia y garantizar que la atención a la salud mental no se considere un privilegio sino un derecho básico para todos”.

La OMS muestra especial preocupación por los problemas de salud mental de los jóvenes, muy afectados durante la pandemia y expuestos a la influencia de las redes sociales
El Atlas 2024 de la OMS (que reúne datos de 144 países) revela que el promedio de inversión en salud mental es de apenas el 2% del presupuesto total en salud, un porcentaje que no ha variado desde 2017. No obstante, hay grandes diferencias en función de la riqueza de los países. “Mientras que los de ingresos altos gastan 65 dólares (55,8 euros) por persona en salud mental , los de ingresos bajos dedican apenas 0,04 dólares (poco más de tres céntimos de euro)”, indican fuentes de la OMS.
Y eso se nota en los servicios disponibles para atender a la población con problemas de salud mental. “En los países más pobres se presta atención a menos del 10% de los afectados, mientras que ese porcentaje es superior al 50% en los de ingresos altos”, indican.
No obstante, el informe también ofrece algunos datos alentadores sobre la mayor toma de conciencia de la importancia que tienen los problemas de salud mental. Si en 2020 solo un 39% de países ofrecía apoyo a la salud mental y psicosocial en el marco de la respuesta a emergencias, actualmente lo ofrece el 80%. Y también han observado una mayor integración de la salud mental en la atención primaria y más servicios ambulatorios y de telemedicina relacionados con la salud mental.
Con estos dos informes sobre el estado de la salud mental en el mundo la OMS quiere influir en las estrategias de los países de cara a la reunión de alto nivel que celebrará Naciones Unidas sobre las enfermedades no transmisibles y la promoción de la salud mental y el bienestar el próximo día 25 en Nueva York.