La otra cara del 'caso Coldplay': enamorarse en el trabajo no es delito, dicen los jueces

Cese improcedente

Una comercial fue despedida por sus lazos con un jefe que hizo lo mismo y al que nadie cuestionó

La justicia anula el despido porque ocultar una relación con el jefe no debería ser causa de sanción

El CEO de la empresa Astronomer, Andy Byron, capturado en vídeo en la 'kisscam' del concierto de Coldplay en Boston en actitud romántica junto a Kristin Cabot, la directora de RRHH de la misma compañía

Andy Byron y Kristin Cabot, captados por la 'kiss cam' en un concierto de Coldplay 

RRSS

Laurent Feixe, ex consejero delegado de Nestlé, es por ahora el último alto directivo despedido por enamorarse en el trabajo. Su salida de la empresa, sin embargo, no ha tenido el eco que suscitaron en su día los ejecutivos Andy Byron y Kristin Cabot, cuya infidelidad hacia sus parejas apareció en periódicos de medio mundo por obra y gracia de una cámara en un concierto de Coldplay en Boston.  ¿Y si hubiera pasado en España?

Ocultar una relación afectiva con un superior no es motivo de despido disciplinario, aunque tales emparejamientos estén expresamente prohibidos en el código de conducta de la empresa. Así lo acaba de dictaminar la justicia balear, en una sentencia que aún no es firme y contra la que cabe un recurso de casación para la unificación de doctrina ante el Supremo. La resolución obliga a readmitir o indemnizar a una comercial.

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CEO Laurent Freixe attends a general shareholders meeting of Swiss food giant Nestle in Ecublens, near Lausanne, on April 16, 2025. (Photo by GABRIEL MONNET / AFP)

Llama la atención que la empresa, muy importante en el sector de la gestión de residuos sanitarios e industriales, abriera solo un expediente disciplinario al eslabón más débil de la cadena, es decir, a una trabajadora que cobraba “72,79 euros brutos diarios”, y no al superior con el que mantenía una “relación afectiva” desde antes de entrar en la empresa. La comercial comenzó a trabajar en la firma el 16 de diciembre del 2022.

Nueve meses después, le comunicaron que la apartaban temporalmente de sus funciones y le concedían un permiso retribuido mientras la investigaban por una conducta “que podría entenderse como abusiva y fraudulenta por atentar contra los intereses de la empresa y contravenir la buena fe inherente a su contrato”. El expediente concluyó con una carta de despido disciplinario que la afectaba exclusivamente a ella.

Andy byron Coldplay

La pareja sorprendida en el concierto de Coldplay 

RRSS

El otro integrante de la pareja, el directivo, es el responsable de toda la delegación de la empresa en las Baleares y fue él quien “seleccionó y decidió la contratación”. El compromiso de notificar a la dirección los lazos afectivos con alguien de la plantilla le afectaba tanto a él como a ella, pero “ninguno de los dos comunicó la existencia de tal relación”, lo que contravenía “la política de conflictos de intereses de la empresa”.

El cumplimiento de estos compromisos de notificación, dicen las normas internas de la firma en cuestión, “es obligatorio”. En caso contrario, la otra parte se reserva “medidas disciplinarias que pueden incluir el despido”. Las razones alegadas por el empleador para justificar el cese de una de las dos partes infractoras remitían al apartado c de un artículo del convenio colectivo, que no habla de amores clandestinos precisamente...

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Ese punto en concreto justifica los despidos de quienes incurran “en fraude, deslealtad o abuso de confianza”. La carta de despido también aludía a la utilización con fines personales “de medios informáticos de la empresa”. Primero un Juzgado Social de Palma y ahora el Tribunal Superior de Justicia de la comunidad autónoma consideran que la empresa ha lanzado balones fuera y que el despido es improcedente.

Ni mantener una relación afectiva con un superior ni el uso del ordenador y el teléfono “para fines ajenos a sus cometidos laborales” mermaron el desempeño profesional de la demandante, a la que la empresa deberá indemnizar o readmitir  “en las mismas condiciones que regían antes de su despido”. Sus lazos con un superior, insiste la máxima instancia judicial balear, “no han afectado a la realización de su trabajo”.

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Chris Martin, de Coldplay 

LV

De la lectura de las propias alegaciones de la empresa se desprende que el reproche, en caso de ser necesario, debería haber recaído más sobre el directivo que sobre la subordinada, justo lo contrario de lo que sucedió. El despido afeaba, entre otras cosas, que la relación se hubiera mantenido en secreto, ya que ello podría haber favorecido valoraciones subjetivas del superior jerárquico o trato de favor en la concesión de permisos.

La sentencia considera que no se ha acreditado que ese supuesto trato de favor se produjera. Tampoco se ha demostrado que la empresa haya sufrido un grave perjuicio económico por el uso “residual o anecdótico” que la despedida  hizo del material informático para unas búsquedas en internet sobre el carnaval de Cádiz. Ni eso ni una relación sentimental examinada con lupa revelan “una falta de lealtad o de honorabilidad”.

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