No es culpa de los jubilados ‘boomers’

Hace tiempo que noto un runrún entre los jóvenes: una especie de resentimiento creciente hacia los pensionistas. Por lo que cobran. Se está extendiendo la idea –difundida con sospechoso interés, por cierto– de que si los jóvenes (millennials) viven hoy peor que sus padres (boomers) es por culpa de las pensiones. Una narrativa tan simplista como injusta, y sobre todo, profundamente equivocada.

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Imagen de archivo de una manifestación de pensionistas. 

Jesús Diges/EFE

Pero cala. Y no es raro que lo haga en un país que detenta el récord europeo en paro juvenil, salarios de subsistencia, empleos precarios y un acceso a la vivienda que más parece una quimera. En este contexto y sin un horizonte despejado, se entiende el enfado de los millennials. Lo que no entiendo es por qué se dirige hacia quienes menos lo merecen. O por qué esa rabia, en lugar de traducirse en protestas en la calle lo más ruidosas posible, los jóvenes la diluyen en redes sociales, en hilos cargados de cinismo y frustración. 

Nadie escoge cuándo nace ni el contexto histórico que le toca en suerte (o en desgracia) vivir.

Se extiende la idea de que si los jóvenes viven peor que sus padres es debido a las pensiones

No hablaré aquí del libro de Analía Plaza porque no lo he leído e ignoro qué aporta, aunque por el bombo que le está dando tutti quanti le auguro horas de historias en Instagram. Lo haré, en cambio, de un informe del Instituto Juan de Mariana, que esta semana ha vuelto a poner sobre la mesa la insostenibilidad del sistema público de pensiones. Nada nuevo bajo el sol. El análisis de los economistas sí que aporta un dato concreto: en los últimos veinte años, la renta de los jóvenes ha caído un 3%, mientras que la de los jubilados ha subido un 18%. Hay una brecha generacional en renta, lo que no está tan claro es qué hacer y si resulta acertado hablar de ella en términos de penalización de una generación frente a otra.

Hay que redistribuir la riqueza, obviamente. Pero ¿cómo? Vemos lo de siempre una vez más. Es decir, un tirar de los días a costa de engordar el déficit de la Seguridad Social y de más carga fiscal para todos, sin que esto se traduzca en mejores servicios públicos.

Olvidan algunos que la pensión es un derecho que se gana por toda una vida de trabajo

No soy economista. Ni ministra. Ni presidenta de nada, ni siquiera de mi escalera de vecinos... Cero ganas. No tengo la receta, aunque sí alguna sospecha. Mientras sigamos discutiendo cómo repartir una tarta económica que no deja de menguar, nos estaremos equivocando de enfoque. No se trata de repartir lo poco que hay, sino de hacer crecer la tarta con un modelo productivo con mejores empleos y salarios justos. El verdadero combate debería situarse en recuperar el poder adquisitivo de los sueldos y crear más empleo.  

Raul Sainz-Ezkerra teletrabajando desde su casa con un portátil, en Madrid (España), a 11 de septiembre de 2020. Gobierno y Sindicatos se reunieron ayer para negociar el teletrabajo en la Administración, mientras que para la nueva Ley de trabajo a distancia los sindicatos siguen a la espera de que el Ministerio de Trabajo les remita la respuesta a las alegaciones que realizaron al último borrador.

Los 'millennials' priorizan el teletrabajo por la flexibilidad que ofrece. 

Eduardo Parra/Europa Press

Si es tan y tan obvio, ¡hagan algo ya! Solo así podremos sostener un sistema justo, donde ni trabajadores ni pensionistas sientan que están en lados opuestos de la trinchera. Enfrentar millennials con boomers supone hacer el juego a quienes deberían dar las respuestas.

Asusta ver con qué facilidad obvian algunos que la pensión es un derecho que se gana por toda una vida de trabajo. Y que con la cuantía que reciben muchos pensionistas –no todos, cierto– a duras penas pueden llegar a final de mes. En no pocas familias la pensión del abuelo sirve de colchón para evitar el derrumbe o para “acabarles el mes” a los hijos. 

Además, pongamos que se recortan las pensiones en un escenario de empobrecimiento general y con una clase media en caída libre como el actual. ¿Cómo y quién costeará los cuidados de esos pensionistas cuando sean más viejos, dentro de unos años, si en este país nuestro las ayudas por dependencia llegan tarde y mal, o donde una plaza en una residencia cuesta de media 2.300 euros al mes? 

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