Es de prever que el papa León XIV empiece pronto los nombramientos de quienes han de ser sus más directos colaboradores. Desde que fuera elegido Sumo Pontífice el pasado 8 de mayo sigue, excepto en un caso puntual, con el equipo y las estructuras creadas por su antecesor, Francisco. En este sentido no ha habido cambios de importancia.
Lo que sí ha cambiado en el Vaticano es el talante. El de León XIV es radicalmente distinto del de Francisco. Y no solo por aspectos temperamentales, aunque estos influyan. El pontificado de Francisco estaba muy marcado por gestos externos, por lo mediático, la improvisación, por hacer declaraciones un día sí y otro también y sobre cualquier tema. León XIV se muestra como un hombre muy discreto, con expresiones muy pensadas, manifestaciones nada imprevisibles. Los periodistas han, hemos, perdido una fuente habitual de noticias. En contrapartida, probablemente el conjunto de la Iglesia gane en serenidad, en confianza, en seguridad doctrinal, en saber que las cosas se ponderan antes de decirlas o de realizarlas.
León XIV se muestra como un hombre muy discreto, con expresiones muy pensadas y manifestaciones nada imprevisibles, a diferencia de Francisco
Se vislumbró el cambio desde el momento en que León salió a la logia de la plaza de San Pedro tras ser elegido. No solo lo hizo con la vestimenta tradicional y completa de todos los papas antes de Francisco, sino que trajo consigo unas anotaciones que redactó en los momentos previos a salir al balcón y dirigirse a los fieles. Mostraba desde el minuto cero que no era hombre de improvisaciones.
Han seguido cambios en el actuar. En el verano, León XIV volvió al palacio de Castelgandolfo y en Roma reside en la Sede Apostólica como lo habían hecho habitualmente los pontífices, aunque convivirá con varios religiosos de su orden agustina.

El Papa León XIV durante la canonización de Carlo Acutis,el primer santo 'millenial' en la Plaza de San Pedro del Vaticano, a 7 de septiembre de 2025, en Roma (Italia).
Podrá gustar más o menos. No son pocos los que prefieren el estilo de Francisco, muy unido a formas sencillas y gestos humildes. Otros, por el contrario, se sienten aliviados y tienen claro que no significa lujo ni cuesta más dinero al Vaticano que el Papa viva en el Palacio Apostólico de siempre que en una residencia en principio más sencilla como la de Santa Marta en la que hizo falta hacer reformas, a la vez que consideran que se mantiene mejor el sentido de dignidad del pontificado.
En todo caso, el papa León XIV no hará en modo alguno un borrón y cuenta nueva respecto a su antecesor, ni habrá una anulación o derogación de las disposiciones tomadas por Francisco, y muchísimo menos una descalificación. Nadie puede esperar que esto ocurra. Pero sí un progresivo y pacífico giro en algunas cosas.
Probablemente ningún Papa, al menos de los dos últimos siglos, había polarizado tanto la Iglesia como el papa Francisco
Como ha declarado Elise Ann Allen, autora del primer libro-entrevista hecho al Pontífice, León XIV. Ciudadano del mundo, misionero del siglo XX (Debate) “quienes llaman a León XIV ‘segundo Francisco’ o ‘héroe tradicionalista’ se equivocan”.
Fue mucho lo realizado por el Papa Francisco. Era una personalidad intuitiva, con enfoques a veces proféticos, comprometido con la justicia social, preocupado por el medio ambiente y un estilo de vida austero. Luchó contra los abusos por parte de algunos miembros del clero y puso énfasis en la misericordia, pero tras su pontificado en amplios sectores de la Iglesia se siente la necesidad de unidad. Probablemente ningún Papa, al menos de los dos últimos siglos, había polarizado tanto la Iglesia. Numerosas personas, muchos movimientos y organizaciones, se han sentido objeto de actitudes hostiles y decisiones autoritarias en su pontificado. En algunos casos incluso se prescindió hasta de la presunción de inocencia ante acusaciones. A nivel extremo se actuó con dureza hacia sectores tradicionalistas por querer oficiar la misa en latín y según el rito tridentino. Algunos lamentan que el papa Francisco no usara la misma medida para con núcleos supuestamente progresistas que abiertamente “pasaban” de la doctrina de la Iglesia, que en algunos casos se acercaban al cisma o a la herejía o ponían en entredicho la antropología cristiana y la ley natural.
Otros detalles de cambio. En documentos, alocuciones, etc. el papa León habla menos de sinodalidad. No ha eliminado este concepto ni lo ha desterrado como forma de trabajo, sino que lo ha ratificado, pero dejó de ocupar el espacio central de los dos o tres últimos años del pontificado anterior en que no había documento vaticano ni de muchas diócesis en que no se repitiera una y otra vez tal idea como línea fundamental de acción y como objetivo a conseguir para transformar en buena parte la operatividad y sistema jerárquico de la Iglesia. Hasta en materia ecológica ha habido un cambio. León XIV insiste en la importancia y el deber de preservar la Creación, pero remarca más la centralidad en el hombre. Cierto que Francisco ya lo hizo en la Laudato si, hablando de “ecología integral”, pero el nuevo Papa lo recalca, y de su actuar se deduce que no hubiera aceptado gestos casi idolátricos como el de la “Pachamama” en el Vaticano.
La necesidad de unidad en la Iglesia es muy evidente. El lema episcopal de León XIV es “In Illo uno unum” (En un solo Cristo somos uno). Desde el primer momento de ser elegido Papa desde el primer momento habló de unidad. Se aplicará a fondo en esta tarea, sin duda alguna con suavidad.
Los principios no cambian. En la Iglesia no puede cambiar lo básico, aquello en lo que hay que creer, pero sí las formas. De momento se vislumbra un giro en los matices.