La subsistencia de un municipio sin pueblo

LEJOS DE LA CAPITAL 

El desafío de Susqueda para gestionar tres vecindarios disgregados, sin núcleo urbano, casi 60 años después de la construcción del pantano que ya se encuentra al 80% de su capacidad

La iglesia de Sant Martí Sacalm y al fondo los riscos de El Far

La iglesia de Sant Martí Sacalm y al fondo los riscos de El Far 

MAR DURAN / NORD MEDIA

Una pareja de boletaires y los operarios de las obras de un alojamiento rural dan un poco de vida, un martes de septiembre, a Sant Martí Sacalm, uno de los tres vecindarios, junto con El Far y El Coll, que conforman Susqueda (La Selva). “Este es un municipio sin pueblo”, reitera la alcaldesa, Eva Viñolas (ERC-AM), para dejar clara la singularidad de Susqueda y los escollos que debe superar para blindar su subsistencia. Considera que Susqueda sacrificó mucho, pero que ha recibido más bien poco, y rememora lo sucedido el verano del 2024, en plena sequía. “Los dos pozos de El Far se secaron, no podíamos dar de beber al ganado y planteamos al ACA recurrir al embalse, era la primera vez en casi 60 años, desde que en 1968 inundaron Susqueda para construir la central hidroeléctrica, que pedíamos agua, pero no nos la dieron, está reservada a Girona, la Costa Brava y Barcelona”, comenta Viñolas con cierto resquemor.

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El problema se solucionó con camiones cuba y con la perforación de un tercer pozo, añade la alcaldesa. La economía de Susqueda depende de la ganadería, con cuatro explotaciones de vacas y ovejas, y del turismo rural alimentado por la belleza del paisaje. Ninguno de los tres vecindarios tiene un núcleo urbano, los habitantes residen en casas y masías diseminadas. El número de empadronados se eleva a 95, según los datos publicados por el Idescat. Es una cifra con leves oscilaciones en los últimos años, pero en las antípodas de los más de 600 vecinos de mediados del siglo pasado. El pueblo desapareció bajo los caudales del sistema hidrográfico del Ter, en 1968. Y en 1970 el padrón se situó en las 203 personas.

La alcaldesa, Eva Viñolas, delante del ayuntamiento

La alcaldesa, Eva Viñolas, delante del ayuntamiento 

MAR DURAN / NORD MEDIA

Ahora, el pantano está a más del 80% de su capacidad frente al 36% de un año atrás.

Endesa presentó un contencioso para recuperar la suma pagada a cinco municipios por el Bices

Ninguno de los tres vecindarios tiene una mínima estructura. El ayuntamiento se ubica en un edificio de Sant Martí Sacalm que destina la planta baja a local social. A pocos metros montaña arriba se encuentra la iglesia que depara unas espléndidas vistas. En primer plano, destacan los riscos de El Far, a 1.123 metros. Uno de los retos que se plantean periódicamente es enlazar con una pista apta para el tráfico rodado los tres enclaves del municipio. “Ya existe un camino, pero está en muy mal estado y en cada nuevo mandato se recupera la idea de arreglarlo, pero siempre topamos con el mismo problema, un tramo del recorrido pasa por una finca privada, en el término de Les Planes d’Hostoles, cuyo propietario no autoriza las obras”, lamenta la alcaldesa. Cuenta que para ir en coche de El Far a El Coll se tarda hora y media y de Sant Martí Sacalm a El Far hora y cuarto.

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Pero lo que más quita el sueño al equipo municipal, integrado únicamente por dos personas, la alcaldesa y el primer teniente de alcalde, Lluís Pons, es el segundo contencioso-administrativo presentado por Endesa contra el Consell Comarcal de la Selva, como órgano encargado de gestionar el cobro del IBI-Bices de Susqueda y de otros cuatro ayuntamientos con término municipal en la infraestructura del pantano (La Cellera de Ter, Sant Hilari, Amer y Osor). Susqueda, el que más proporción de territorio tiene, es el que saldría peor parado en el caso de que el fallo judicial fuera favorable a Endesa. Viñolas apunta que la compañía eléctrica les reclama la devolución de más de 1,6 millones de euros correspondientes a varias anualidades que cobraron en concepto del IBI-Bices. Un asunto enrevesado respecto al cual Endesa declina pronunciarse. El caso está en manos de un juzgado de Girona. Sin entrar en demasiados detalles todo arrancó en el 2019, cuando la dirección general del Catastro dio la razón a Endesa en el sentido de que le correspondía pagar el 0,90% y no el 1%, tal como venía haciendo, del valor de la infraestructura del pantano de Susqueda. Los ayuntamientos ya devolvieron la diferencia porcentual correspondiente, aunque con retraso, ante lo que Endesa les ha reclamado la totalidad de lo abonado en años anteriores.

Un rebaño de ovejas en Sant Martí Sacalm

Un rebaño de ovejas en Sant Martí Sacalm 

MAR DURAN / NORD MEDIA

Viñolas subraya que la principal fuente de ingresos del municipio es el IBI-Bices de Endesa, de alrededor de 330.000 euros al año, casi la mitad de los 684.000 euros presupuestados para el actual ejercicio. Una parte muy importante se destina al mantenimiento de los caminos. El vehículo privado es indispensable para moverse y poder acceder a los diferentes servicios en los pueblos vecinos puesto que Susqueda no dispone de transporte público, ni médico, ni escuela. “Tampoco tenemos fibra óptica, la dejaron a 200 metros del ayuntamiento”, se queja Viñolas.

Uno de los retos es habilitar para el tráfico rodado un camino que enlaza los tres vecindarios

La idiosincrasia de Susqueda plantea no pocos retos. ¿Cómo promover la relación entre los vecinos y crear comunidad? ¿Y la vida social? El teniente de alcalde, Lluís Pons, menorquín de nacimiento y veterinario de profesión, se instaló en El Far hace 14 años. Disfrutar de tanta tranquilidad y de un paisaje de película neutraliza los inconvenientes de residir en un lugar tan apartado. “Yo hago vida social en Olot, que es donde llevo a la escuela a mis hijos”, comenta. En 20 minutos accede a esta localidad de la Garrotxa desde El Far mientras que para ir al ayuntamiento precisa hora y cuarto, en coche.

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Viñolas y Pons confían en que la ley del Estatuto de municipios rurales, aprobada este verano por el Parlament, haga más fácil la existencia a Susqueda y a otros destinos alejados de la capital. El ayuntamiento ya dio los primeros pasos para combatir el déficit de vivienda con la creación del catálogo de masías en el 2009, que permitió habilitar casas en cobertizos agrícolas. Esto supuso la creación de siete nuevos hogares con la condición de que su superficie no superara el 30% de la de la masía principal. Pero no es suficiente y urge empezar a desplegar el estatuto para mitigar una carencia endémica que afecta a muchísimas poblaciones.

Una pareja de 'boletaires' salen de Sant Martí para adentrarse en el bosque

Una pareja de 'boletaires' salen de Sant Martí para adentrarse en el bosque 

MAR DURAN / NORD MEDIA
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