Desde las compresas a las copas: hallan aditivos plásticos en todos los productos menstruales
Nuevo estudio
Los investigadores advierten que el contacto dérmico es una exposición invisible pero relevante a compuestos tóxicos y potencialmente cancerígenos
El estudio ha examinado los aditivos plásticos presentes en productos menstruales tanto de un solo uso como reutilizables
Todos los productos menstruales, tanto los de un solo uso como los reutilizables, llevan aditivos plásticos que pueden producir efectos indeseables en la salud humana. De hecho, algunos de los compuestos que incorporan están catalogados como tóxicos y potencialmente cancerígenos cuando se superan determinadas concentraciones.
Así se desprende del estudio que acaban de publicar investigadoras del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea-Csic) en la revista Environmental Science and Technology, en el que alertan que el contacto dérmico puede ser una vía de exposición relevante a estos contaminantes para la mitad de la población mundial durante varios días al mes y un largo periodo de su vida.
Los niveles más altos
Las compresas reutilizables, las de un solo uso y los salvaslip
Las investigadoras han encontrado aditivos plásticos en los 41 productos de higiene femenina analizados, si bien las mayores concentraciones totales se hallaron en las compresas reutilizables, seguidas de las compresas de un solo uso, los salvaslip y la bragas menstruales. Los niveles más bajos se observaron en copas menstruales y tampones.
Entre los compuestos detectados figuran ftalatos -un grupo de plastificantes ya regulados y limitados por la Unión Europea porque actúan como disruptores endocrinos y se vinculan a problemas reproductivos, ginecológicos y mayor riesgo de cáncer-, ésteres organofosforados (que también pueden actuar como disruptores endocrinos), y plastificantes alternativos sobre los que se dispone de menos información sobre sus potenciales propiedades tóxicas.
El contacto dérmico con los productos menstruales puede ser una vía de exposición regular y continuada a contaminantes para muchas mujeres
Estos últimos compuestos fueron los dominantes en los productos desechables porque su uso se ha ido extendiendo como alternativa a los químicos ya regulados, aunque hay estudios que sugieren que los alternativos tampoco están exentos de riesgos. “En los productos menstruales hemos identificado sustancias de preocupación para la salud sobre las que aún no hay tantas evidencias pero sobre las que algunos estudios ya indican que provocan toxicidad”, advierte Ethel Eljarrat, directora del IDAEA y coautora del estudio junto a Lara Cioni.
Y explica que, durante décadas el énfasis sobre la exposición humana a estos compuestos plastificantes se ha puesto en lo que comemos o en el aire que respiramos, “y sobre eso se han fijado los valores de dosis diarias seguras, pero resulta que muchísimas mujeres también están en contacto directo con esas sustancias químicas a través de los productos de higiene íntima, lo que puede hacer que en conjunto excedan los valores estipulados como seguros”.
Esos productos se usan durante etapas fértiles y esta exposición podría ser relevante para la salud reproductiva
Subraya que estudios preliminares con otros productos de consumo indican que la cantidad de plastificantes que pueden transferirse por contacto dérmico puede oscilar entre el 6% y el 97% en función del aditivo y del material de que está hecho el producto. Ahora bien, como en el caso de los productos menstruales esos compuestos están en contacto con el flujo vaginal y mucosas, se sospecha que su absorción por el organismo sea más alta que si se tratase del roce de una prenda de ropa sobre la piel.
“Además, es importante tener en cuenta que esos productos se utilizan durante etapas fértiles de la vida y que esta exposición podría ser relevante para la salud reproductiva, ya que la exposición a disruptores endocrinos (como los hallados en los productos menstruales) puede conllevar efectos negativos en la reproducción”, añade Eljarrat.
Por eso ya han arrancado otro estudio para determinar qué porcentaje de esos aditivos plásticos que llevan los productos menstruales pasan a la piel o se absorben a través de los tejidos vaginales.
No podemos decir si esos productos son seguros o no hasta saber qué parte de los compuestos atraviesan la piel
Mientras, han hecho estimaciones sobre la toxicidad de los productos menstruales poniéndose en el peor escenario posible: que la totalidad de los aditivos que hay en ellos entra en el organismo. El resultado es que el 20% de los materiales analizados suponen un riesgo cancerígeno para las mujeres y, en muchos de los productos que no alcanzan el nivel de riesgo, si su concentración se suma a la de los plastificantes que se comen y se respiran, también se sobrepasaría el nivel considerado seguro, indica la directora del IDAEA-Csic.
Y detalla los resultados por productos: en las compresas de un solo uso, se situaban en niveles considerados de riesgo cancerígeno tres de las diez analizadas; en los salvaslip, tres de los ocho estudiados, y, en las compresas reutilizables, dos de cuatro. Puntualiza que sus cálculos son estimaciones en el peor escenario posible y no tienen en cuenta que, en el caso de los productos reutilizables, una parte de esos contaminantes se pierden con el lavado, de modo que el riesgo va disminuyendo.
Con todo, enfatiza Eljarrat, “hoy por hoy no podemos decir si esos productos son realmente seguros o no hasta saber qué parte de los compuestos que llevan atraviesan la piel y llegan al organismo”.
Impacto ambiental
Las copas menstruales, la mejor opción
La investigación de Eljarrat y Cioni también ha evaluado el impacto ambiental de los aditivos plásticos detectados en los productos menstruales, que se liberan a través del lavado en los reutilizables y al entrar en contacto con el agua y la tierra los desechables.
Sus resultados constatan que los productos de un solo uso tienen un impacto ambiental mayor. “Se consumen mayores cantidades y se suman los aditivos de sus envases porque, por ejemplo las compresas, suelen ir en bolsitas de plástico individuales”, apunta Eljarrat. Y agrega que, “de todos los productos analizados, las copas menstruales son la opción de menor impacto ambiental, con una liberación promedio de 0,16 miligramos de plastificantes por mujer y año frente a los 18,5 miligramos de las compresas de un solo uso”.