Las infecciones hospitalarias se reducirían a la mitad si los sanitarios se lavaran las manos
Salud pública
Un 33% son de bacterias multirresistentes, que en el 2023 provocaron 24.000 muertes
Los quirófanos tampoco están exentos de bacterias, que aguantan mucho tiempo en el aire
Acudir a un centro sanitario y, especialmente, ingresar en un hospital conlleva riesgos de infección. Bacterias y virus (también hongos) encuentran en estos sitios un espacio donde vivir y expandirse. De ahí el interés de los profesionales de reducir al máximo la estancia de los pacientes en el centro hospitalario.
Cada año se registran 9 millones de infecciones en la UE y unos 90.000 fallecimientos. En España, se estima que entre el 7% y el 10% de las personas ingresadas en un hospital desarrollan una infección. Un tercio de ellas son de bacterias multirresistentes, uno de los problemas de salud más relevantes y que amenaza con ser la siguiente pandemia. El año pasado murieron unas 24.000 personas por unas bacterias que han aprendido a sortear a los antibióticos.
Este es el panorama que dibuja Milagro Montero, médico internista, dedicada en exclusiva a las enfermedades infecciosas y actualmente jefa de sección de Infección Nosocomial del hospital del Mar, en el marco de la escuela de periodistas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
Las infecciones nosocomiales o infecciones relacionadas con la atención sanitaria (IRAS) son una complicación frecuente y muy grave para los pacientes más vulnerables, aquellos que tienen el sistema inmunológico débil.
¿Qué se puede hacer? La respuesta es sencilla, que el personal sanitario que atiende a los pacientes, especialmente a los más vulnerables, se laven las manos. “Esa medida reduciría en un 50% las infecciones”, señala Montero, quien insiste en que esta es la medida preventiva más eficaz y más barata, “pero no se hace”. No, asegura, después de la pandemia no se mantuvo esta costumbre, que para los profesionales sanitarios (médicas, enfermeras, auxiliares, celadores...) debería ser una regla básica de relación con los pacientes. “Un paciente A colonizado es atendido por un médico que le palpa, que le toca, y que luego hace lo propio con un paciente B no colonizado”, dibuja con palabras.
La concentración de pacientes convierte el hospital en un lugar idóneo para que circulen los patógenos
Hay que incidir una y otra vez en la higiene de manos, algo que en la práctica sanitaria del día a día de los profesionales se abandona, insiste esta especialista. Ella aboga por colocar soluciones hidroalcohólicas en la entrada de cada habitación de hospital y casa sala de consulta.
En 1840 el doctor húngaro Ignaz Philipp Semmelweis demostró que lavarse las manos con una solución de hipoclorito de calcio reducía drásticamente la mortalidad por fiebre puerperal en las salas de maternidad. Murió denostado por sus colegas, pero sus estudios le dieron la razón y, desde entonces, se aplica en la práctica clínica y se enseña en las facultades de Medicina de todo el mundo.
Además de la higiene de manos, Montero aboga por el uso racional de los antibióticos (elegir el correcto, con la dosis adecuada y el tiempo de tratamiento necesario), así como sistemas de monitorización continua y detección precoz para identificar brotes antes de que se extiendan.
También apuesta por protocolos de aislamiento de contacto, con habitaciones individuales y equipamiento exclusivo para pacientes infectados, y la constitución de equipos multidisciplinares coordinados para diseñar e implementar políticas de prevención.
¿Por qué ocurren las infecciones nosocomiales? La confluencia de múltiples factores convierte los hospitales en un entorno particularmente propicio para la transmisión de patógenos, señala la especialista. Entre ellos, la concentración de pacientes con sistemas inmunitarios debilitados, el uso de dispositivos invasivos como catéteres venosos, sondas urinarias o ventiladores mecánicos, además del empleo frecuente de antibióticos, lo que favorece la selección de bacterias resistentes. Y, por supuesto, por las deficiencias en higiene de manos de los profesionales sanitarios, limpieza inadecuada de superficies y equipos o ventilación insuficiente.
Cada año se registran 9 millones de infecciones en la UE y unos 90.000 fallecimientos
Las infecciones nosocomiales más frecuentes son las del torrente sanguíneo asociadas a vías centrales, infecciones del tracto urinario asociadas al catéter, infecciones del sitio quirúrgico y neumonía asociada a ventilador.