El coste de ser padre: los hombres con hijos dedican una hora más a tareas del hogar

Brecha reproductiva

Las mujeres siempre trabajan más y la maternidad agrava esa brecha de género

FOTO: ROSER VILALLONGA - BARCELONA/01.02.2010 - JOSE MARIA PEREZ HA DEJADO DE TRABAJAR PARA PODER CUIDAR A SU HIJA DE DOS A#{emoji}132;OS. EN LA FOTOGRAFIA JOSE MARIA DESPUES DE RECOGER A SU HIJA DE LA GUARDERIA.

Un padre pasea con su hija por el parque a la salida de la escuela infantil 

Roser Vilallonga/ Archivo

En los hogares españoles hay una brecha de género y también una brecha de reproducción. Las mujeres siempre dedican más horas a trabajar dentro y fuera de casa que los hombres independientemente de que vivan solas o en pareja, y esa desigualdad se agrava con la maternidad. Pero reproducirse también tiene un coste para los hombres: aquellos que viven en pareja con hijos dedican una hora más a cuidados y tareas domésticas que los que no tienen descendencia.

Lo revela el análisis sobre las contribuciones que hacen hombres y mujeres a lo largo de su vida a la economía y al bienestar social –contabilizando todas sus actividades, tanto las remuneradas como las no remuneradas- en función de la estructura del hogar que ha realizado un equipo de investigadoras de la UB, la UAB y la universidad de Liubliana. Y cuando se comparan las parejas con hijos y sin hijos se observa que las primeras trabajan más horas que las segundas: 14,7 horas diarias de media contra 13).

Las autoras han elaborado un indicador de generosidad familiar -el valor de todo el dinero, trabajo y cuidados que se transfiere a otras personas con respecto a lo que uno consume a lo largo de toda su vida- que muestra la existencia de ese sesgo o brecha de reproducción. 

Padres y madres son mucho más generosos que quienes no lo son: un 77% de ratio de generosidad contra un 33% en el caso de los varones, y un 61% contra un 29% en las mujeres. Es decir, que mucho más de la mitad de la renta que padres y madres producen con su trabajo dentro y fuera de casa no es para su propio disfrute sino que lo consumen otras personas del hogar, cosa que no ocurre en el caso de quienes no tienen hijos.

El valor de las transferencias de los padres es más alto que el de las madres porque ellos trabajan más horas fuera de casa y el salario de mercado es más alto que la valoración de los cuidados

Ció PatxotInvestigadora UB

“El valor de las transferencias que hacen los padres es más alto que el de las madres (77% frente a 61%) porque, de media, los hombres trabajan más horas fuera de casa, donde el salario medio de mercado es más alto que la valoración económica que se hace del tiempo dedicado al cuidado y a las tareas del hogar, el ámbito donde la aportación femenina es más alta”, explica Ció Patxot, investigadora del Centro de Análisis Económico y de Políticas Sociales de la UB y una de las autoras del análisis.

Porque, subraya, tanto si se tienen hijos como si no, “los hombres siempre producen más en el mercado y las mujeres dedican más horas a trabajos no remunerados, a los cuidados y las tareas del hogar”, y eso tiene repercusión en el valor monetario de sus actividades, puesto que las domésticas y de cuidado están infravaloradas económicamente. 

Sin embargo, cuando el trabajo doméstico se valora con el salario medio de mercado en lugar de con los salarios mínimos de referencia, la producción total de las mujeres iguala o incluso supera a la de los hombres en casi todos los tipos de hogar.

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Las autoras del informe subrayan que las mujeres son proveedoras netas de transferencias no monetarias (tiempo y cuidados) durante toda su vida adulta, puesto que incluso cuando están solteras y viven solas dedican más tiempo al trabajo doméstico que los hombres en su misma situación: 4,3 horas diarias de media frente a 3,2 en el caso de los varones. Y cuando tienen pareja reducen su participación en el mercado laboral y amplían aún más el tiempo dedicado al trabajo no remunerado.

Si a eso se suma la brecha de reproducción, es decir, que cuando son madres ese esfuerzo extra se dispara porque desciende otra vez su participación en el trabajo remunerado y mejor valorado al tiempo que se amplía su dedicación al trabajo doméstico (6,1 horas diarias ellas frente a 3,1 ellos en parejas con hijos), es más fácil entender la baja tasa de natalidad que existe en España y el creciente número de mujeres que decide no tener hijos.

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