Bruselas suaviza sus normas sobre IA entre la presión de las grandes tecnológicas

Regulación

La Comisión Europea propone retrasar la aplicación de una parte de la ley de IA relacionada con los sistemas de alto riesgo

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Una campaña contra las grandes tecnológicas estadounidenses y Donald Trump, frente a la sede de la Comisión Europea este miércoles

NICOLAS TUCAT / AFP

Bruselas continúa con sus esfuerzos para aligerar la burocracia de las empresas europeas, y esta vez apunta al mundo digital. Como había anticipado, la Comisión Europea ha aprobado este miércoles un paquete de medidas llamado Ómnibus Digital con el que pretende simplificar y flexibilizar una serie de regulaciones tecnológicas. Bruselas reitera que el objetivo es reforzar la competitividad de las empresas europeas, pero hay quien teme que sea una alfombra roja para que las grandes compañías tecnológicas mundiales –incluyendo los gigantes californianos– vean aligerados sus requisitos para operar en la UE en materia de Inteligencia Artificial (IA).

El paquete llega en un momento complicado de grandes presiones de las grandes compañías tecnológicas de Silicon Valley y del presidente de EE.UU., Donald Trump, que han criticado con fuerza las normativas europeas, que creen que ponen demasiado obstáculos para hacer negocios. También después de que Europa ya haya cedido ante las empresas y haya rebajado sus exigencias medioambientales a las compañías, en el primero de estos paquetes Ómnibus que ya ha sido recientemente adoptado en el Parlamento Europeo.

La nueva normativa debía entrar en vigor en agosto del 2026, y ahora lo haría en diciembre de 2027

Uno de los puntos más críticos de este nuevo marco digital –que todavía debe recibir la luz verde de los países europeos y de la Eurocámara– es que la Comisión propone retrasar la entrada en vigor una serie de normas más estrictas de la UE sobre el uso IA en ámbitos considerados “de alto riesgo” para garantizar que su introducción en el mercado no vulnere los derechos fundamentales o ponga en riesgo vidas humanas. La nueva normativa debía entrar en vigor en agosto del 2026, y ahora lo haría en diciembre de 2027.

Entre estos ámbitos de alto riesgo, por ejemplo, serían cuando esta tecnología de inteligencia artificial se utiliza para la identificación biométrica, las aplicaciones de tráfico, el suministro de servicios públicos, las solicitudes de empleo y los exámenes, los servicios sanitarios, la solvencia crediticia y la aplicación de la ley. 

Los proveedores de sistemas de IA estaban obligados ahora a marcar sus resultados como contenido generado por inteligencia artificial, una medida destinada a luchar contra las imágenes y vídeos falsos (los famosos deepfakes) y la desinformación. Ahora, las empresas tecnológicas tienen más tiempo para verse obligadas a hacerlo.

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Sin embargo, contrariamente a lo que apuntaban algunos borradores, el texto final no pospone finalmente las multas a los modelos de inteligencia artificial generativa como ChatGPT (de OpenAI) o Gemini (de Google) que incumplan los requisitos de transparencia. Por ejemplo, avisar a los consumidores si el contenido ha sido realizado por una máquina.

De acuerdo con los cálculos comunitarios, estas normas implicarán un ahorro de 5.000 millones de euros para las empresas comunitarias de aquí al 2029. El mayor ahorro será en protección de datos y ciberseguridad. “Hemos escuchado a las empresas, también a los consumidores y a los ciudadanos, y lo que ofrecemos es un enorme ejercicio de ahorro de costes para las compañías”, aseguran fuentes europeas.

“Queremos dejar claro que la simplificación no significa rebajar nuestras salvaguardias. Nos mantenemos firmemente del lado de nuestros altos estándares en materia de privacidad, justicia y seguridad”, se defendió la vicepresidenta de la Comisión Europea de Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia, Henna Virkkunen, en la rueda de prensa de presentación. Según la Comisión Europea, con este paquete las empresas europeas, desde las grandes fábricas hasta las más pequeñas start-ups emergentes, deberán dedicar menos tiempo a tareas administrativas para cumplir las normativas “y más tiempo a innovar y crecer”.

El texto final mantiene las multas a los modelos de inteligencia artificial generativa

Bruselas insiste en que “promueve los más altos estándares europeos en materia de derechos fundamentales, protección de datos, seguridad y equidad”, pero la izquierda europea ya ha anunciado su rechazo a unas medidas que consideran una capitulación frente a Trump y las ‘Big Tech’ estadounidenses. También Alemania está empujando para relajar el reglamento de IA, vigente desde el año pasado y de plena aplicación en agosto del 2027.

Además, algunos expertos desconfían de los efectos de esta normativa para reducir la enorme brecha que separa a las empresas estadounidenses y a las europeas en materia de IA. Según el investigador del think tank Bruegel Mario Mariniello, al final, los principales beneficiados de esta decisión comunitaria pueden ser las grandes compañías tecnológicas estadounidenses, que ya parten con una gran ventaja en Europa.

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Los comisarios Henna Virkkunen, Valdis Dombrovskis y Michael McGrath presentan el paquete en rueda de prensa

NICOLAS TUCAT / AFP

“Aunque mejore el rendimiento de las empresas europeas, el la distancia con EE.UU. Puede aumentar”, advierte a este diario. La regulación es solo uno de los factores que afectan a la brecha de competitividad con EE.UU., junto al acceso a la financiación, la falta de un mercado unificado o la dificultad de contratar talento. “Las empresas europeas podrán ser más productivas, pero eso no significa que vayan a ser más competitivas, porque las estadounidense tendrán todavía mejores condiciones”, resume.

“Este es el mayor ataque a los derechos digitales de los europeos en años. Cuando la Comisión afirma que mantiene los más altos estándares, está claramente equivocada. Lo que propone es socavar esos estándares”, ha lamentado el activista de la privacidad Max Schrems, fundador de la organización noyb –en minúsculas, siglas en inglés de ‘no es asunto tuyo’–, que considera el paquete “un regalo” a las grandes empresas estadounidenses. “Se prometió a los consumidores una simplificación para apoyar la economía europea y, sin embargo, la propuesta de la Comisión solo puede interpretarse como una desregulación que beneficia casi exclusivamente a las grandes empresas tecnológicas”, coincide Agustín Reyna, director general de la Organización Europea de Consumidores (BEUC).

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