La Guardia Civil se ha vuelto a personar en el monasterio de Santa Clara de Orduña (Vizcaya) para comprobar el estado de salud de varias religiosas que anteriormente pertenecieron a la comunidad de las Clarisas de Belorado. Las monjas, que actualmente se encuentran en situación de cisma, se ocupaban del cuidado de algunas hermanas de edad avanzada, por lo que los agentes han acudido al convento para proceder al traslado de las más mayores a un hospital de Bilbao.
La actuación se ha llevado a cabo por orden judicial y ha afectado a religiosas de entre 88 y 101 años. Cinco de ellas han sido trasladadas al Hospital de Basurto, donde se les practicará un reconocimiento médico previo a su reubicación en otro convento perteneciente a la Federación de Clarisas.
Las monjas de Belorado
Después de que los agentes se personaran al monasterio junto a un médico forense, cinco ambulancias de la organización DYA se han trasladado al lugar para llevar en su interior a las ancianas. Unas monjas que no fueron excomulgadas de la comunidad Clarisas, como sí lo fueron el grupo que se encargaba de su cuidado. Por lo que sí podrán estar en otro convento.
La exabadesa de Belorado se ha mostrado contraria a la decisión de la jueza
Esta actuación por parte de la Guardia Civil y de la jueza no ha gustado a las monjas de Belorado, que se han mostrado contrarias a esta decisión, tal y como ha señalado la propia exabadesa, Laura García de Viedma. Entre otras cosas, ha aclarado que no se les ha permitido acompañar a las mayores en los vehículos que las han trasladado al hospital.
Esta orden expedida por la jueza titular del Juzgado de Instancia 1 de Bilbao viene motivada por las dudas que tenían sobre las condiciones higiénico-sanitarias que podrían tener en el monasterio de Orduña, por lo que ha preferido tomar medidas.
Monasterio de Orduña
Esta decisión se da pocas semanas después de que la Guardia Civil se personase en el lugar para registrar la zona y llevarse detenida a la exabadesa de Belorado. El detonante de esta medida habría sido su presunta implicación en la venta de obras de arte del patrimonio de la comunidad. Sin embargo, fue puesta en libertad poco después.
Pese a todo, las monjas se niegan a abandonar el monasterio de Orduña, aunque recae sobre ellas una demanda de desahucio que presentó hace un año el Arzobispado de Burgo s.
