Consejos para lograr una alimentación saludable y sostenible este Año Nuevo

Alimentación

Especialistas advierten que seguir dietas extremas puede generar problemas de salud

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La alimentación equilibrada ayuda a controlar el colesterol y el azúcar en sangre, a reducir el riesgo de cáncer y a frenar el deterioro cognitivo.

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Enero llega cargado de promesas de cambio, como compensar los excesos navideños, apuntarse al gimnasio o adoptar una alimentación más saludable. Esta motivación inicial suele desvanecerse cuando los resultados no son inmediatos o cuando la rutina dificulta mantener los nuevos hábitos. En este contexto, profesionales sanitarios del Hospital Clínic Barcelona alertan sobre los riesgos de seguir dietas extremas, que no sólo pueden generar frustración, sino también problemas de salud. Por eso, sugieren un enfoque más realista y gradual, que permita transformar la buena voluntad de enero en hábitos sostenibles a largo plazo.

Adoptar y mantener una alimentación saludable no implica seguir dietas de internet, memorizar pirámides nutricionales ni renunciar por completo a los caprichos. Cada persona tiene el control sobre su dieta y, si se gestiona adecuadamente, puede prevenir y controlar enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y trastornos cardiovasculares o neurológicos. Más allá de contar calorías u obsesionarse con una báscula, una alimentación equilibrada permite controlar aspectos clave como el colesterol y el azúcar en sangre, además de reducir el riesgo de ciertos cánceres, como el de mama, próstata o colon. Algunos estudios sugieren, incluso, que puede ralentizar el deterioro cognitivo en la vejez.

El primer paso para mejorar la alimentación es reconocer los beneficios de una alimentación saludable. A partir de ahí, es posible incorporar nuevos hábitos de forma gradual y sin renunciar al disfrute de la comida. Una estrategia efectiva es planificar un menú semanal ya que ayuda a evitar soluciones rápidas y poco nutritivas. Lo ideal es elaborar un “plato saludable”: mitad de verduras y hortalizas, un cuarto de carbohidratos (cereales integrales, legumbres o tubérculos) y otro cuarto de proteínas (pescados, huevos o carnes blancas). Esta opción asegura un equilibrio adecuado de nutrientes.

Fuente: Portal Clínic

El plato saludable combina la mitad de verduras, un cuarto de carbohidratos integrales y otro cuarto de proteínas magras.

Hospital Clínic Barcelona

Se recomienda consumir al menos dos raciones de verduras y tres piezas de fruta al día, además de incorporar cereales integrales de forma regular y legumbres o frutos secos unas tres veces por semana. Las carnes blancas pueden incluirse en la dieta tres o cuatro veces a la semana, mientras que las carnes rojas deben limitarse a una vez. También es fundamental mantener una buena hidratación, preferiblemente con agua o infusiones. Se debe limitar el consumo de bebidas azucaradas o alcohólicas, un cambio simple que puede traer grandes beneficios a largo plazo.

Para reforzar estos hábitos, es útil establecer horarios fijos para las comidas y tener a mano alternativas saludables, como frutos secos, yogures o fruta fresca. Además, es importante revisar las etiquetas de los productos envasados para controlar el contenido de grasas saturadas, sal y azúcar. Priorizar los ingredientes de temporada y proximidad no solo ayuda a reducir el gasto, sino que también mejora el sabor, aumenta el valor nutricional y contribuye a minimizar el desperdicio alimentario. Es fundamental recordar que una alimentación equilibrada no sólo abarca lo nutricional, sino que también implica disfrutar de los sabores, compartir la mesa y comer sin culpa. Si surgen dificultades o dudas, o se necesita un plan más específico, la orientación de un especialista en dietética o nutrición puede ser clave, ya que proporciona pautas personalizadas y un seguimiento adecuado.

Los propósitos de Año Nuevo se consolidan cuando se transforman en rutinas alcanzables y adaptadas al ritmo de vida de cada persona. Aunque no todo se puede controlar, cada elección alimentaria contribuye al bienestar. Encontrar un equilibrio basado en las prioridades individuales —una combinación de alimentos nutritivos, un capricho ocasional y constancia— es la mejor manera de convertir la promesa de enero en un hábito duradero.

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