Carlos Mazón ha puesto fin a su etapa al frente de la Generalitat Valenciana tras un año marcado por la tragedia de la DANA y la intensa presión social y política que derivó en su salida. En un discurso que no mencionó la palabra ‘dimisión’, Mazón lanzó una crítica directa al Gobierno central y defendió su gestión, aunque admitió errores y una baja médica que influye en su decisión. Salvador Enguix, periodista que analiza el caso, asegura que la dimisión ha sido más impuesta que voluntaria, fruto de la presión social especialmente por parte de las familias de las víctimas. Mazón ha sostenido que sin su marcha, “esa herida va a estar abierta”, mostrando su reconocimiento de la situación insostenible.
El funeral de Estado celebrado recientemente ha sido calificado como un momento que evidenció la magnitud de la crisis institucional y las quejas públicas hacia Mazón, lo que ha deteriorado aún más su imagen. Sobre el difícil relevo en la Generalitat, Enguix ha apuntado que la alianza entre PP y Vox será clave, “no sabemos si Juanfran Pérez Llorca gustará a Vox, ni qué condiciones impondrá para apoyar la investidura”, advirtiendo la posibilidad real de elecciones anticipadas: “Si no hubiera consenso, la Comunidad Valenciana se vería abocada a elecciones autonómicas en pocos meses”.
En caso de que la futura candidatura prospere, el periodo restante será de dos años de legislatura muy condicionada, donde el PP intentará recuperar la confianza perdida, especialmente ante la fuga de votos hacia Vox. “El PP tiene muchísima preocupación por lo que pueda suceder y necesita tiempo para recomponerse”, afirmó la fuente. La figura política que apunta a suceder a Mazón, Juanfran Pérez-Llorca, es poco conocido en la opinión pública pero descrito como un hombre cercano y con un talante distinto al presidente saliente, lo que podría favorecer una nueva etapa.
Mazón también justificó su salida parcialmente por razones de salud, indicando que, aunque presidirá el próximo pleno, debe acudir a revisiones médicas para decidir sobre una posible baja. Su renuncia, presentada formalmente el mismo día del anuncio, abre ahora un proceso político con plazos concretos para encontrar un sucesor, con votaciones previstas para noviembre y la amenaza latente de elecciones si no se logra acuerdo.
Este momento representa un punto de inflexión en la política valenciana, con la sombra de la tragedia de la DANA aún presente y la incertidumbre política a la espera de definiciones que marcarán el rumbo de la Comunidad Valenciana de cara al futuro próximo.