Hace quince años, ni era legal ni incluir a las mascotas formaba parte de las preocupaciones de quienes hacían testamento. “Ahora, podemos estimar en un 8% o un 9% el porcentaje de testamentos en Catalunya que incluyen a los animales de compañía. Es un ascenso continuado. Cada vez hay más personas para quienes lo más importante es la mascota, sobre todo si no tienen hijos”, señala José Alberto Marín, decano y presidente del Colegio de Notarios de Catalunya.
Y la gente no tiene hijos. O es más de perros y gatos.
Barcelona tiene censados 194.327 niños de 0 a 14 años mientras que los “animales de compañía” –el término administrativo que emplea el Ayuntamiento, básicamente perros y gatos– se elevaban en el 2024 a 170.291.
La inclusión al alza de las mascotas en los documentos de últimas voluntades se consolida, signos de los tiempos: doce de cada cien testamentos del 2024 incluyen entre los beneficiarios a los animales de la casa, en las diferentes formas que permite la legislación. Se trata de una estimación porque la protección de datos impide “codificar” cualquier testamento.
La inclusión de los animales aumenta en paralelo a otro hecho muy ilustrativo de la idiosincrasia catalana. “Catalunya es el territorio de la Unión Europea donde más testamentos se hacen y más jóvenes”, señala el notario José Alberto Marín. De los 600.000 testamentos anuales en España, unos 120.000 se formalizan en Catalunya, con un promedio de 50 años (joven para la naturaleza de un acto a medida de la parca). “Y los catalanes no suelen cambiar de testamento. Aquí no se da aquello de estar modificando permanentemente el testamento”.
Catalunya es la región líder de la UE en testamentos: incluir a perros y gatos ya no es una rareza
Y a medida que “van accediendo a la rendición de testamento personas más jóvenes, se va incrementado el tema de las mascotas y el deseo de garantizar sus cuidados en caso de fallecimiento del dueño”, señala el decano del Colegio de Notarios de Catalunya.
La noticia alegra a Gemma Morell, veterinaria de la Fundación Daina, responsable entre otras de la perrera de Mataró. En instalaciones modélicas como estas terminan muchos canes y gatos porque este país es tan amigo de los perros como de abandonarlos con facilidad a las primeras de cambio, cuando algunos descubren el compromiso y el coste.Más de 286.000 perros y gatos fueron recogidos en España el año 2023 en estado de abandono, según el último estudio anual de a Fundación Affinity.
“Me alegra saber esta tendencia. Sería ideal que los dueños dejen en el testamento garantías para el cuidado de sus animales. Porque ahora todo el mundo acepta los bienes pero muchos se sacuden de los perros o los gatos del difunto con la excusa de que les provocan alergia o fobia”, señala Gemma Morell.
El testamento tiene mucho de hora de la verdad. De prioridades. Del deseo de influir desde el más allá. Los profesionales de la notaría recuerdan que hasta la elevación del animal a la categoría de “ser sintiente”, aprobada en el 2021, eran pocos los ciudadanos que pensaban en el porvenir de su perro o su gato, confiando en que los herederos no serían tan insensibles como para echar a la calle al animal aunque sólo fuese por cariño o respeto al difunto.
La definición de “ser sintiente” ha reducido el maltrato animal pero no implica que el perro o el gato de casa tenga personalidad jurídica. Es decir: no pueden heredar bienes concretos. No son objeto de derecho.
“Cada vez hay más personas para quienes lo más importante es la mascota”, señala el decano de los notarios
A medida que aumenta la teoría de que las mascotas son mejores que muchas personas, los que testan emplean las tres fórmulas que mejor amarran el destino del animal: condicionar explícitamente el legado de un bien o bienes al cuidado del animal, especificar un beneficiario con la única condición de que cuide al gato o al perro –suelen ser amantes de los animales de todo confianza del legatario– o dar parte de la herencia a una organización animalista que ya vela por los abandonados. Porque si no se especifica y los herederos se desentienden los animales terminan bajo custodia del estado. Según fuentes notariales, muy pocos dejan en custodia de sus animales a las protectoras con la correspondiente asignación: sería ligar su suerte a la de los perros o gatos lumpen, solos y abandonados.