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Laura Cámara, sexóloga: “Las mujeres se han desinhibido y quieren elegir a hombres que acepten este cambio”

La mujer y el sexo

 La libertad sexual es aún en el 8M un derecho a reclamar con el deseo y el consentimiento en el centro de las reclamaciones, asegura

La sexóloga Laura Cámara cree que aún falta poner límites en cómo se usa la figura de la mujer para el deseo de otros

Tania Cervián

Las mujeres se han empezado a desinhibir sexualmente. Pero la libertad sexual es aún en el 8M un derecho a reclamar con el deseo y el consentimiento en el centro de las reclamaciones. Así lo cree la enfermera especialista en ginecología y obstetricia y sexóloga Laura Cámara (Vic, 1980). La experta, autora del libro Sexopausia (Vergara), cree que aún falta poner límites en cómo se usa la figura de la mujer para el deseo de otros y que ellas tienen ahora el cometido de “elegir muy bien” con quién compartir su sexualidad.

La libertad sexual es uno de los grandes derechos conquistados por las mujeres.

Sí. Hay una evolución enorme en los últimos 20 años de lo que es la sexualidad de la mujer. Evidentemente, ha tomado un protagonismo muy diferente en los últimos años, siendo más consciente de todos los retos que teníamos por delante. Y digo teníamos porque quizá algunos ya los tenemos más trabajados, como la necesidad de una sexualidad más en primera persona, no como objeto, sino como sujeto. Reivindicar el placer, nuestra forma de placer. Pero quedan cosas por conquistar.

¿Cuáles?

Poner ciertos límites que hasta ahora no se habían puesto encima de la mesa, como son el tema del deseo y el consentimiento. Cómo se usa la figura del de la mujer para el deseo de otros. Todas estas cosas que todavía están muy candentes y que todavía nos faltan.

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¿Las mujeres hablan más de sexo y exigen más?

Sin duda. Creo que hemos entendido que esta parte es importante para nosotras y nos atrevemos más a buscar esos espacios donde reivindicar, donde buscar información. Cosas como: “tengo derecho al placer”, “quiero tener unas mejores relaciones sexuales”, “quiero entender cómo funciona mi cuerpo y mi deseo”, por ejemplo.

Hay estudios que te dicen que las mujeres nacidas a partir de la década de los 70 se sienten más libres para expresar su sexualidad. ¿Está de acuerdo?

No es casual que se hable tanto ahora de sexualidad en la menopausia, porque al final son mujeres que se encuentran en esta etapa y en un momento social y cultural que les permite poner voz a esto. Sin duda creo que son las mujeres de esa generación las que están liderando este cambio en la sexualidad. Pero este diferente modo de ver la sexualidad también se ve en la gente joven. Las mujeres nacidas en el siglo XXI tienen una forma de abordarla muy diferente a cuando nosotras lo vivimos. Creo que es este momento cultural que arropa a las mujeres en la edad que sea para poder expresar las necesidades que tienen.

¿Están más desinhibidas?

Creo que sí. Hay una desinhibición en cuanto a pedir lo que se necesita o decir que no a lo que no quiero. Reivindicar la sexualidad como un derecho, ese derecho al placer, sin tanta vergüenza, sin tanto tabú. Sin esa sensación de estoy haciendo algo mal o algo que no nos toca.

Falta poner límites en cómo se usa la figura de la mujer para el deseo de otros

Laura CámaraSexóloga

¿Desinhibidas en lo que quieren, en cómo y en con quién?

Sí. Estamos viviendo esa desinhibición en cuanto a con quién quieren estar las mujeres. Y creo que es el gran terreno en el que nos vamos a meter ahora. Hemos sido capaces de expresar lo que necesitamos. Si nos centramos en la pareja heterosexual, necesitamos hombres que también acojan este cambio. Muchas mujeres están viendo ahora esa necesidad de decir: “ahora sé lo que quiero, sé que este es el camino, pero también quiero una persona al lado que comprenda que este es el camino y que me acompañe”. Este es el siguiente paso que tenemos que reivindicar: si queremos compartir la sexualidad vamos a tener que elegir muy bien con quién lo queremos hacer.

El deseo y el consentimiento son cuestiones a abordar en las relaciones sexuales

iStockphoto

¿Esto no sucede tanto en parejas de dos mujeres?

Quizás una mujer que tenga relaciones sexuales con otra mujer, a nivel, por ejemplo, físico y de respuesta sexual, se puede entender mejor porque aunque cada persona es diferente, quizá una persona que tiene un cuerpo, una manera de funcionar parecida a la mía, va a comprender un poquito mejor estas necesidades. Al final la sexualidad tiene mucho que ver con esa socialización de género, en el que también las parejas heterosexuales se pueden ver en conflictos, específicamente en este tema.

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Las mujeres usan más juguetes sexuales.

Cuando empecé a trabajar como sexóloga, hace ya 20 años, había una juguetería erótica que para nada estaba centrada en las necesidades de las mujeres y era todo muy clandestino. Hoy es muchísimo más fácil. Está como más democratizado, tanto en tiendas físicas como online. Lo tenemos más presente, aunque la gente joven quizá tiene más normalizado. Pero hay una franja de edad también de estas mujeres de a partir de los 50, que se atreven a probar estos juguetes porque muchas veces se lo recomendamos desde la consulta. Usar juguetes eróticos como un recurso para mejorar en el placer, la satisfacción y la sexualidad en general.

¿El término correcto es juguetería erótica?

Sí. Usar términos como consoladores y demás está un poco desfasado, porque no sirven para consolar. Hace tres o cuatro años, cuando se pusieron de moda los succionadores de clítoris, la juguetería erótica centró muchas conversaciones en torno a los orgasmos de las mujeres. Y eso es maravilloso, se permitió a muchas mujeres hablar de su sexualidad. No recuerdo si fue en la Navidad de 2019 que de repente se hablaba de los orgasmos y de las mujeres en las cenas. La juguetería ha permitido que la sexualidad de las mujeres salga a la esfera pública. Y eso es muy importante.

La juguetería ha permitido que la sexualidad de las mujeres salga a la esfera pública

Laura CámaraSexóloga

¿Hay una etapa que es más placentera sexualmente para la mujer?

Esto depende mucho de cada mujer. Tenemos que entender que cada etapa va a ser diferente. Hay una etapa quizá más joven en la que pasamos a descubrir la sexualidad, que es como muy efervescente. Luego hay una fértil y luego la menopausia. Y creo que a veces valoramos esta explosión hormonal y no la experiencia.

¿Los hombres se han quedado un poco atrás?

Hay un movimiento social que nos está arropando a ocupar ese lugar que creo que nos toca ocupar. Pero creo que el feminismo también tiene que acompañar a los hombres en este cambio en la sexualidad, porque al final la sexualidad masculina tiene muchos lastres, muchas cosas que les impiden disfrutar de verdad de una sexualidad placentera. Hay que acompañar a estos hombres que quieren vincularse, tener un placer de una forma diferente. Es un reto a nivel social.

¿Qué lastres tienen los hombres?

A veces se ve como la que es el que tiene que saber, el que tiene que llevar la voz cantante, que no puede fallar. Son mitos y estereotipos de la sexualidad muy arraigados en la sexualidad masculina.

¿Qué es lo que más consultan las mujeres en cuanto a sexo?

Temas de deseo y algo que está muy invisibilizado pero que es el grueso de consultas: el dolor en las relaciones sexuales. Y puede aparecer en cualquier edad.

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La menopausia es una etapa de la que se sabe poco, también en cuestiones de sexualidad.

Sí, le falta más investigación con mucha perspectiva de género: entender que las mujeres que llegan a la menopausia no solo tienen cambios hormonales, sino que hay otros muchos cambios sociales y afectivos y del modo en el que vivimos en nuestra sociedad al llegar a esta etapa.

¿Puede haber más desinhibición en esta etapa?

Sí. Puede llegar por no tener que preocuparnos de un embarazo. Es un punto a favor.

El periodo intermedio es la perminopausia

Si hay síntomas está bien que los comentemos con el médico porque a veces es una etapa de cambio. Y por otro lado, este duelo de cambiar de etapa puede afectar a la sexualidad.

¿Qué síntomas físicos se perciben en esta etapa?

Hay muchas mujeres que pueden estar sangrando en cantidades más abundantes, tener ciclos más cortos o sangrar más a menudo. Y eso si dura mucho tiempo, es un fastidio y es una afectación de la calidad de vida. También puede haber insomnio, a veces neblina mental y que nos cueste concentrarnos, Todos esos síntomas afectan a la calidad de vida y el sexo forma parte de la calidad de vida.

En la menopausia hay que adaptar las relaciones sexuales a esta etapa donde el deseo puede aparecer no tan vigorosamente"

Que con la menopausia empieza la falta de deseo ¿Es un mito?

Creo que no es un mito. Tenemos que asumir que es un cambio hormonal que va a dar cambios en nuestro deseo sexual y entender que éste no va a ser igual toda la vida. No vamos a tener el deseo sexual de los 18, 20 años, a los 30, a los 40 o a los 60. En mi experiencia, es peor la gestión que se hace de este descenso del deseo sexual que el propio descenso. Muchas veces el problema es cómo se gestiona dentro de la pareja, porque no tiene por qué ser una cosa catastrófica. Muchas mujeres y muchas parejas lo viven así y genera mucho malestar a nivel individual y dentro de la relación.

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¿Qué se puede hacer?

Adaptar las relaciones sexuales a esta etapa donde el deseo puede aparecer no tan vigorosamente, no tan espontáneamente. Y llegamos en la menopausia en donde hay un descenso de las hormonas que van a tener una relación en el deseo. Pero es que a veces eso es la guinda del pastel. A veces esto ya venía con una mala gestión desde muy atrás, desde esta vida que llevamos, que nos atropella porque llevamos la cabeza a mil por hora. Tenemos que darle la vuelta a la tortilla y no tenerle miedo a cambiar de etapa y a funcionar diferente.

¿Qué falta por hacer en cuanto a la sexualidad femenina?

Creo que el reto que tenemos es construir esta sexualidad alejada de los estereotipos. Todavía tenemos esta herencia que nos dicta un poco esta sexualidad más vista desde el mundo porno, de cuerpos deseados, pero no deseantes como sujetos. Construir esa nueva identidad de la sexualidad femenina despojada del tabús y de esos estereotipos que arrastramos, que todavía no los hemos dejado del todo atrás.