Cómo conseguir tus metas cuando ya no tienes 20 años: “No es tarde para nada; sólo es diferente”

Vivo

Muchas personas sienten culpa, malestar o frustración por no “rendir” en la edad adulta como lo hacían años atrás; pero crecer también significa soltar algunas versiones de uno mismo y dar espacio a otro modo de estar

Marta Freire

Marta Freire, psicóloga, coach ejecutiva, facilitadora de procesos de cambio y autora del libro ‘¡Ponte en acción!’

Anna Belil / Diseño LVD

No es lo mismo cumplir 50 años hoy en día que unas décadas atrás. Marta Freire, psicóloga, coach de procesos de cambio y autora de ¡Ponte en acción!, (Plataforma Editorial, 2025), explica que en el siglo XX la cincuentena se asociaba con el inicio de la etapa de declive personal y profesional. “Lo que ya no habías conseguido hasta ese momento se daba por perdido”, destaca.

Cierto es que para el adulto mayor la energía puede no ser la misma que años atrás, y las necesidades y objetivos cambian: “Duermes menos, te cansas más y la idea de un fin de semana perfecto ya es distinta. El tardeo se disfruta como antes se disfrutaban las noches que terminaban con la salida del sol; y los ejercicios de fuerza, la alimentación y los hábitos saludables forman parte del top 3 de la lista de temas importantes”, describe.

Nuestra mente prefiere la incomodidad, incluso el malestar de lo conocido, antes que la incertidumbre o riesgo de lo desconocido

Marta FreirePsicóloga y coach

Lo que no cambia, permanece vivo y cuando falta se siente como un vacío, es, para esta psicóloga el sentido de nuestra vida. Sobre la base de lo que ha visto en su trabajo, Freire explica que las personas que se encuentran en un momento de transición personal o profesional tienen como objetivo primordial la búsqueda del sentido a lo que se hace, a la manera de vivir que se tiene, a lo que uno se dedica...

Para ella, existen varios pasos para convertir en realidad los objetivos, principalmente, reflexionar sobre la verdadera intención de los mismos. Los siguientes pasos que pueden ayudar en el proceso, son:

Freire escribe en su libro: “Nuestra mente prefiere la incomodidad, incluso el malestar de lo conocido, antes que la incertidumbre o riesgo de lo desconocido”. Lo que nos puede ayudar a decidirnos a obtener nuestras metas es que la respuesta de por qué y para qué queremos hacer las cosas esté basada en el sentido de nuestra vida. “Solo tenemos una vida, así que decide cómo quieres vivirla. Que tus acciones te acerquen siempre a tu felicidad”, señala Freire.

La autora asegura que uno puede convertirse en el jefe de su vida cuando se conoce y se hace caso. Argumenta: “Cuando intentamos seguir un plan que no está adaptado a nosotros, aumentan las probabilidades de abandonar y no alcanzar el objetivo. ¿Y qué necesitamos para construir nuestro camino? ¡El autoconocimiento!”.

Ser realista y confiar

Cambiar el “es tarde” por “es diferente” y “lo que se acabó” por “lo que puede nacer”

Horizontal

Grupo de amigos en una terraza de Barcelona

Paula Sama / Propias

Para Victoria López, psiquiatra integradora, conseguir tus objetivos cuando ya no eres una veinteañera es posible, aunque con salvedades, tal y como ocurre en otras etapas de la vida. Para que ello suceda es esencial tener una autoestima sólida, un buen autoconcepto y sentirse merecedores de lo logrado. “Todo esto, junto con el autoconocimiento de nuestras limitaciones en ese momento de la vida, nos ayuda a mantener metas realistas y a trabajar con confianza. Si nos centramos solo en las limitaciones propias de la edad (duelo por los cambios físicos, sociales o vitales) nos estancaremos y no llegaremos a nuestros fines en la vida”, reflexiona.

López expresa que los cambios de etapa vital siempre suponen modificaciones que hay que abordar con confianza. “Son puntos críticos donde quizás el estancamiento requiera de acompañamiento y terapia”, menciona. Para no enfocarse tanto en ciertos obstáculos, que pueden minar nuestro autoconcepto, la psiquiatra propone revisar constantemente la identidad (¿quién soy? ¿qué dimensiones de mi vida puedo potenciar?), así como replantearse las motivaciones y los objetivos que nos aportan plenitud. “La clave es detectar las creencias limitantes y reformular la narrativa de “lo que se ha acabado para mí” por “lo que puede nacer ahora”, puntualiza. No “es tarde” para nada, “es diferente”.

Lee también

Que la experiencia vital acumulada moldea nuestro autoconcepto es una de las consideraciones que agrega María Garau Rolandi, experta en neuropsicología y psicoterapeuta integradora. Certifica verlo en consulta con frecuencia: “Algunas personas llegan empoderadas por lo vivido, con un sentido de identidad sólido que les permite tomar decisiones con claridad”. Otras, desde ese mismo recorrido vital, arrastran miedos, inseguridades o creencias limitantes.

Garau Rolandi entiende que las experiencias pasadas pueden ofrecer recursos o activar antiguos temores al enfrentar situaciones parecidas. “El trabajo en psicoterapia es muy valioso a partir de los 50 porque permite revisar ese relato interno, resignificar lo vivido y reconectar con la propia capacidad de elegir con libertad y consciencia”, refiere.

También habla de la importancia del “duelo evolutivo” en psicoterapia, esto es: “Aceptar que cada etapa vital implica una pérdida, pero también una transformación. Ya no somos quienes fuimos a los 20, ni en cuerpo ni en energía y reconocerlo con honestidad puede generar mucho dolor”, revela.

Añade que hay personas que sienten culpa, exigencia o frustración por no “rendir” como lo hacían años atrás, aunque sostiene que crecer significa soltar algunas versiones de uno mismo y dar espacio a otros modos de estar.

“Desde la aceptación realista se puede vivir la etapa con plenitud, escuchando las nuevas necesidades del cuerpo y honrando lo que sí podemos dar desde nuestra experiencia, sensibilidad y sabiduría”, confirma.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...