Mantener la concentración en un mundo lleno de interrupciones

Centrar la atención ante las distracciones

Después de una interrupción, la mente puede tardar hasta 20 minutos en recuperar la atención y volver al nivel de concentración que tenía, lo que puede significar un gasto importante de tiempo y energía

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Los dispositivos electrónicos están imponiendo una forma de vida en la que las distracciones son una constante

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Las constantes interrupciones a las que estamos expuestos diariamente impiden centrar la atención y cumplir las tareas cotidianas. Desde una notificación en el móvil hasta una conversación casual con alguien, la suma de estas pequeñas distracciones consumen parte de nuestro tiempo y nos pueden alejar de nuestros objetivos. Según Teresa Pretel, doctora en Psicología y profesora de Blanquerna-Universidad Ramon Llull, las interrupciones forman parte de vivir interaccionando con el mundo que nos rodea, y por tanto, debemos aprender a relacionarnos con ellas y buscar estrategias para enfrentarlas.

Pretender hacer muchas tareas a la vez es uno de los errores más comunes que nos impiden centrar la atención. Así lo explica Enric Soler, profesor colaborador del grado de Psicología de la UOC: “Así como cuando pones a trabajar varios programas al mismo tiempo en el ordenador y este se pone lento, cuando hacemos muchas cosas a la vez puede que no terminemos haciendo bien ninguna de ellas”.

La clave está en la cantidad y complejidad 

No es lo mismo hacer tres tareas sencillas, que se pueden hacer sin problema, que intentar realizar diez actividades complejas

Pretel considera que la creencia de que ser productivo es hacer muchas cosas es un mito: “La verdadera productividad consiste en hacer lo importante, con claridad y presencia mental, con decisión e intención. A veces, producir más significa hacer menos, pero mejor”.

Para Soler, la clave está en la cantidad y en la complejidad de las tareas que realicemos: no es lo mismo hacer tres tareas sencillas, que se pueden hacer bien y sin problema, que intentar realizar diez actividades complejas. Este experto menciona que existe un límite de tareas que podemos hacer y que, de sobrepasarlo, se pierde la efectividad.

Con tantos inputs e interrupciones hemos perdido parte de nuestra capacidad de mantener la atención

Enric Soler
Contributing WriterProfesor colaborador del grado de Psicología de la UOC

“Nuestro cerebro está preparado para lidiar con interrupciones, pero no con tantas como las que tenemos ahora”, asegura Soler. Pretel destaca, además, que después de una interrupción, la mente necesita reactivar el hilo atencional y reorientarse a la tarea original. Esta experta denomina este período como “resaca cognitiva”, y afirma que puede durar hasta 20 minutos y significar una importante pérdida de tiempo y energía si ocurre varias veces al día.

Un estudio de Microsoft realizado en 2015 reveló que la capacidad de atención promedio de las personas es de 8 segundos, mientras que a finales del siglo pasado era de 12 segundos. “Con tantos inputs y con tantas interrupciones hemos perdido significativamente la capacidad de seguir atentos y de mantener la atención mientras realizamos una tarea”, anota Soler.

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Las constantes interrupciones y la consecuente incapacidad de finalizar las tareas trae frustración, según Soler, lo que se puede traducir en desmotivación o en no tener altas expectativas antes de realizar cualquier actividad. “El no ser capaz de hacer determinadas tareas incluso puede hacer que desarrolles una percepción distorsionada de ti mismo, que afrontes los retos desde una posición de vulnerabilidad y con menos confianza, lo que afectará tu autoestima”, informa Soler.

Para este experto, la falta de atención se convierte en un problema cuando nos impide realizar las tareas o cuando no las cumplimos correctamente. Es ahí cuando se deberá buscar estrategias para incrementar nuestra capacidad de atención, y lo primero que Soler recomienda es dormir lo suficiente y llevar una dieta sana. Menciona que alimentos como las nueces, los lácteos, las lentejas, el aguacate, el plátano y los arándanos refuerzan la capacidad de memoria y de concentración.

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La técnica Pomodoro consiste en realizar determinada tarea en intervalos de 25 minutos y descansando entre cada uno para asegurar la concentración y efectividad 

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Por otro lado, la conocida técnica Pomodoro –realizar una actividad en intervalos de 25 minutos haciendo pausas entre cada uno– es, para Soler, una estrategia efectiva para asegurar la atención y garantizar que el objetivo o producto establecido salga mejor. “Las pausas cortas y regulares ayudan más de lo que parece. Levantarse, moverse o cambiar de entorno permiten que el cerebro se recupere. Forzar la concentración cuando la mente está agotada rara vez da buenos resultados”, asegura Pretel.

Existen otras técnicas como el ‘time blocking' –organizar la agenda y respetar bloques de trabajo– o el ‘deep work' –trabajar a profundidad sin distracciones–. Sin embargo, según comparte Pretel, lo importante es encontrar el sistema que encaje con tu forma de trabajar y con tu entorno.

Planificación del día

Pretel recomienda realizar las tareas más retadoras a nivel cognitivo en los momentos de máxima concentración

Soler también recomienda hacer una lista de tareas pendientes y, dentro de ella, priorizar las actividades más urgentes y clasificar las que son más complejas, para así gestionar el tiempo de una forma más efectiva. Además, destaca la importancia de hacer las tareas en un lugar ordenado, limpio y cómodo, donde uno se sienta relajado pero a un nivel adecuado: “No hay que estar ni muy relajado ni muy ansioso por terminar las tareas. Esto requiere un control de la ansiedad que te puede provocar tener que hacer unas determinadas tareas, y técnicas de relajación o concentrarse en la respiración pueden ser útiles”.

Por su parte, Pretel destaca que una forma correcta de planificar un día para proteger los momentos de máxima concentración es identificar a nivel personal los picos en los que tenemos más energía: “Esos momentos deben reservarse para las tareas que requieren más focalización y mayor reto cognitivo. El resto del día se puede dedicar a tareas más ligeras o reuniones”.

Las personas altamente productivas tienen claro qué es prioritario, y actúan en consecuencia y según sus valores 

Teresa Pretel
Contributing WriterDoctora en Psicología y profesora de Blanquerna-Universidad Ramon Llull

Asimismo, Soler recomienda ser consciente de las distracciones previsibles y eliminarlas: “Si quiero ser más productivo, ya no voy a abrir WhatsApp, o voy a silenciar el teléfono y todas las notificaciones. Mientras menos inputs externos tenga, más a gusto estaré para poder hacer todas las tareas”. Por último, sugiere entrenar la mente para prestar atención a través de la escritura a mano o de juegos que requieran inteligencia lógico matemática, como el ajedrez o el póker.

“Las personas altamente productivas tienen claro qué es prioritario y actúan en consecuencia, protegiendo lo que es importante y coherente a nivel vital, teniendo en cuenta como guía los valores, principios y objetivos personales”, afirma Pretel.

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El problema de la falta de atención por las constantes interrupciones es, para Soler, completamente reversible. “Ser consciente de que algo está fallando es tener más de la mitad del problema resuelto. A partir de ahí, es más fácil buscar estrategias, aplicarlas y conseguir mejores resultados”, reflexiona Soler.

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