La intuición es el saber sin saber. Aquello que no precisa de rumiar una cuestión durante tiempo ni del pensamiento lógico y racional. Al contrario, se trata del pensamiento rápido, de la chispa de sabiduría que de pronto nos da una respuesta o solución. Muchas veces la tememos por precipitada e impulsiva. Pero si aprendemos a valorarla, entrenarla y usarla con acierto mejoraremos muchas condiciones de nuestra vida.
El olfato en los negocios o todo un compendio de buenas decisiones pueden basarse en la intuición, entendida como ciencia y no como magia. La intuición puede entrenarse. No es un mito sino una realidad al alcance de la mano. Esto es lo que propone el investigador en neurociencia Mikel Alonso en El valor de la intuición (Ariel, 2025). Alonso ha investigando a lo largo de su carrera sobre el comportamiento humano y ha puesto en práctica sus aprendizajes como entrenador mental de deportistas. En este libro revela algunos de sus secretos.
La intuición es un proceso mental inconsciente, subjetivo, rápido y capaz de extraer una conclusión: hazlo o no lo hagas
¿Qué entendemos por intuición y de qué nos sirve?
La intuición es un proceso mental inconsciente, subjetivo, rápido, que es capaz de extraer con precisión conclusiones probabilísticas. Ofrece una conclusión, un “hazlo o no lo hagas”, una respuesta conativa orientada a la acción. La intuición incorpora todo nuestro conocimiento, tanto el explícito, el que aprendemos de manera programada y consciente; como el implícito, todo aquello que estamos continuamente observando y del que extraemos patrones de forma inconsciente. Nos sirve para tomar la mejor decisión posible, siempre y cuando tengamos conocimiento y experiencia en la actividad o materia.
Cómo se entrena la intuición
Tareas que que sirven para potenciarla
- Comenzar la toma de decisiones por la intuición. Los procesos cognitivos desactivan la intuición, por ello debemos darle una oportunidad sin juzgar el resultado, tal y como hacemos con la razón. La intuición es la mejor de tus decisiones, pero eso no significa que siempre aciertes con ella, al igual que tampoco nos garantiza el éxito pensar conscientemente.
- Entrenar la observación. Alimentar de información nuestro inconsciente para que se produzca un aprendizaje implícito intenso, rico y variado.
- Practicar el optimismo. Es uno de los principales aspectos para tener buena suerte, según el psicólogo Richard Wiseman. Cuando somos optimistas mantenemos los juicios emocionales a raya, y ayudamos a ejercitar el módulo intuitivo.
- Conservar siempre actitud de aprendizaje. La manera más eficiente de alimentar nuestra intuición. Cuando se tiene el vaso lleno, ya no entra más agua. Lo mismo ocurre en nuestro cerebro si percibimos que ya lo sabemos todo sobre algo.
- Acumular experiencia significativa. Que sea variada, incluso si es posible, entrenada. No sirve con repetir siempre lo mismo, el cerebro necesita estímulos para reconocer patrones.
- Investigar cómo son tus corazonadas y cómo te avisa tu módulo intuitivo, trabajar para conocerse a uno mismo. Es un aspecto fundamental para escuchar su llamada.
- Vigilar los enemigos. Entrenar técnicas para calmar la mente, como la relajación, la meditación, la visualización, la autohipnosis o el mindfulness.
¿Qué son las corazonadas y cómo aprendemos a escucharlas?
Las corazonadas son emociones débiles mediante las cuales el módulo intuitivo del cerebro nos “avisa” para que actuemos. Es la manera que tiene de comunicar al consciente una conclusión a la que ha llegado. El cerebro siempre está recopilando información, por si tiene que tomar decisiones.
La intuición consta de dos etapas. La primera se llama etapa guía, en la que va acumulando evidencias (percepción implícita de coherencia en información recibida inconscientemente); la segunda es la etapa integradora, en la que se supera un umbral y se produce la corazonada.
Podríamos definirlas también como el primer juicio que te llega al cuerpo, y se manifiestan con alguna respuesta extraña corporal: el clic, el comienzo. Puede ser un mareo, un escalofrío, un impulso… Cada cerebro es distinto, y las corazonadas también varían.
¿Cuál es la relación entre la intuición y el inconsciente?
El funcionamiento del cuerpo es principalmente automático e inconsciente. Se calcula que el 99,74% de las 35.000 decisiones que tomamos cada día se producen de forma inconsciente. También muchísimos otros procesos, como la digestión, control de la temperatura, equilibrio hormonal… El aprendizaje también y la toma de decisiones también se producen a nivel inconsciente, dado que tiene que ver con la percepción de los estímulos y el etiquetado emocional. Las tomamos antes de que lo sepa el consciente. La intuición es otra tarea más que realiza nuestro cerebro de forma inconsciente, sin que nos demos cuenta. Solo nos llega esa emoción débil que sentimos en el cuerpo en forma de corazonada.
¿Son más intuitivas las mujeres? ¿Por qué?
Sí, se podría considerar que tienen un mayor potencial para desarrollarla. Resumiendo la investigación, desde el punto de vista de la neurociencia, el estrógeno ayuda a relacionar mejor un evento con su recompensa. También influye que tengan menos testosterona, así como que su cuerpo calloso tenga más volumen, lo que favorece más intercambio de información entre hemisferios cerebrales. Además, ellas tienen más zonas dedicadas a comportamiento en el cerebro (14-16) que los hombres (4-6). Desde el punto de vista social, decodifican mejor la comunicación no verbal. Observando el aspecto evolutivo, en el reparto de tareas, cuidaban de la prole, por ello tienen más predisposición a prestar más atención a varios aspectos a la vez, son mejores en detección de engaños y en juicios a primera vista. Además, tienen mejor memoria local y más visión periférica.
Pero el cerebro destaca por su enorme plasticidad. Si no se entrena, se va perdiendo poco a poco. De hecho, en experimentos se observa que aquellos hombres que tienen profesiones que requieren una gran empatía y relaciones sociales, tienen unos niveles de desarrollo intuitivo similares a los de las mujeres.
El cerebro consume entre el 25 y el 30% de nuestros recursos energéticos
¿Explícanos la diferencia entre pensar rápido y pensar lento. ¿Y cuáles son sus cualidades?
Como expuso Kahneman y anteriormente otros investigadores como Antonio Damasio o Joseph Ledoux, nuestro cerebro puede funcionar de manera “lenta”, consciente, lógica, deductiva; o en modo “rápido”, que es ágil, automático, intuitivo, emocional… El neurocientífico argentino Mariano Sigman dice que el proceso de aprendizaje se produce cuando el cerebro va derivando tareas del circuito lento al rápido. Aprendemos despacio, de forma secuencial. Pensemos, por ejemplo, en el momento en el que aprendemos a conducir. Tenemos que estar pendiente de todos los estímulos, de hacer una tarea diferente con cada extremidad, mirar tres espejos diferentes, estar atento a todos los estímulos que se presentan… pero cuando ya sabemos hacerlo, lo realizamos de manera automática, y somos capaces de todo eso, y además escuchar música y mantener una conversación. Por razones de economía de gasto energético, el cerebro hace la mayor parte de tareas que puede de forma automática. El primer objetivo que tiene es la supervivencia, y el pensamiento consciente consume más recursos que el automático. Se calcula que el cerebro consume entre el 25 y el 30% de nuestros recursos energéticos.
¿Cómo decide el cerebro?
Tenemos dos sistemas diferentes, el normal y el de emergencia. Cuando entramos en modo emergencia, es porque tenemos la percepción de que nuestra vida corre peligro. Emociones muy intensas. El cerebro aquí dispone de tres únicas estrategias: huida, bloqueo o lucha.
El sistema normal también es marcadamente emocional. De hecho, las dos primeras fases son inconscientes: percepción de los estímulos y etiquetado emocional. La tercera fase es la cognitiva: aquí es cuando pensamos, pero ya viene marcada por un proceso emocional anterior. Muchas veces simplemente racionalizamos la decisión ya tomada. Y la última es la acción, cuando actuamos o no.
El cerebro comienza una carrera con las distintas posibilidades, y cuando acumula las suficientes evidencias por una de ellas, que supera un umbral determinado, se toma la decisión por esa opción.
Los enemigos de la intuiciónMikel Alonso
1Anhelos. Nuestros juicios vienen muchas veces marcados por la necesidad de que se produzcan acontecimientos determinados. Si tenemos muchas ganas de que algo ocurra, las emociones alcanzan una intensidad elevada y tenderemos a sobreponderar algunas opciones, ahogando las corazonadas.
2Estereotipos. Evaluar personas o situaciones en términos de categorías sociales que se aprueban o rechazan en función de prejuicios existentes. Si ya tengo claro la etiqueta de un estímulo, el sistema de toma de decisiones está adulterado, una opción empieza la carrera al lado de la meta.
3Juicios emocionales. Implican utilizar el sistema de toma de decisiones de emergencia cuando no es preciso. De esta manera, las corazonadas no se escuchan, se convierten en un susurro mientras estás en un concierto rock.
4Sesgos cognitivos. Son atajos emocionales para decidir rápido y así ahorrar energía. No tienen nada que ver con la experiencia y el conocimiento previos. Simplemente, el cerebro no quiere gastar para seguir sobreviviendo, y toma una decisión emocional sin evidencias previas. Un ejemplo sería el efecto halo, cuando a una persona que tiene un atributo fácilmente evaluable (por ejemplo, que es bella), se le atribuye uno mucho más difícil de valorar (como que sea buena persona).
¿La intuición funciona rápido?
Sí, la intuición funciona rápido, pero aprende despacio. La intuición es científica y se basa en el conocimiento y la experiencia significativa, es decir, requiere tiempo para desarrollarse. Por ello es muy importante mantener una actitud de aprendizaje durante toda la vida. Curiosamente, la mente intuitiva no sufre con la misma virulencia los efectos de la edad como la analítica.



