La cara B de las apps para ponerse en forma: más culpa que motivación

Experiencias poco saludables

Un estudio revela la tensión emocional que los rastreadores de actividad física y de conteo de calorías provocan en muchos usuarios

22.11.2015, Barcelona
92 cursa Jean Bouin

foto: Jordi Play

Un corredor consulta en una app de su reloj los registros de su rendimiento físico tras concluir una carrera de 10 kilómetros en Montjüic 

Jordi Play/ Archivo

Contar calorías, registrar pasos o medir cada entrenamiento puede parecer una forma eficaz de cuidarse. Y compartir esa información con otros o fijarse retos, una buena manera de motivarse. Pero no siempre lo es. 

Un estudio liderado por la University College London  (UCL) revela que muchas personas sienten frustración, culpa o desánimo al usar aplicaciones de fitness y control alimentario, de modo que unas herramientas que a priori utilizan para mejorar su salud y bienestar acaban perjudicando su salud emocional.

El estudio

Mucha culpa y vergüenza

El estudio, publicado en el British Journal of Health Psychology, analizó 58.881 publicaciones en Twitter (antes de convertirse en X) relacionadas con cinco populares aplicaciones para ponerse en forma, como Strava y MyFitnessPal. 

Y cuando, mediante herramientas de IA, los investigadores filtraron los mensajes que contenían sentimientos negativos (un total de 13.799), encontraron que los usuarios se mostraban avergonzados cuando tenían que registrar alimentos poco saludables, irritados por las notificaciones que recibían para registrar todas las calorías que consumían o para mantener bajo su consumo de azúcar, y decepción por su lento progreso hacia los objetivos que les habían marcado los algoritmos.  

Esas experiencias, dicen los autores, en muchos casos acababan por desmotivarlos y por renunciar a sus objetivos de cuidarse, cuando la finalidad de este tipo de apps se supone que es justamente la contraria, motivar a los usuarios para que se cuiden y mejoren sus hábitos.

Esos efectos emocionales pueden acabar dañando la motivación de las personas y su salud

Paulina BondaronekInvestigadora UCL, autora principal del estudio

“En estas publicaciones encontramos mucha culpa y vergüenza, y que las personas sienten que no lo están haciendo tan bien como deberían, y esos efectos emocionales pueden acabar dañando la motivación de las personas y su salud”,  dijo la autora principal del estudio, Paulina Bondaronek, al presentar los resultados.

Sara Bujalance, psicóloga y directora de la Fundación Imagen y Autoestima, explica que este tipo de aplicaciones son una calculadora de calorías, de macronutrientes y de ejercicio a menudo vinculada a una comunidad en la que uno va registrando su actividad física, sus comidas y hábitos y hay una especie de evaluación pública, con todo el componente emocional y la presión que eso conlleva.

El conteo de calorías acostumbra a disparar pensamientos obsesivos y actitudes rígidas

Sara BujalancePsicóloga, directora Fundación Imagen y Autoestima

“Estas apps tienen en cuenta las calorías que consumes y las que gastas, y eso acostumbra a disparar pensamientos obsesivos del tipo 'hoy he comido demasiado y tengo que compensar', 'hoy no he hecho suficiente deporte y no puedo comer equis comida', 'no me estoy alimentando bien'...; y al final esos pensamientos recurrentes hacen que te sientas mal”, resume Bujalance.

Y ese malestar y esas actitudes compulsivas y rígidas respecto a la alimentación y el ejercicio pueden ser el detonante para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, advierte la psicóloga, que también es directora de la Asociación contra la anorexia y la bulimia de Catalunya (ACAB).

Desaconsejamos el uso de esas apps por menores de 30 años, el colectivo con más riesgo de trastorno alimentario

Sara BujalancePsicóloga, directora de ACAB

De ahí que ella y otros especialistas desaconsejen el uso de esas aplicaciones entre el colectivo con más riesgo de sufrir trastornos alimentarios, los menores de 30 años. En cambio, son los jóvenes quienes más recurren a este tipo de herramientas para medir su rendimiento deportivo y su estado físico.

“Nos preocupa porque son vulnerables, porque para una chica de 15 años es fácil bajarse la aplicación y pensar que registrando ahí su dieta está controlando su alimentación y va a conseguir el cambio estético y la imagen corporal que anhela, pero luego otros usuarios de esa comunidad le harán un comentario negativo o no logrará unos resultados tan buenos o rápidos como otros y eso dañará su autoestima, desencadenando otros problemas”, indica Bujalance.

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Porque, recuerda la psicóloga, en la imagen corporal cuenta la alimentación y el ejercicio pero no todo depende del estilo de vida, también cuenta la genética y otros elementos que uno no puede controlar. 

Por ello cree que, si alguien quiere hacer un seguimiento calórico y revisar sus hábitos alimentarios, debe hacerlo con el objetivo de mejorar su salud en general, no de bajar equis kilos o de cambiar la forma de su cuerpo, y siempre con seguimiento profesional, “no solo siguiendo los consejos o propuestas de una app que puede tener información sesgada o incorrecta”. 

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En esta línea, el estudio de la UCL revela que había usuarios sorprendidos de la escasa personalización y precisión de las recomendaciones que recibían de las aplicaciones. Uno de ellos informó que le había dicho que necesitaba consumir -700 (en negativo) calorías al día para alcanzar su objetivo, y otro advertía que “si permites que (MyFitnessPal) te recete tus calorías terminarás con un déficit inalcanzable, insostenible y muy poco saludable; también podrías morir de hambre...”.

Los investigadores subrayan que las propuestas que hacían las apps analizadas no se basaban en las recomendaciones de salud pública (por ejemplo la ingesta diaria de calorías que aconsejan los médicos) sino que tenían que ver con los objetivos de peso que establecía el usuario, de modo que se podían recibir recomendaciones poco realistas o que comporten riesgo. 

Solo 2 de cada 10 personas que siguen una dieta consiguen adelgazar. // <U[CC0]>

Las propuestas de ingesta de calorías que hacen algunas aplicaciones no están basadas en las recomendaciones de salud pública 

Otras Fuentes

Al mismo tiempo, la dificultad de cumplir con esos objetivos rígidos conducía a la pérdida de motivación de muchos usuarios y a que la obsesión por medir cada actividad física acabase por reducir el disfrute de la misma. 

En su informe, los investigadores citan el caso de un usuario de Strava que había logrado su mejor marca personal para una media maratón pero, en lugar de alegrarse por ello, en su publicación de Twitter se mostraba decepcionado porque ese tiempo no se registrase en la aplicación.   

Y también el de otro que expresaba su intención de ir al gimnasio no como algo positivo sino debido a que se sentía “miserable” por haber comido más calorías de las que debía según la recomendación de la app.

Necesitamos aprender a ser más amables con nosotros mismos

Paulina BondaronekAutora principal del estudio, UCL

“El autocontrol y la planificación de acciones son poderosas técnicas de cambio de comportamiento, pero las usamos en exceso; necesitamos aprender a ser más amables con nosotros mismos”, indicó la autora principal del estudio, Paulina Bondaronek.  

A este respecto, Lucy Porter, psicóloga de la UCL y coautora del estudio, recordó que “sabemos por investigaciones anteriores que sentirse avergonzado y miserable consigo mismo no va a apoyar un cambio de comportamiento saludable a largo plazo”.

Por eso, cree que es importante analizar cómo de extendidos están esos sentimientos negativos entre los usuarios de aplicaciones de entrenamiento físico y de dieta y también “si hay algo que se pueda hacer para adaptar esas apps para que satisfagan mejor las necesidades de las personas”.

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Porque el hecho de que tengan un lado negativo no quiere decir que las aplicaciones para ponerse en forma no briden beneficios a muchas personas, admiten los investigadores.

”Hay personas que llevan una alimentación peor de lo que se piensan y hacer un recuento de qué comen o cuánto se mueven puede resultar aconsejable, pero eso no debe hacerse solo con una app sino con un seguimiento profesional que vaya reajustando objetivos realistas y que trabaje de forma pedagógica sobre lo que ganas mejorando tu estilo de vida y lo desvincule de objetivos estéticos”, apunta Bujalance. 

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