Van por la calle con sus mochilas deportivas y la bebida isotónica bien colocada en uno de los bolsillos traseros. Llevan unas zapatillas de última generación, mallas apretadas o pantalones cortos, esas camisetas transpirables para paliar el sudor. Van dirección al box y, cuando entran, saludan a los compañeros, calientan, quizás dan un par de vueltas a la manzana, y empiezan el entreno. De media, estarán una hora haciendo ejercicios, y cuando lleguen a casa sentirán que han invertido tiempo en su propia salud. Tienen 60 años —o más— y practican CrossFit, una práctica que se ha popularizado entre las franjas de edad más avanzadas como una alternativa al deporte convencional.
El CrossFit tiene su origen en Estados Unidos y se caracteriza por ser un entrenamiento de muy alta intensidad basado en los ejercicios con los que entrenan los cuerpos militares o policiales. De este modo, cuando empezó a democratizarse en España, su interés en seguida se multiplicó, más que nada entre las franjas más jóvenes, porque ¿cómo iba alguien mayor a poder aguantar el ritmo de semejante entreno?
Hay un crecimiento exponencial en este sector de edad, sobre todo cuando ven los beneficios que obtienen
Una pregunta que, afortunadamente, se ha ido disipando con los años, igual que los prejuicios a su alrededor. “Vemos que hay un crecimiento exponencial en este sector de edad, sobre todo en cuanto prueban la actividad y ven los beneficios que obtienen”, explica Nahun Villanueva, CEO y entrenador de Club One CrossFit, centro ubicado en Madrid que en los últimos meses se ha especializado en CrossFit para mayores, creando un grupo específico para perfiles que pasan de los sesenta.
El grupo Old School nació el pasado verano para poder adaptar los entrenos a todas las personas, independientemente de la edad. Una de sus usuarias es Teresa Mesonero, de 62 años y que hace cinco que empezó a iniciarse en este tipo de entreno, aunque al principio acudía a las clases genéricas. Siempre había tenido problemas de pérdida muscular, una dificultad que se le acentuó con la menopausia y que le suponía incluso impedimentos para levantarse del sofá. Fue su hijo, de profesión fisioterapeuta, quien le insistió para que fuera al box con él. “Miraba el gimnasio y le decía: pero ¿cómo voy a ir yo ahí?”, explica. Pero su estado de salud empeoró y decidió probar.
Si no hubiera hecho ejercicios de fuerza no hubiera podido seguir trabajando, y eso para mí es fundamental

Teresa Mesonero, de 62 años, entrenando en el Old School
“Desde entonces he mejorado mucho en la fuerza”, reconoce, un hecho que le ha permitido poder seguir desarrollando su trabajo como enfermera, en el que todavía sigue activa. “Si no hubiera hecho ejercicios de fuerza no hubiera podido seguir trabajando, y eso para mí es fundamental”. Precisamente, y según cuenta Villanueva, una de las preocupaciones principales de esta franja de edad es perder autonomía para realizar tareas y funciones diaria. “El CrossFit les prepara para el día a día, poder sentarse y levantarse sin problema, estar más fuertes o mejorar su autoestima”, subraya.
¿Pero qué dice la comunidad médica al respecto? Si bien está claro que realizar actividad física regular es beneficioso para la salud, especialmente en las personas mayores, la intensidad desmesurada de esta práctica ha hecho cuestionar si aporta más riesgos que beneficios. “El CrossFit es un programa de entrenamiento diseñado para promover la condición física, mejorando la resistencia cardiorrespiratoria, la fuerza, la potencia, la velocidad, la coordinación, la flexibilidad y el equilibrio, lo que hace evidente que es una actividad beneficiosa para la salud; sin embargo, no es el deporte ideal para todas las poblaciones, y no está recomendado para principiantes o personas en bajo estado de forma”, explica el doctor Miguel del Valle Soto, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED).
El CrossFit es beneficioso para la salud, pero no es el deporte ideal para todas las poblaciones ni está recomendado para principiantes
En este sentido, Del Valle Soto desmonta la idea de que solo la gente joven está capacitada para hacer CrossFit. “Es válido para todas las edades, siempre que se practique al ritmo e intensidad para la que estamos capacitados”. En este sentido, recomienda que no sería la actividad más recomendable en personas de 60 o 65 años que comienzan a practicar deporte, porque es un deporte muy exigente y lesivo. “La intensidad hace que el riesgo de lesiones en el CrossFit sea más elevado al basarse en unos programas muy exigentes, y las personas mayores principiantes tienen más riesgo porque tienen menos elasticidad que los jóvenes”, concreta.
También niega que sea una práctica con más beneficios que otras, como muchos reiteran. “La evidencia empírica que demuestra las mejoras en la condición física que surgen de este entrenamiento no superan a las que se consiguen con otras modalidades más saludables”, dice, aunque también afirma que el CrossFit tiene un gran impacto en la autoestima, la ansiedad y la composición corporal, hecho que engancha cada vez más a un gran número de practicantes.

Quiko Garriga empezó a practicar CrossFit hace diez años.
Lo sabe bien Quiko Garriga, que ya hace una década que lo practica y con 63 años suele entrenar cinco días por semana. Incluso gracias al CrossFit dejó de fumar, y ya lleva ocho años sin encenderse un cigarro. Su objetivo no es solo estar en forma, sino hacer actividad física y cansarse para dormir mejor y tener una vida mucho más cómoda. “Antes probablemente pretendía estar más estéticamente bien que en forma, pero a medida que te vas haciendo mayor esto carece de importancia, ahora se busca un estado físico que te permite hacer una vida más completa e intensa; y además tienes un incentivo diario, que es reunirte con una serie de gente para practicar un deporte que te gusta”, añade.
Para él, algo crucial es no compararse con otros usuarios, especialmente con jóvenes que tienen varias décadas menos que él. “Tú lo haces al nivel que puedas hacerlo, adaptando los ejercicios a la capacidad y al potencial que tengas”, argumenta. Tanto es así que en los 10 años que lleva practicando esta modalidad, sus entrenos ya han cambiado y se han visto adaptados por sus capacidades o necesidades físicas, siempre con un asesoramiento individual.
Pero la experiencia de Teresa, que en estos cinco años ha entrenado en diferentes sitios, es algo diferente. Dice que a veces sí ha sentido que el entreno no se mimetizaba con sus posibilidades físicas, algo que en ocasiones le ha hecho sentirse retada por algunos entrenadores. “Hay algunos que piensan que tengo que rendir más de lo que puedo, y yo ahora cada vez que voy a un box diferente les pregunto si han entrenado alguna vez a alguna mujer mayor de 60; si me dicen que no, les digo que aprenderemos juntos”, matiza. De hecho, en una época en la que estaba muy dolorida físicamente, cuenta que ella misma dejó el CrossFit una temporada porque “me daba ansiedad no poder adaptarme”.
E ahí la importancia de que los entrenadores sean profesionales altamente cualificados, un hecho que el CEO de Club One CrossFit se toma muy en serio, reconociendo también que hay intrusismo en la profesión. “En nuestro centro solo cogemos entrenadores que han sido formados por nosotros, así nos garantizamos que nuestra manera de trabajar va siempre en la misma línea”, subraya. “No entendemos que haya entrenadores que no estén altamente cualificados, pero somos conscientes de que sí los hay en otros centros”.
Cuando empecé era una rara avis, ahora hay más gente que va por salud
Lo que está claro es que el CrossFit parece haber llegado para quedarse, incluso para seguir expandiéndose y convertirse en una práctica transversal a todas las edades y formas físicas. “Cuando empecé, no era normal que gente adulta practicase CrossFit, yo era una rara avis, pero ahora cada vez es más frecuente encontrar a gente de mi edad, o incluso mayor”, matiza Quiko, que lo practica en un centro de Blanes (Girona), y sostiene que el motivo principal es porque esta modalidad de entrenamiento se ha popularizado mucho. “Al principio, el target y la imagen de un practicante de CrossFit era gente muy fuerte que venía aburrida de sistemas de entreno convencionales, y esto coartaba, porque tú llegabas y te sentías desubicado, porque no era un gimnasio convencional en el que había todo tipo de gente; ahora hay más gente que va por salud que personas fuertísimas”.
En cuanto a paridad, cuenta que está equilibrado, aunque probablemente hay “más mujeres de entre los 57 y los 62 años que hombres”. En esto no coincide Teresa, que sí confirma la tendencia al alza con más perfiles séniores que antes, pero dice que hay más hombres que mujeres en su franja de edad. Y añade que ella conoce a pocas mujeres mayores de sesenta que practiquen esta modalidad.

Mujer practicando CrossFit.
Cómo hacerlo correctamente a una edad sénior
Entonces, ¿cómo hacer CrossFit correctamente a partir de los 60? Según el presidente de SEMED, la mejor manera de introducirse en él es partir de una buena condición física, porque la intensidad del deporte hace que previamente sea recomendable analizar el estado de salud a través de un reconocimiento médico deportivo, valorando la salud cardiovascular y el riesgo de lesiones de cada usuario.
El doctor se muestra redundante en una idea clave: “en personas de edad avanzada, es recomendable que las sesiones de entrenamiento estén controladas por monitores para que ajusten los niveles de entrenamiento y la intensidad a las condiciones personales”.
Y aunque es cierto que es una actividad más motivante y que genera mayor grado de satisfacción, y posiblemente los beneficios se consigan en menor tiempo, explica el doctor Del Valle Soto, pero hay vida más allá del CrossFit si se quiere tener una buena condición física, con un riesgo menor de lesiones. Destaca alternativas como el llamado entrenamiento multicomponente, que es una combinación de ejercicio aeróbico, resistencia, trabajo de fuerza y equilibrio. O el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT), que es parecido al CrossFit, pero con más pausas y menos lesivo.