Los españoles son de los ciudadanos del mundo con una esperanza de vida más alta. Tanto en los cálculos al nacer: 83,77 años de media, con diferencias notables entre hombres (81,11) y las mujeres (86,34). Como en la esperanza de vida tras cumplir los 65 años: 21,68 años adicionales de media, 19,56 para los hombres y 23,49 para las mujeres. Sin embargo, la esperanza de vida en buena salud a los 65 años se mantiene en torno a 9,7 años, con una ligera diferencia de género: 9,5 para las mujeres y 9,8 para los hombres.
Este último dato es el principal desafío al que se enfrenta una sociedad cada vez más envejecida. Casi 10 millones de personas de 65 años o más residen actualmente en España, representando el 20,4% de la población total.
El envejecimiento continúa acelerándose. La proporción de mayores de 80 años alcanza ya el 6,1%, y los mayores de 90 suman más de 650.000, evidenciando un proceso de sobreenvejecimiento que se acentuará con la llegada a la vejez de las generaciones del baby boom. Las proyecciones del INE indican que en 2045 la población mayor podría superar los 15,9 millones, lo que equivaldría al 29,2% del total de habitantes.
Estos son algunos de los datos que se extraen del informe Un perfil de las personas mayores en España 2025, elaborado por el Departamento Población del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Julio Pérez Díaz, demógrafo del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD, CSIC) y coordinador del informe, pone el enfasis precisamente en la calidad de vida: “El proceso de envejecimiento de la población española plantea una cuestión central, no solo cuántos años pueden esperar vivir las personas mayores, sino cuántos de esos años transcurrirán en buena salud. Este interrogante, clave para el bienestar individual, tiene también una dimensión pública, al incidir directamente en la planificación de los servicios sanitarios, sociales y de cuidados”.
Más de la mitad de los mayores de 85 años padece enfermedades crónicas, mientras que un 10,9% de los de más de 65 presenta limitaciones graves en su capacidad para realizar actividades cotidianas.
Los hábitos de vida influyen de manera significativa en la salud: en el grupo de mayores de 65 años, un 47,2% de los hombres y un 36,4% de las mujeres presentan sobrepeso, y la actividad física regular se realiza en un 42,5% de las personas de 65 a 69 años, mientras que el sedentarismo afecta a un 38,5%. El acceso a servicios sanitarios es alto, aunque persisten barreras económicas y geográficas, especialmente para quienes viven solos, señala el informe.
Una de las novedades de este trabajo respecto al año anterior es que, en lugar de centrarse en la felicidad auto-declarada, la implicación de los mayores en tareas domésticas o el cuidado de personas dependientes, se ha analizado en profundidad: los cuidados a mayores dependientes proporcionados por servicios de ayuda a domicilio. Y la situación es muy deficiente.
Según este trabajo, uno de cada cuatro hogares con personas mayores contaba en el 2024 con miembros en situación de dependencia, pero solo un 38,4% de ellos recibía servicios de ayuda a domicilio. La financiación pública de estos servicios ha aumentado, pero más de 530.000 hogares siguen teniendo necesidades no cubiertas.
