“Cuanto más edad tienes, más se valoran las relaciones, hay más responsabilidad afectiva, se cuidan más los vínculos, se puede practicar el poliamor de una forma más sana”. Lo afirma Sergy Martin. Tiene 61 años y es coordinador de NomonoMa, un grupo de no monogamias de Málaga, activo desde el 2013. Sergy se define como heterosexual y hace casi dos décadas que es poliamoroso.
Actualmente, tiene dos vínculos: uno con la mujer con la que convive y tiene una relación estable desde hace 19 años, y otro con otra persona a la que ve “esporádicamente”. “Mantenemos una relación romántica, puede haber sexualidad, pero no es lo importante. El sexo para mí no es lo relevante”, explica a Guyana Guardian.
Cuanto más edad tienes, más responsabilidad afectiva, se puede practicar el poliamor de una forma más sana
Las cifras de la tercera oleada de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre relaciones sociales y afectivas tras la pandemia, de 2023, dicen que el 47,6% de los españoles aseguran estar “muy de acuerdo o de acuerdo” en que una persona pueda tener dos o más relaciones afectivo-sexuales al mismo tiempo.
La pregunta es abierta sobre si se “pueden mantener” dos o varias relaciones, no sobre si la propia persona lo practica o lo toleraría en su pareja. Pero, aun en una cuestión tan general, las respuestas cambian en la franja de edad de 55 años adelante: hasta los 64 años, los que están a favor son el 45,3%; y en el espectro de 65 a 74 años, ya solo son el 33,1% los que están de acuerdo.
Edadismo en el tema sexoafectivo
Es decir, la opinión sobre el tema es más conservadora entre los séniors y, a la vez, la edad penaliza, todavía, en nuestra sociedad, en cualquier aspecto relacionado con la sexoafectividad. “‘¿Qué está haciendo el abuelo o la abuela?’, piensan las familias, si tienen a una persona mayor que simplemente, tiene ganas de vivir tu sexualidad, por ejemplo, porque se ha separado. A partir de cierta edad es como si pasásemos a cuidar a terceras personas, sin tener una vida afectiva y sexual propia. Y evidentemente, si hablamos de algo fuera de la norma, como el poliamor, pues ya es el acabose. Está muy penalizado”, cuenta a Longevity Ignasi Puig Rodas, psicólogo clínico, sexólogo, terapeuta de pareja, activista y divulgador sexual.
La asociación entre poliamor y juventud se da, por un lado, porque tenemos una visión sexualizada y fantasiosa de lo que son las relaciones abiertas, según Cecilia Bizzoto, socióloga, sexóloga y portavoz de JOYclub España. “Por otro lado, además, tenemos una mirada infantilizada y asexualizada de la vejez, por lo que en este marco de pensamiento es imposible imaginarse a una persona mayor, teniendo citas, encuentros sexuales en grupo, más de una pareja… ¡Si ya nos cuesta entender que los mayores tienen deseo y erótica, como para asumir que pueden ser no-monógamos!”, exclama.
‘¿Qué está haciendo el abuelo o la abuela?’, piensan las familias, si tienen a una persona mayor que simplemente, tiene ganas de vivir tu sexualidad
Tenemos una mirada infantilizada y asexualizada de la vejez
Está de acuerdo con todo ello Sandra Bravo, periodista, terapeuta especializada en no monogamias, autora del libro Si te he amado, no me acuerdo e impulsora del proyecto Hablemos de poliamor. “Se tiene la idea de que el poliamor es una experiencia de juventud o una locura transitoria que se te pasa con la edad. Y esto, en parte, ocurre porque se simplifican las no monogamias consensuadas con la idea de la promiscuidad. Esto deja fuera de la ecuación la riqueza y posibilidades que tiene el hecho de vivir las relaciones no monógamas”, explica.
Pero “abuelos poliamorosos” ya no es un oximoron hoy en día. Fallecieron hace ya unos años pero la historia de Jeanie, de 81 años; Will, de 84; y Adina, de 90, fue una bonita relación que se ve en el documental fotográfico Senior Love Triangle. Su conexión es un escudo —no fácil de construir— contra la soledad del envejecimiento. Su idilio comenzó en un centro de atención para personas mayores en Los Ángeles, California, pero es en el mundo exterior donde pueden vivir abiertamente su vínculo a tres.
“Vivimos por encima de la ley. No fuera de la ley, sino por encima de la ley. No somos forajidos”, decía Will, quien a final de la década de sus 70 años conoció a Adina en una residencia, de la que fueron expulsados. Cuando Will conoció a Jeanie, nació una trieja sénior. Las fotografías y el documental posterior llaman la atención, precisamente, por lo poco común de una unión así, entre mayores.
Sergy acaba de pasar los 60, y el concepto de la tercera edad o la idea de residencias para mayores todavía le queda lejos. Pero desde su situación actual, está de acuerdo con la idea que expresan los sexólogos y que vivieron estos tres ancianos en Estados Unidos: el edadismo de la sociedad se traslada, aumentado, en los círculos poliamorosos. “La gran mayoría de quienes escriben en redes o en otros ámbitos sobre este tema tienen entre 25 y 40 años, parece que la no monogamia se haya inventado ahora y no es así. No se visibilizan las personas mayores de este ámbito, se da por hecho que no se van a adaptar a esta manera de vincularse”, relata.
Gonzalo (nombre ficticio a petición del protagonista) tiene 66 años y mantiene una relación poliamorosa en grupo conformado por 3 personas más, un “cuadrinomio” como él lo denomina. Él y su mujer viven en Madrid, mientras que sus “novios”, otra pareja hetero, residen en Málaga. “Los hombres somos heteros, pero las mujeres son curiosas en el tema lésbico, ellas salen ganando”, ríe al teléfono. Quedan a menudo en una ciudad u otra, y sus hijos, que están en la pubertad, conviven cuando viajan todos juntos y conocen la relación. Se conocieron en el mundo swinger y no se han separado desde hace tres años. “Tuvimos un flechazo entre los cuatro. Supongo que es algo rarísimo, pero resultó que conectamos divinamente Somos casi una familia de seis”.
Si has tenido ya tus relaciones más o menos largas y sabes lo que quieres, es mucho más fácil orientar tu vida que cuando tienes 20 años
Gonzalo y su cuadrinonimo, de viaje en París
Para Gonzalo, abrir la pareja de siempre a la no monogamia —como fue su caso— funciona solo en relaciones consolidadas. “Se piensa que después de los sesenta o sesenta y cinco, como que ya no tiene sexo. Y te aseguro que no es así. Estamos muy activos la mayoría”, afirma. Pero no cree que la vivencia del poliamor sea más positiva en la edad madura. “Depende de la madurez de cada persona. Aunque es cierto que si has tenido ya tus relaciones más o menos largas y sabes lo que quieres y lo que quiere la otra persona, es mucho más fácil orientar tu vida que cuando tienes veinte o treinta años. La experiencia, la seniority, sirve para algo”.
Para Sandra Bravo, también, “podemos ser más coherentes con el modelo de no monogamias, que más nos funciona a medida que cumplimos más años, porque tienes más experiencia, más años de rodaje y por tanto te conoces mejor”.
Más relaciones, ¿mejor envejecimiento?
Cada vez se habla más de la importancia de envejecer en comunidad, con un círculo afectivo de calidad. ¿Es entonces una ventaja en el envejecimiento, el hecho de ser poliamoroso? Para Sergy, así es. “Estás más acompañado, tienes más posibilidades de no sentirte solo. Además, los cuidados, importantes en la no monogamia, no dependen solo de una persona que se lo carga todo, varias personas pueden coordinarse para ayudar a quien necesite atenciones, y esto me parece muy relevante y a la vez muy bonito”, reflexiona.
Glòria Rossell, 58 años, vive en un pueblo de la Garrotxa, en la provincia de Girona. Desde 2020 se relaciona de forma poliamorosa, tras cursar un posgrado en inteligencia emocional en la Universidad de Girona. “Estuve 25 años trabajando a piñón fijo, casa y trabajo, levantando un negocio. Cuando lo cerré, estudié y cambié mi vida, y eso ha cambiado también a las personas que me rodean. La evolución de la vida me ha llevado hasta aquí. Aunque no me fue fácil viviendo aquí, en un pueblo pequeño”, relata.
Estamos juntos dede hace cinco años, pero ambos tenemos otras relaciones, que pueden durar semanas, meses o años. Estoy con otro chico con quien tengo un vínculo más sexual
Gloria estaba separada y le daba vueltas a qué tipo de relación o relaciones deseaba. “Puse todas las opciones sobre la mesa. Si no me habían funcionado dos matrimonios, por algo sería”, cuenta. Durante la pandemia encontró a una persona, con la que sigue ahora. “Estamos juntos, pero ambos tenemos otras relaciones, que pueden durar semanas, meses o años. Ahora estoy a la vez con un chico, desde hace un año, con el que compartimos un vínculo más sexual”.
Para Rossell, esta es una muy buena manera de tener una red de cuidados. “No son relaciones de dependencia, sino de entender qué necesita cada uno, ponerle ganas, y funciona muy bien. Algún día en que he estado muy floja (llevando meses dando apoyo a una persona). Pues envío un mensaje, hago una llamada, pido que necesito llorar, un abrazo o que alguien me sostenga… Podría ser un amigo, con un lenguaje más neutro, pero es un amigo con un cariño muy especial”.
Además, el hecho de, en esta edad, disponer de más tiempo libre y menos cargs de responsabilidad en algunos casos, también ayuda. “Yo soy jubilada y con ingresos fijos y estables. Ya sabes con qué juegas y hasta dónde puedes llegar. Con 30 o 40, con hipoteca, crianza y pareja, esto es mucho más complicado. A esta edad, la vida se te expande y puedes elegir ser no monógamo o lo que quieras. El límite lo pones tú, no la sociedad”, afirma Gloria.
Glòria Rossell practica el poliamor desde hace unos años.
Romper estereotipos
Con la edad más avanzada, o ya madura, lo más difícil para practicar el poliamor, es, según los especialistas consultados, salir del armario y ser capaces de romper estereotipos, “sin ser juzgadas por hijos, nietos, familiares o amistades en general. En este sector de edad se suma, además de la infantilización y asexualización, que además los círculos sociales suelen tener una menor educación sexual y disponen de menos referentes no-monógamos con los que sentir afinidad y acompañamiento emocional”, apunta Bizzoto. Por eso la especialista recomienda, cuando no se es monógamo, y a cualquier edad, “tener amistad con otras personas que crean y sientan como tú”.
Gonzalo y sus tres parejas lo tienen tan claro que experimentan y viven su sexualidad con curiosidad. “Además de querernos mucho y hacer muchos viajes, hemos creado un juego para swingers, porque hemos visto muchas personas que quieren empezar en esto, tienen curiosidad, les encantaría explorar, pero no se atreven” (no hablamos aquí de poliamor, sino simplemente de swingers o parejas liberales). Se llama Erotix, sirve para romper el hielo, y es tanto para novatos que empiezan como para gente experta, porque tiene muchos niveles. Nos ha ido tan bien que estamos sacando la versión internacional ahora”.
Erotix, el juego que ha creado Gonzalo con su cuadrinomio.
Lo más difícil en el poliamor sénior es vivirlo sin ser juzgadas por hijos, nietos, familiares o amistades en general
Gonzalo, Gloria o Sergy son ejemplos de que las no-monogamias no están reservadas a los jóvenes, y también de que los séniors, cada vez viven con mayor libertad su sexoafectividad. “Debemos pensar que la tercera edad puede ser la época más feliz de la vida, se dispone de más tiempo y más posibilidades económicas para ser feliz. No nos limitemos en nuestros vínculemos, luchemos también en esto contra el edadismo”, concluye Sergy.
Quizá no será tan raro en unos años, escuchar algo así, ‘mi abuelo tiene dos parejas’”, concluye el sexólogo Puig Rodas. El nuevo escenario demográfico revoluciona los afectos, no solo la economía, el consumo y las políticas públicas. Y lo que nos queda por ver y vivir.


