A lo largo de su infancia y adolescencia, los niños suelen atravesar ciertas fases en las que muestran una actitud más rebelde o provocadora frente a sus padres y otras figuras de autoridad. Esto forma parte de su proceso de desarrollo natural, sin embargo, en ciertas ocasiones podría tratarse de una señal de alerta relacionada con la existencia de un problema de la conducta. Concretamente del trastorno de oposición desafiante en niños, un trastorno del comportamiento que presentan aquellos menores que desafían a sus padres, con una predisposición al rechazo y fácilmente irritables. Así lo describe el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (MDE), publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, en el que se conoce por sus siglas en inglés (ODD).
El diagnóstico temprano de este trastorno, que afecta aproximadamente al 1-16% de la población en edad escolar, según la Universidad de Stanford, resulta fundamental para evitar un impacto mayor en la vida de los jóvenes. Ya que, si bien no existe una causa específica que lo desencadene, sí se tiene constancia acerca de que suele coexistir con otros trastornos, por ejemplo, de ansiedad o de déficit de atención.
¿Cómo saber si tus hijos tienen el trastorno de oposición desafiante?
El psicólogo Jose Luis Pedreira-Massa, en un estudio publicado en la revista especializada Anales de Pediatría Continuada, define al trastorno de oposición desafiante como un “trastorno precoz del comportamiento social de la infancia y la adolescencia”. Este se diferencia de un simple comportamiento rebelde debido a que perdura en el tiempo y se manifiesta de manera repetitiva y persistente. Esta será la primera señal que servirá de advertencia para los padres y tutores, quienes también deberán prestar atención a otros aspectos que detalla el especialista.
Las rabietas frecuentes e intensas sin una causa clara o comprensible, las frecuentes discusiones con los padres y la continua trasgresión de las normas son algunos comportamientos habituales derivados de este trastorno. El perfil de estos niños y adolescentes también se corresponde con el de jóvenes que realizan actos molestos hacia otras personas y de forma deliberada, además de mostrarse irritables, rencorosos y vengativos.
Este tipo de conductas pueden llegar a agravarse considerablemente, aunque con menor frecuencia, según puntualiza el psicólogo, hasta dar lugar a amenazas, intimidación, violencia física o muestras de crueldad dirigidas tanto a los familiares como hacia otras personas o animales.
En el caso de sospecha de que un niño pueda manifestar este trastorno de oposición desafiante, el papel de los padres ha de consistir en acudir a un profesional para realizar un diagnóstico adecuado. El tratamiento dependerá de diversos factores, como la edad y los síntomas, explica la Universidad de Stanford. No obstante, este suele incluir una combinación de psicoterapia individual, terapia familiar, terapia grupal y/o medicación.