La expresión “estar en Babia” tiene su origen en la provincia de León, España. Babia es una comarca montañosa que, en la antigüedad, era utilizada por los reyes de León como un lugar de descanso y retiro. Cuando se ausentaban de la corte, se decía que estaban “en Babia”, es decir, desconectados de los asuntos del reino. Con el tiempo, la frase pasó al lenguaje popular con el significado de estar distraído, ensimismado o ajeno a lo que ocurre alrededor. Pero, en contra de lo que se pueda creer, el cerebro no descansa. Hay una red de neuronas que sigue activa en segundo plano: la red neuronal por defecto (RND). Descubierta en los años 90, esta estructura cerebral está asociada a la autorreflexión, la memoria autobiográfica y la rumiación.
La RND se activa cuando la mente no está enfocada en una tarea específica. Según Neuro-Class (centrados en la neuropsicología, neurociencias y educación), en lugar de “apagarse”, el cerebro mantiene una actividad intrínseca en estado de reposo. Esta red está compuesta por: la corteza prefrontal ventral media, relacionada con la regulación de emociones y la motivación, y la corteza cingulada posterior y precúneo medial, responsable de la recuperación de recuerdos y la integración de experiencias pasadas.
El piloto automático del cerebro
Como apunta La Mente Es Maravillosa pasamos casi la mitad del día activando esta red neuronal, lo que nos hace funcionar en “piloto automático”. Esto puede ser útil en tareas mecánicas, pero también nos predispone a olvidar cosas como si hemos cerrado la puerta con llave o apagado la luz.
Sin embargo, este estado no siempre es positivo. Un uso excesivo de la RND está vinculado a emociones negativas, ya que fomenta la rumiación y la introspección excesiva. Investigaciones recopiladas en la National Library of Medicine han encontrado que personas con depresión tienen una hiperactividad en esta red, lo que refuerza pensamientos negativos repetitivos.
El antídoto contra la rumiación mental
La práctica del mindfulness puede reducir la actividad de la RND y mejorar el bienestar emocional. Al enfocar la atención en el presente sin juzgar, se fortalece la red frontolímbica, que regula la respuesta emocional y disminuye la actividad de la amígdala, implicada en el miedo y la ansiedad, como remarca Capital Emocional.
La red neuronal por defecto es clave en nuestra vida mental, permitiéndonos reflexionar sobre el pasado y planificar el futuro. No obstante, un desequilibrio en su funcionamiento puede llevarnos a estados de ansiedad y depresión. Por ello, aprender a gestionarla a través de prácticas como el mindfulness puede ser esencial para mejorar nuestra salud emocional.


