Sabios como Platón ya decían que cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue, pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo. En su libro Vida más allá de la vida (Kairós, 2025), el doctor en economía, especializado en estudios de la conciencia, Xavier Merlo, y la reconocida médica especialista en anestesiología y reanimación Luján Comas compilan toda una serie de revelaciones de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte (CEM). En muchos casos, aseguran los testimonios, ese morir y renacer ha cambiado sus vidas, convirtiéndoles en personas más sabias y haciendo su experiencia de vida más trascendente.
Probablemente, la muerte no es lo que creemos. La ciencia y las investigaciones no dejan de avanzar. Nikola Tesla nos recordaba que si lo que queríamos era encontrar los secretos del universo, debíamos pensar en términos de energía, frecuencia y vibración. Luján Comas preside la Fundación Icloby (Somos alma), que se dedica a estimular el cambio de conciencia mediante la educación. Junto a Xavier Merlo, fundador de la entidad, atiende las preguntas de La Vanguardia.
Con la muerte termina la vida física, pero nuestra auténtica esencia, nuestra conciencia, nuestro espíritu sigue viviendo en otro plano de conciencia
¿Es la conciencia eterna?
Lo es. Todas las tradiciones y todos los sabios, incluidos los grandes científicos, han tenido esta visión mística de la vida. Las tradiciones siempre nos han hablado de cuerpo, alma y espíritu. El ātman, que literalmente significa esencia, aliento, o alma en el hinduismo, una energía muy sutil que se reencarna hasta que alcancemos el nirvana.
El nombre es lo de menos, esa energía, conciencia o mente sutil, es eterna. Perdura después de la vida terrenal, más allá de la muerte física. Existe, y nos une a todos los seres sintientes. Se trata de algo más grande que a menudo no podemos entender y que se asocia con un estado puro y divino.
¿Hay algún el denominador común en las personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte?
La pérdida del miedo a la muerte, porque han experimentado vida con capacidad de ver, oír, sentir, experimentar, pensar, etc. Después, cambios significativos en sus valores y en su vida familiar y laboral: mayor espiritualidad, más solidaridad, menos materialismo. Son más respetuosos con todo tipo de vida.
¿Qué testimonio os ha impactado más de cuantos aparecen en el libro?
Todas nos han impactado. Si la pregunta fuera la ECM perfecta, quizás sería la que narra en sus libros el neurocirujano y profesor de Harvard Eben Alexander.
¿Cómo nos trasforman las experiencias cercanas a la muerte?
Nos dirigen hacia una trascendencia, haciéndonos más espirituales, menos materiales, más altruistas, potenciando el contacto con la naturaleza y con los animales. Adoptamos la necesidad de explicar la chispa divina que mora en nuestro interior. Aunque la vuelta de una experiencia cercana a la muerte es complicada, se sale de allí con un propósito, con un sentido de vida.
¿El miedo a la muerte desaparece tras una de estas experiencias?
Sí, claramente. Puede continuar el miedo al dolor y a la enfermedad que puede conllevar la muerte, pero el resultado es una vida mucho más intensa, más en el presente. Se valora y se agradece más la vida.
¿La vida termina con la muerte?
No. Solo termina con la muerte el cuerpo, la vida física, pero nuestra auténtica esencia, nuestra conciencia, nuestro espíritu sigue viviendo en otro plano de conciencia. Eso es lo que parece ser…
¿Cómo puede ser que Platón y los suyos supieran que puede existir conciencia en un cerebro sin actividad o que la parte mortal se extinguía al morir, pero seguía el principio inmortal?
Quizás tenían más conocimientos que nosotros. Y no solo Platón, también la escuela pitagórica y todos los sabios de la era axial. Junto a ellos, también están muchos grandes científicos que han tenido una visión mística de la ciencia.
Los antiguos sabios orientales tenían mucha más conexión con todo: con el universo, la naturaleza, el conocimiento intuitivo. En la evolución tecnológica y científica hemos aprendido a separar, para intentar conocer más profundamente todo. Pero nos hemos quedado en el texto, olvidando que el texto es parte del contexto.
Al morir, ¿vamos al campo cuántico? ¿Es ese un cielo científico o de una energía mística universal?
La experiencia me dice que al morir nos vamos. El dónde nos vamos ya es otra historia. Dependerá de nuestras vivencias en la Tierra. Debemos tener en cuenta que diferentes tradiciones hablan del vacío. Al principio era el vacío y el vacío lo integra todo. En él, solo había la vibración. Todo estaba ordenado. A eso como siempre le podemos poner todos los nombres y las etiquetas y dictar con arrogancia grandes clases magistrales teóricas.
Ahora decimos que es el campo cuántico, donde ciertamente yace todo lo que existe, tanto lo visible e invisible, donde están las huellas del pasado y las posibilidades del futuro. Las ECM nos demuestran que todo está instantáneamente conectado. No existe la separación. A un nivel profundo, todo es coherente y ordenado. Toda esta energía es no-local. Salimos de ese campo cuántico y retornamos a él. Todo lo visible y lo invisible sale de él.
¿Qué es la supraconciencia de la que tanto habla el dr. Sans?
Ese es otro nombre de esa energía cósmica que podemos llamar Dios, Universo, Campo Cuántico, el Uno. Preferimos, aunque no sea atractivo hoy, llamarle AQUELLO con mayúsculas, con el máximo respeto, porque realmente no estamos preparados para entenderlo, definirlo ni nombrarlo.