Jóvenes contra el estigma de la fragilidad mental: “El psicólogo me ayuda a evitar pensamientos negativos”

Vivo

 Cada vez son más los adolescentes y jóvenes que piden por iniciativa propia ir al terapeuta para gestionar sus emociones y mejorar su bienestar

Naroa Gordo hace un año que va a terapia

Naroa Gordo hace un año que va a terapia

ANA JIMENEZ

El jugador de básquet Ricky Rubio es una de las muchas cabezas visibles de un cambio generacional: jóvenes que no sienten vergüenza en reconocer que necesitan ayuda psicológica. La cantante y actriz Olivia Rodrigo paga terapia a su banda durante y después de la gira como una herramienta crucial para trabajar las emociones. Con una finalidad parecida, Jan y Naroa asisten al psicólogo periódicamente. Porque cada vez son más los adolescentes y jóvenes que deciden por iniciativa propia pedir cita en el psicólogo para sentirse mejor. Y hablan de ello abiertamente. En muchos casos no se trata de cuadros extremos, sino de personas que hacen una vida normal, pero a los que la terapia les ayuda a estar mejor.

Lee también

Las hospitalizaciones de adolescentes por depresión aumentan un 1.200% en 20 años

Celeste López
depresión

Jan Sallent empezó a ir al psicólogo en la etapa de primaria por recomendación de sus padres. Siguió de forma “intermitente” unos cuantos años y hace medio año lo ha retomado “por decisión propia”. Este joven catalán de 22 años que ha concluido la carrera de ciencia e ingeniería de datos y que justo ahora empieza el proceso de buscar trabajo, va a la consulta cada dos semanas. Y aunque tiene “clarísimo” que podría no ir, considera que esta terapia contribuye a su bienestar general: “es como quien va al fisio porque le duele la espalda. La visita me hace bien”. Su motivación concreta para ir al psicólogo es que “no estoy suficientemente a gusto”. Lo verbaliza de manera natural, clara y sincera.

También Naroa Gordo, de 21 años, hace uno que decidió ir al psicólogo animada por su pareja, que también va a terapia. Esta joven, que ha acabado Comunicación Audiovisual, no sin grandes esfuerzos, empezó con malestar emocional en el instituto. Tenía ansiedad y problemas para dormir, pero a pesar de que había motivos para ayudarla, “no me hicieron caso”, cuenta. Después de esta primera llamada de ayuda en la que recibió el input de que lo que le pasaba no era suficientemente importante, llegó la covid. Tras el confinamiento y después de hablarlo con sus padres logró cita en la Seguridad Social. Pero el sistema público es deficiente en cuanto a atención, constató Gordo. “Tardan mucho en darte una cita y la siguiente es a los tres meses”, explica. En el ambulatorio sus problemas tampoco eran prioritarios y, tras entrar a un grupo de terapia, le volvieron a decir que lo que le sucedía no era tan grave. En casa le había costado explicarlo y reconoce que inicialmente sus padres también minimizaron su estado. Desde hace un año han cambiado de chip y son ellos los que le pagan el psicólogo.

La pareja de Naroa fue quien la animó a ir al psicólogo

La pareja de Naroa fue quien la animó a ir al psicólogo

ANA JIMENEZ

“Es literalmente la jefa más soñada de todos los tiempos”, ha explicado recientemente una de las guitarristas de la banda de la actriz y cantante californiana Olivia Rodrigo. Porque todo el equipo de la gira cuenta con terapia pagada a cargo de Rodrigo, que también la usa. Cada vez más personalidades públicas como cantantes o deportistas hablan de salud mental de manera que ayuda a derribar el estigma, considera Anna Sanmartín, directora de investigación de Fad Juventud y socióloga. “Constatar que también esas personas pasan malos momentos es beneficioso”, señala.

Estrés, ansiedad y tristeza

El estrés, la ansiedad, la tristeza están “mucho más encima de la mesa”, algo que quizás no sucedía antes en el mismo grado, apunta Sanmartín, que considera que estamos en un momento “clave” para visibilizar la importancia de la salud mental. Sallent en casa tiene apoyo. Ahora es él el que se paga la terapia y reconoce que es más fácil la gestión en familias que previamente te han llevado al psicólogo. Pero, reconoce que el factor económico es una barrera porque en el ámbito público hay pocos recursos.

Fad Juventud hace un barómetro de la salud y el bienestar de los jóvenes desde 2017 sin centrarse únicamente en diagnósticos médicos, sino que también acostumbran a preguntar de sus “malestares” apunta Anna Sanmartín. La pandemia “multiplicó la mirada a los malestares” que quizás antes no se veían o no se percibían, señala la socióloga, que considera que en cierta manera esto es algo “bueno” que nos dejó la covid. La experta cree que hay una mayor atención a los cuerpos y a las emociones.

Es como quien va al fisio porque le duele la espalda. La visita me hace bien

Jan Sallent

Son los jóvenes, según Sanmartin, los que se han abierto a verbalizar los problemas de salud mental de manera natural. También la psicóloga Júlia Pascual confirma que los jóvenes piden ayuda sin vergüenza, aunque considera que es importante decir que están “mejor” que en generaciones pasadas.

A partir de primero y segundo de la ESO y también en bachillerato, los jóvenes son los que piden ir al psicólogo, apunta Pascual. Los problemas para gestionar las emociones, conductas de dependencia emocional, trastornos alimentarios y descontento con su cuerpo son algunos de los casos más recurrentes que atiende en consulta. Pascual lamenta que se de el móvil demasiado pronto porque las redes son una puerta abierta a un mundo desconocido y avisa que los jóvenes hablan con sus padres de la vida real, pero no de la virtual y que es allí donde están los problemas.

El psicólogo para gestionar la vida

“El psicólogo sirve para gestionar la vida”, resume Pascual. “El mensaje tienes que ser feliz, no sufras” los está destruyendo por dentro y también puede ser un problema que quieran entender “demasiado” la vida, apunta. “Los jóvenes están en terapia por todas las generaciones anteriores y son beneficios a nivel general”, sentencia Pascual, que asegura también que el trabajo emocional repercutirá en ellos cuando sean padres.

Gordo considera que se minimiza la importancia de la salud mental, aunque entre los jóvenes se cuida, considera. Fue su pareja, que también va a terapia, la que le recomendó buscar ayuda porque ella también acude a una consulta. Y el psicólogo le ayuda a la “gestión emocional y a evitar pensamientos negativos”. Esta joven asegura que le sienta tan bien esta ayuda externa que piensa seguir empleando durante mucho tiempo, aunque lamenta que no todo el mundo se la puede pagar. “He estado muchos años que no he tenido las herramientas para estar tranquila, para enfocarme en los estudios… Siempre he tenido facilidad para sacar buenas notas, pero el proceso era un sufrimiento”, explica.

Pascual apunta a la dependencia a la tecnología actual y también a la hipocondría como trastornos que despuntan en la actualidad. Pero insiste en que los jóvenes no están hoy peor que antes. La psicóloga lamenta en este sentido que muchos padres son “demasiado sobreprotectores” y que a veces llevan a sus hijos al psicólogo para que les pongan una etiqueta, pero luego no trabajan para reparar cosas. “Los padres quieren el diagnóstico, pero no la intervención”, lamenta.

Los expertos avisan del peligro de medicalizar el lenguaje

Los jóvenes hablan más de ello y piden más ayuda. Pero todo esto tiene una pequeña contrapartida: han “medicalizado el lenguaje”, asegura Sanmartin. De esta forma, en lugar de decir que están tristes, dicen que tienen depresión, por ejemplo. Por eso considera que hay que calibrar este uso del lenguaje.

Pascual también lamenta la facilidad con la que se emplean términos como ansiedad o tener TOC sin que la realidad se ajuste la sintomatología a lo que sucede.

Ana Sanmartin denuncia la falta de recursos en salud mental que, en muchos casos, se traduce en una visita al médico de familia y receta de ansiolítico cuando quizás el caso requería otro tipo de intervención. En este sentido, apunta que los psicólogos reclaman que faltan espacios “de escucha”, especialmente en adolescencia. “A veces la escucha sería suficiente en niveles leves de malestar”

Lo verbalizan mucho más ellas

Los cuidados son aún algo muy femenino y son ellas los que los siguen incorporando de manera general. Por eso son las chicas las que también tienen más facilidad para abordar temas relacionados con malestares psicológicos, apuntan las expertas. Los chicos piden ayuda cuando tienen el trastorno, pero no para hacer prevención, como sí hacen las mujeres”, explica Pascual.

Jan Sallent considera que esta concepción de que los jóvenes han derribado el estigma de la salud mental depende del ámbito en el que te muevas y también está marcado por el género, aunque sí que reconoce que “los referentes vitales de los jóvenes lo expresan más”. 

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...