9 señales para reconocer cuándo una relación ya no tiene arreglo
Parejas rotas
Cuando el desgaste emocional supera al compromiso, el amor ya no basta para sostener la relación
Cuáles son las fases del duelo tras una ruptura de pareja y cómo superarlo
Hay que hacer caso a las señales de que una relación ha llegado a su fin.
Decidir si una relación ha llegado a su fin puede ser una de las experiencias más desgastantes emocionalmente. Según la autora y divulgadora Peg Streep, colaboradora en Psychology Today, muchas personas se aferran al vínculo por miedo al cambio, a la soledad o simplemente por creer que invertir tiempo y energía justifica seguir, aunque ya no haya retorno.
En paralelo, una investigación del equipo de psicoterapeutas Juan Antonio Barrera y Fidelia Martínez, de la que se hacen eco en Psicoactiva, refuerza que la separación suele obedecer a un conjunto de factores complejos: desde el fin de la intimidad hasta el miedo a quedarse solos. Aun así, hay señales comunes que suelen repetirse cuando una relación se acerca a su punto ruptura.
Señales para saber si una relación ya no se puede salvar
1Conversar ya no es posible: si cada charla termina en discusión, evasión o en un muro de silencio, es mala señal.
2La crítica constante ha sustituido a la comprensión: los roces cotidianos del día a día dan paso a una dinámica donde todo molesta. Lo llamativo es que no se critican acciones, sino personalidades: “sólo piensas en ti”.
3Se evita el contacto: ya no sólo físico. También el emocional. Evitar a la pareja se convierte en una forma de protección frente al conflicto, pero también en un signo de desconexión.
4Lo que antes encantaba, ahora irrita: es lo que el psicólogo John Gottman, mencionado en Psychology Today, denomina ‘Contempt’ o desprecio, uno de los mayores predictores del fracaso conyugal. Cuando lo cotidiano se vuelve intolerable, poco queda por rescatar.
5Aparece el abuso verbal sutil: las bromas con doble intención, las descalificaciones encubiertas o el sarcasmo continuo son formas de violencia silenciosa que erosionan la autoestima y el vínculo.
6Ya no se recurre a otros en los momentos difíciles: cuando la pareja deja de ser un refugio emocional y se busca fuera del vínculo, la intimidad está rota.
7Uno de los dos vive como si estuviera soltero: se planifica el futuro sin contar con el otro. Desde pequeños detalles hasta grandes decisiones: hay un “yo” en vez de un “nosotros”.
8Desaparece el contacto físico y visual: la distancia emocional suele acompañarse de frialdad corporal. Si ya no hay caricias, miradas cómplices ni deseo, hay que preguntarse por qué.
9Ya no se es uno mismo en la relación: cuando el vínculo empieza a deformar la identidad o genera ansiedad, es momento de parar y revisar.
Algunas pueden parecer obvias. Otras, en cambio, se camuflan entre rutinas o silencios. Lo cierto es que, cuando se acumulan, el pronóstico no suele ser favorable.