En un momento en que la restauración se enfrenta al reto de evolucionar sin perder el alma, Garden Pizza emerge como un ejemplo inspirador de lo que podría (y debería) ser el restaurante del futuro. Nació en Sant Cugat en 2018 con una ambición clara: ofrecer pizza artesanal de primer nivel más allá de los límites de Barcelona. Hoy, con seis locales repartidos por Cataluña —incluido el recién inaugurado en L’Hospitalet de Llobregat—, esta cadena catalana no solo ha conquistado el paladar del público, sino que ha logrado diseñar un modelo que armoniza calidad, sostenibilidad e innovación real.
Los locales de Garden Pizza, inspirados en jardines urbanos, ofrecen una experiencia sostenible, acogedora y pensada para todos
Garden Pizza no se presenta como una simple pizzería. Es, en esencia, un proyecto gastronómico que entiende la pizza como vehículo para algo más profundo: generar comunidad, conciencia y belleza. Cada masa, fermentada entre 48 y 72 horas, es una obra de precisión artesanal. El secreto está en la elección de harinas 100% naturales —como la reconocida Petra 0102 HP— sin conservantes ni aditivos, pensadas para ser no solo sabrosas, sino también fáciles de digerir. A partir de ahí, ingredientes frescos de proximidad y productos italianos con DOP se combinan para dar lugar a una carta que respeta la temporalidad y reivindica el sabor real.
No es casualidad que esta propuesta haya sido reconocida internacionalmente con el puesto 34 en la prestigiosa guía 50 Top World Pizza Chains, ni que sea la única cadena premiada con el Green Oven 2024 por su compromiso con la sostenibilidad. En Garden Pizza, cada decisión —desde la elección de los productos hasta el diseño de los locales— responde a una visión coherente y consciente del negocio.
En Garden Pizza, la sostenibilidad no es un adorno: es una forma de hacer las cosas
Los espacios donde se ubican los restaurantes de Garden Pizza también hablan este mismo lenguaje. Inspirados en gardens, repletos de plantas, madera y luz, los locales invitan a quedarse, a compartir, a celebrar. Un equipo de gardeners cuida cada rincón como si se tratara de un pequeño invernadero urbano, y eso se nota. Además, son espacios dog-friendly y con alma digital, pensados para ofrecer una experiencia cómoda y actual sin sacrificar la calidez del trato humano.
La apuesta por el planeta va más allá de lo estético. Garden Pizza cultiva sus propias hierbas en jardines hidropónicos ubicados en Sant Cugat y otros puntos, reutiliza subproductos como el bagazo de cerveza para integrarlos en nuevas masas, y colabora con empresas biotecnológicas que transforman algas marinas en fertilizantes sin químicos. Un ejemplo de economía circular que, en lugar de predicarse, se practica.
Con una carta vegana de referencia y opciones sin gluten, Garden Pizza reivindica una gastronomía inclusiva sin renunciar al sabor
La inclusividad no es un añadido: es parte del alma de Garden Pizza. Su carta vegana —la más amplia y elaborada dentro de su categoría— demuestra que la cocina basada en vegetales puede ser igual de rica, variada y sorprendente. A ello se suma la opción de una masa hecha con cereales sin gluten, pensada para que nadie se quede fuera de la experiencia. Todo ello sin perder ni un ápice de rigor gastronómico, gracias a un equipo que investiga y desarrolla constantemente nuevas recetas, formatos y fórmulas.
La carta vegana más completa y elaborada de su categoría. Inclusiva, creativa y sin concesiones al sabor
La digitalización también forma parte del ADN de Garden Pizza como una herramienta al servicio de la experiencia. A través de un sistema intuitivo de order & pay, los comensales pueden pedir desde la mesa sin prisas ni esperas, mientras que el Garden Club, su programa de fidelidad que lanzarán el mes que viene, recompensará a los habituales con descuentos y beneficios pensados para estrechar la relación con la marca. Además, los propios clientes pueden valorar la atención recibida a través de una aplicación que convierte la experiencia en un diálogo transparente entre sala y público. Una digitalización amable, que no deshumaniza, sino que potencia lo esencial: sentirse bienvenido.
En un sector muchas veces marcado por las modas pasajeras o el márketing vacío, Garden Pizza demuestra que otra restauración es posible. Una restauración que no olvida el oficio, que se preocupa por las personas, que cuida su entorno sin dejar de crecer.
Porque Garden Pizza es uno de esos restaurantes que anticipa cómo será el mañana. Un modelo que no se impone con discursos, sino que convence con hechos: ingredientes reales, procesos honestos, espacios vivos. Y, sobre todo, una pizza que emociona.
