Un vergel recuperado en la Sierra de Gredos acoge la nueva bodega Domaine Dexaïe

Beber 

Los jóvenes Carmen de la Pascua y Emmanuel Campana vinifican para estar a la altura de la belleza del paisaje que les rodea

7 vinos para celebrar la llegada de la nueva vendimia

Domaine Dexaïe

Vendimia en la bodega Domaine Dexaïe

Estanis Nunez

“La garnacha se ilusiona fácilmente”. Eso dice Emmanuel Campana, enólogo de Domaine Dexaïe junto a la también enóloga, Carmen de la Pascua, al pie de sus viñas, a 1.110 metros de altura, en la Sierra de Gredos (Ávila). Se refiere a sus cepas más viejas, fechadas de 1935, que encontró abandonadas junto al resto de parcelas que hoy conforman esta bodega de nueva creación que sacará su primera añada al mercado a mediados del próximo mes de noviembre.

El paisaje de Gredos, salpicado por grandes rocas graníticas, acoge los viñedos de Domaine Dexaïe, que se benefician de unos suelos con un alto drenaje y una aireación constante gracias al viento que sopla a través del puerto de Serranillos. Rodeados por ocho valles o navas, en Navarrevisca, la pareja treintañera argentino-gaditana, que se conoció en la bodega chilena Matetic, en el Valle de Casablanca, ha conseguido crear un vergel de viñedos, bosque, pasto y frutales donde antes encontraron una maleza que había ido acumulándose durante más de una década.

Poda de invierno en la bodega Domaine Dexaie

Vendimia en la bodega Domaine Dexaie 

CLV

“Tuvimos que comprar y unificar parcelas, y eso supuso gestionar más de 300 escrituras y retirar muchos somieres que hacían de vallas entre vecinos, que destinaban unas 0,3 hectáreas al viñedo para autoconsumo”, dice De la Pascua. Finalmente, dispusieron de las 43 hectáreas actualmente son la finca La Camilleja, 14 de ellas dedicadas a la viña y 3 de plantas casi centenarias, a las que tienen un especial cariño: “sabemos que nunca tendrán mucho rendimiento pero no nos importa, porque queremos conservar su material genético”.

El paisaje de Gredos, salpicado por grandes rocas graníticas, acoge los viñedos de Domaine Dexaïe

La orografía, que estudiaron exhaustivamente, les llevaba hacia la elaboración de vinos parcelarios, pero han preferido aunar esfuerzos: vinifican por separado, pisando el racimo entero con los pies, usando el raspón y macerando entre 1 y 2 meses, y posteriormente, tras la crianza en madera usada, primeramente en formatos pequeños y luego grandes, ensamblan.

Poda de invierno en la bodega Domaine Dexaie

Poda de invierno en la bodega Domaine Dexaie

CLV

Preguntados por los dos vinos que están a punto de llegar al mercado, La Camilleja 2023 (1.000 botellas) y Alto Alberche 2023 (5.883 botellas), explican que agradarán “a los que busquen en la copa la esencia de un lugar, de una zona y de una cultura, a los que quieran transportarse al lugar de origen bebiendo un vino”. Opinan que su estilo encaja en la línea de los vinos de Borgoña y Barolo por su frescura y mineralidad, y que el vino siempre se defiende por sí solo. “La verdad siempre está en la copa”, recalcan.

Opinan que su estilo encaja en la línea de los vinos de Borgoña y Barolo por su frescura y mineralidad

Describen su estilo de viticultura como sostenible, emplean el abono de pastores locales y tracción animal parcial, pero no aplican los preceptos biodinámicos salvo en la poda, para la que siguen el ritmo lunar. Anteriormente, en Matetic, ya habían trabajado en ecológico, y disponían de un vasto terreno que combinaba viñedos, granja y huerta. “De forma natural, y por una forma similar de entender la viticultura, hemos ido dando con el camino”, dice Campana, que describe la tarea de recuperación del viñedo, labor que ha conllevado 3 años hasta la elaboración de la primera añada comercial, como la de “pulir y ordenar las piezas que estaban allí, y reconstruir sus muros”.

Garnacha en la bodega Domaine DexAïe

Garnacha en la bodega Domaine DexAïe 

CLV

Habían soñado con un proyecto propio y hoy trabajan un terreno idóneo para el cultivo de la vid (algo que saben bien en la bodega vecina, Comando G, cuyo Rumbo al Norte 2016 obtuvo los 100 puntos Parker), que han ordenado en terrazas para una mejor retención del suelo, rodeados de una naturaleza salvaje, cargada de plantas aromáticas como el tomillo, el romero y el espliego. Cuentan que sienten que deben estar a la altura del tiempo: “hace 100 años, se cultivaba vino aquí arriba, y no podíamos creer que lo lograran a base de la fuerza del ganado y de su propia fuerza. Sentimos que es a ellos a quienes debemos demostrarles, haciendo un buen vino, que será algo positivo para la zona y que agregará valor”.

Habían soñado con un proyecto propio y hoy trabajan un terreno idóneo para el cultivo de la vid

El nombre de la bodega, una súplica popular, solicita ayuda a la naturaleza para llevar el cometido que se proponen: “sabemos que, al final, la naturaleza es la que manda, y a ella le pedimos ayuda para que nos permita hacer nuestros vinos, y para hacerlo a la altura de la belleza del paisaje donde nos ubicamos”.

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