Mayte Calvo de la Banda, enóloga: “Queremos reencontrarnos con el clasicismo de los Rioja, pero haciendo vinos atractivos que denoten más juventud que los reserva”

Vinos

La Vicalanda Viñas Viejas de Bodegas Bilbaínas nace, en palabras de su enóloga, como la máxima expresión del terroir de una de las zonas más privilegiadas de la DOCa Rioja

La enóloga Mayte Calvo

La enóloga Mayte Calvo de la Banda. 

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En asuntos de vinos, parece que lo francés marca el estándar. Quizás por eso se emplee habitualmente el término galo ‘terroir’ para referirse a las combinaciones únicas que ciertos aspectos relacionados con la tierra dan a un vino. Pero ¿qué es realmente el terroir, cómo influye y por qué es tan importante en el mundo del vino? Para descubrirlo, hablamos con Mayte Calvo de la Banda, enóloga de Bodegas Bilbaínas.

“El terroir es un término que nosotros hemos adoptado del francés, pero no se refiere solamente al territorio. Es todo lo que incluye la ubicación donde tienes tu viñedo; eso incluye las condiciones específicas de tu suelo, tu clima específico, el ecosistema que está alrededor del viñedo, la microflora, la macroflora o la fauna, es decir, todos los factores que pueden influir en que se desarrolle tu viña de una manera determinada”, asegura Calvo de la Banda, que señala además que estas características tan concretas que dejan una huella en el vino son mucho más evidente en el caso de los tintos que en el de los blancos, rosados y espumosos.

Por ejemplo, La Vicalanda Viñas Viejas de Bodegas Bilbaínas nace, en palabras de la enóloga, como la máxima expresión del terroir de una de las zonas más privilegiadas de la DOCa Rioja, Haro. Para ella, este terroir lo marca principalmente la latitud, más que la altitud. “No son viñas excesivamente altas, están a una media de 450 metros de altitud, pero sí que hay una influencia muy seria de tanto este clima continental extremo que nos puede venir de la parte de la meseta como de la parte norte del clima atlántico”, explica. Esta mezcla precisa es la que confiere a sus vinos un carácter específico. “En líneas generales, sería la frescura, la acidez, la estructura y la mineralidad lo que definen estos vinos”, sentencia.

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Es por esto que la Vicalanda Viñas Viejas se caracteriza por su potencia y estructura, y la añada de 2019 fue calificada como excelente por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja. Este vino de uva 100% tempranillo ha envejecido 12 meses en barricas de roble francés, lo que contribuye a reforzar su estructura y conservar la expresión del terroir con una personalidad elegante e intensa. “Cada suelo sí que marca el estilo de vino y además cada parte del territorio marca un estilo diferente”, señala Calvo de la Banda, que añade: “Rioja Alta es un suelo más arcilloso, limoso, con parte de caliza y piedra; tiene esa parte de frescura extra, de acidez extra y de mineralidad”.

No en vano, la enóloga defiende los vinos de Bodegas Bilbaínas como una forma de “reencontrarse con el clasicismo del Rioja”. Por una parte, considera fundamental que sus caldos sean capaces de reflejar de la mejor manera posible su territorio, esa Rioja Alta tan característica, pero sin olvidarse de los consumidores. “Haciendo vinos superatractivos para el consumidor, con mucha intensidad de fruta, con un color vivo, unos tonos púrpuras que denotan juventud frente a todos los apagados que había en el pasado con los reservas. Vinos que desde que los sirves en la copa tienen mucho que decir”, asegura.

Viñedos de Bodegas Bilbaínas, en Haro.

Viñedos de Bodegas Bilbaínas, en Haro. 

Bodegas Bilbaínas

Cada suelo marca el estilo de vino y, además, cada parte del territorio marca un estilo diferente

Contributing WriterEnóloga de Bodegas Bilbaínas

Se trata, en definitiva de vinos con una innegable identidad, ligada al territorio, pero que hacen un guiño a la modernidad sin perder su esencia. Además, Calvo de la Banda reivindica el lugar de los blancos al estilo riojano: “Es otra de las líneas que estamos defendiendo, que la Rioja no solo son tintos”.

España, un sinfín de terroir

No hay duda de que España es un lugar privilegiado en lo que a vinos se refiere y, aún más, si tenemos en cuenta sus grandes diversidades en cuanto a suelo, topografía y clima, que hace que la variedad de terroir sea inusualmente elevada. “Yo creo que España  será de los países con mayor amplitud de variabilidad de terroir”, asegura la enóloga, que añade: “Miras la variabilidad de variedades de uva que se cultivan en España, en las diferentes regiones, los diferentes estilos de vinos que se hacen en cada una de las regiones, los tipos de suelos tan diferentes que hay y los vinos tan genuinos y diferentes de una región con otra, que realmente es algo de lo que nos tenemos que sentir orgullosos”.

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Un orgullo que, además, debe cuidar de un fenómeno que ya afecta, como reconoce Calvo de la Banda, a las bodegas y los viñedos: el cambio climático. Para ello, cada bodega busca adecuarse con nuevas técnicas para mantener las reservas nutricionales del suelo y las reservas de agua, es decir, que hagan a sus viñedos más resistentes. “Lo que nosotros tenemos que hacer es trabajar desde la viticultura para adaptar nuestro viñedo, que es el primer eslabón sobre el que nosotros construimos los vinos, y que se adapte a estos cambios. Luego hay otra serie de efectos del cambio climático sobre los que difícilmente vamos a poder actuar, que es el tema de los accidentes climatológicos”, sentencia la enóloga.

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