Imagina que asistes a una comida de empresa, sirven una copa de vino y, entre los comensales que tienes en tu mesa, escuchas un comentario del tipo: “Este caldo es absolutamente exquisito”. Tú, que te gusta el vino, pero sabes que no eres un verdadero experto, lo primero que piensas es: “Tenemos un entendido en esta mesa, habrá que hacerle caso”.
Sin embargo, el supuesto experto, probablemente solo esté intentando aparentar lo que no es, utilizando términos como “caldo” para referirse al vino. Ahora bien, ¿lo ha conseguido? ¿Está quedando como un experto o como un “quiero y no puedo”? Quizá él crea lo primero, y en realidad, sea lo segundo.
Y es que, en muchas ocasiones, caemos en el error de escoger palabras y pronunciar frases que pensamos que nos harán parecer más “listos” en lo que a vinos se refiere. Sin embargo, eso solo ocurre cuando el que las dice es un tuerto en el país de los ciegos. De hecho, si Ana Carazo, enóloga y viticultora, propietaria de Bodegas La Loba, hubiera estado en esa mesa, rápidamente se hubiera dado cuenta de que ese comentario no es propio de alguien que sabe de lo que habla.
Los caldos hacen chup-chup, el vino, no
Para la enóloga, utilizar el término caldo (tal y como hace el personaje de nuestra pequeña historia de ficción) para referirse a un vino no es lo más adecuado. De hecho, hacerlo evidencia que se quiere esconder la falta de conocimientos vinícolas. “No entiendo por qué se usa tanto la palabra caldo”, sostiene. Y añade: “Es un término antiguo, que mucha gente emplea en la actualidad. Sin embargo, si sabes de vino, lo siento, pero no lo usas. Por favor, no lo uséis. El vino se llama vino”, argumenta Carazo.
Para la experta, la palabra caldo evoca solo al plato que tomamos con cuchara para entrar en calor los días más fríos de invierno, no a una copa de vino. Así que, “si lo escucháis… es ‘un cuñado ilustrado’”, opina.
No entiendo por qué se usa tanto la palabra caldo para referirse al vino; el vino se llama vino
Ana Carazo, enóloga y viticultora, en el Hotel Neguetxea.
Otro de los términos que recomienda que no salgan en una conversación fuera de un círculo de verdaderos expertos es “raspón” (“este vino sabe a raspón porque se elabora con ello”). “Si oís eso, no lo digáis”, aconseja la experta, ya que “es algo que tiene más sentido cuando hablamos de técnicas de elaboración. Por lo tanto, mejor no usarlo. Además, es para variedades muy concretas, y de formas muy determinadas”.
Natural y ecológico, parecen iguales, pero no lo son
Otros usos inadecuados de términos vinícolas están relacionados con el creciente interés por llevar una vida saludable, algo que también toca al mundo del vino. Esta tendencia ha hecho que, para muchos, todos los adjetivos que se utilicen para describir un vino respetuoso con el medio ambiente, son pocos. En este sentido, es habitual escuchar: “Este vino es ecológico, así que es vino natural”.
Sin embargo, Carazo recalca con vehemencia: “No, no y no: ecológico, es una cosa, y natural es otra, no pueden ir juntos. Vino natural significa que no lleva nada adicionado, nada, mientras que el vino ecológico está regulado por una normativa respetuosa con el producto”.
Palabras que oirás decir a un experto
Frente a esos términos y frases que, según Carazo, dejan en evidencia lo mucho que le queda por aprender al que las dice, la enóloga nos ofrece una concisa, pero eficaz, guía de tan solo cinco palabras para estar a la altura de cualquier encuentro, tanto con expertos como con personas ajenas al mundo del vino. Eso sí, la clave está en emplarlas tal y como ella aconseja:
- Fresco: Con este término no hacemos referencia a la temperatura del vino. Lo que queremos decir es que no te satura, que la acidez está bien integrada y que no hay demasiada estructura.
- Final: “Este vino tiene un final largo, duradero, agradable, alcohólico…”. Con la palabra final queremos describir las sensaciones de aromas y gustos que te quedan en el paladar después de haber catado el vino.
- Terruño (Terroir, en francés): Normalmente, lo usamos para definir la esencia de una zona, viñedo, parcela… Cuando decimos: “En este vino se nota el terruño o terroir de la zona”, damos a entender que se aprecia la combinación de factores geográficos, climáticos y humanos específicos de esa zona. De definitiva, es lo que diferencia a las uvas de esa parcela del resto.
- Redondo: “Este vino está redondo”. Con esta contundente frase un experto en vino quiere decir que todos sus componentes están en equilibrio, que resulta suave, sin aristas, sin defectos, y su final es agradable y sedoso.
- Añada: Este término, quizá sea uno de los más utilizados fuera del mundo vitivinícola. Úsalo, por ejemplo, preguntando de qué añada es el vino que estás tomando. Hay que tener en cuenta que no es una pregunta carente de sentido, todo lo contrario, conocer el año de vendimia es lo mismo que conocer su edad. Además, en una cata vertical (degustación en la que se prueban varias añadas del mismo vino, elaboradas por la misma bodega y con la misma variedad de uva), conocer la añada ayuda a identificar las posibles diferencias entre vinos de una misma bodega.



