Loading...

Un doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos desvela por qué las naranjas se venden en mallas de color rojo: “No es casualidad, sino un truco para engañarnos”

Ilusión óptica

La frescura, el atractivo visual e incluso la calidad de un alimento pueden verse alterados por pequeñas estrategias

Un nutricionista explica por qué es mucho mejor comerte la fruta que su zumo

Las naranjas se venden a menudo en mallas rojas, y esto no es casualidad.

Freepik

Nada en la presentación de los productos del supermercado es casual. Cada color, cada envase y cada detalle están pensados para influir en la percepción del consumidor. Un simple cambio puede hacer que un alimento parezca más fresco, más apetecible o incluso de mejor calidad de lo que realmente es. Un ejemplo claro de esto se encuentra en un producto tan común como las naranjas, que casi siempre se venden en mallas rojas.

El doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel A. Lurueña ha explicado que esto no es una simple coincidencia: "Es un truco para engañarnos”. La razón detrás de esta estrategia tiene que ver con la ilusión de Munker, un fenómeno visual que demuestra cómo los colores que rodean un objeto pueden modificar la forma en que lo percibimos. 

Una efectiva técnica para vender más

Según esta premisa, al estar envueltas en redes de color rojo, las naranjas parecen más brillantes, más intensas y, en definitiva, más apetecibles de lo que realmente son. De esta manera, el cliente es seducido con mayor facilidad. 

Este efecto puede comprobarse fácilmente con un experimento. Si se colocan tres frutas del mismo color sobre fondos con tonalidades distintas, la que está rodeada de líneas rojas parecerá mucho más anaranjada que las demás, aunque en realidad todas sean idénticas. Es un simple truco visual, pero lo suficientemente efectivo como para hacernos percibir los alimentos de una manera distinta sin que nos demos cuenta.

Además de las naranjas, esta técnica se emplea con otros productos, como limones, pimientos, judías verdes, aguacates e incluso cebollas y ajos morados, que muchas veces apenas tienen ese color en su interior. Todo responde a la misma intención: hacer que los productos luzcan más frescos, más sabrosos y más atractivos para el consumidor, aunque en realidad su apariencia esté siendo alterada por el entorno.

Lee también

Oro naranja: la fruta que protege tus ojos frente a la luz azul de las pantallas y fortalece tu salud cardiovascular

Alexandra Roiba

La clave para no caer en este tipo de ilusiones ópticas está en prestar atención a otros factores más allá del color. Leer las etiquetas, tocar la fruta y, siempre que sea posible, comprar a granel en lugar de optar por productos envasados ayuda a elegir con más criterio. Al final, confiar únicamente en la vista puede ser un error cuando el propio entorno está diseñado para engañarla.