Cuando vamos a echar sal en alguna elaboración, resulta muy molesto que esta se haya agrupado en grumos tan grandes que no nos dejan sazonar la receta por mucho que sacudamos el salero. Para poner remedio a esta cuestión, existe el célebre y popularmente conocido truco de poner unos granos de arroz o de café en el salero, pero resulta que hay un remedio tan sencillo como efectivo que no implicará añadir ningún ingrediente ajeno a la propia sal.
El consejo en cuestión lo ha compartido el ingeniero en alimentos Tomás Gill, quien bajo el alias @curiosidadalimentaria suma 131 mil seguidores en Instagram, donde comparte diferentes recomendaciones relativas a su campo profesional.
Cómo disolver los grumos de sal en el microondas
Cuando la sal se junta conformando grumos o incluso piedras dentro del salero, basta con poner el salero en el microondas. Eso sí, cerciorándonos de que el recipiente sea apto para este pequeño electrodoméstico, retirando las partes de metal o plástico que puedan resultar dañadas.
Tal y como muestra el experto, en compañía de su abuela, apenas unos segundos en el microondas son suficientes para que las piedras se descompongan y la sal recupere su forma de granos sueltos. Ahora bien, al sacar el salero “hay que tener cuidado, porque sale bastante caliente”, advierte Tomás Gill.
En su publicación aprovecha para explicar por qué la sal se aglutina formando estas piedras. “La sal es higroscópica, quiere decir que puede absorber la humedad del ambiente, entonces esa agua que está en el ambiente queda en el interior de la sal, se apelmaza y evita que salga por los huequitos que tiene el salero”, indica.
Es por ello que también funciona el remedio de poner arroz o café, “porque justamente el café o el arroz absorben esa humedad, evitando que la absorba la sal, y por eso también hay mucho salero en los bares que tienen un grano de arroz o de café”, concluye el ingeniero en alimentos.
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¿Por qué el huevo suelta la clara al cocerlo?
En otra de sus publicaciones, Tomás Gill explica por qué en ocasiones sale la clara del huevo cuando lo cocemos. Uno de los posibles culpables es que la cáscara tenga una fractura derivada de un golpe. Otra causa puede ser que la cáscara se dañe por el choque térmico si se mete recién sacado de la nevera en el agua caliente. Además, puede deberse a que el agua de cocción esté muy fuerte, generando choque entre los huevos, lo que daña la cáscara y hace que la clara escape.
Para evitar que esto ocurra, el ingeniero en alimentos propone poner el huevo frío recién sacado de la nevera directamente en el agua fría, y calentar ambos juntos en la olla. Además, indica que podemos agregar un poco de vinagre o de limón al agua de cocción, “porque eso acidifica el agua” y “ayuda a la coagulación de esas claras”.