La lechuga es una verdura muy consumida y cargada de propiedades saludables y, aunque normalmente se prepara en ensaladas, lo cierto es que es un alimento que ofrece una gran versatilidad culinaria, ya sea como guarnición o como el plato principal. Eso sí, existe un ligero inconveniente en relación a la vida útil del producto.
Y es que, por normal general, la lechuga fresca suele conservarse durante una semana, un periodo de tiempo muy reducido. Es precisamente por este motivo que la ingeniera en alimentos Montse Meléndez ha explicado el truco definitivo para evitar el gran desperdicio de la lechuga.
“Te durarán más de una semana”, ha apostillado la experta en alimentos, al respecto. Lo ha hecho en un vídeo de Instagram donde ha explicado a sus más de 770.000 seguidores la forma correcta de almacenar esta verdura para evitar que se ponga mala en tan poco tiempo.
El error que cometemos al almacenar la lechuga
Al ser una verdura fresca, es importante tener en cuenta un paso previo antes de consumir la lechuga: tenemos que desinfectarla. Normalmente, después de pasarla por agua y eliminar todos los residuos contaminantes, el restante que no se utiliza se vuelve a guardar en la nevera. Ahí reside el error que solemos cometer.
“Lo peor que puedes hacer es guardar frutas y verduras húmedas”, ha señalado la ingeniera en alimentos, que asegura que lo que se debe hacer es asegurarse de secar bien la lechuga antes de volverla a guardar en la nevera.
Existe un motivo por el que se debe prestar atención a esta práctica. Y es que la humedad en exceso que se produce al almacenar la lechuga sin secar, podría ser la causante de la oxidación del producto, lo que hará que su vida útil se reduzca considerablemente.
¿Cómo almacenar la lechuga correctamente?
Para evitar desperdiciar la lechuga, la ingeniera en alimentos ha aportado el truco definitivo. Se trata de utilizar un recipiente hermético acompañado de servilletas. “Te recomiendo poner una capa de lechuga , una capa de servilletas y así sucesivamente”, ha explicado Meléndez.
Es importante ir vigilando este proceso para evitar un desperdicio prematuro. En este sentido, si al cabo de los días la servilleta está húmeda, lo correcto sería cambiarla por otra para reducir lo máximo posible la humedad.
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La ingeniera en alimentos, además, ha advertido sobre la mejor forma de manipular el alimento. “Si no quieres utilizar servilletas, puedes utilizar un trapo o una toalla destinada únicamente para alimentos, no vayas a utilizar una de manos”, ha concluido la experta.