Servir y conservar un vino parece sencillo, pero a menudo cometemos errores que afectan su aroma, sabor e incluso su longevidad. La buena noticia es que la mayoría son fáciles de evitar con unos cuantos gestos simples.
Aquí te explicamos cuáles son los más comunes y cómo hacerlo bien para disfrutar cada botella como se merece.
1. Servirlo a la temperatura equivocada
Uno de los errores más habituales. Un vino tinto demasiado caliente puede volverse pesado y alcohólico; uno blanco demasiado frío pierde sus aromas.
¿Cómo evitarlo?
- Tintos: entre 15 y 18 °C.
- Blancos y rosados: entre 8 y 12 °C.
- Espumosos: entre 6 y 8 °C.
Un pequeño termómetro para vino puede ser un gran aliado.
2. Llenar la copa hasta el borde
Cuando llenamos demasiado la copa, impedimos que el vino se oxigene y liberamos menos aromas. Además, dificulta agitarlo sin derramar.
¿Cómo evitarlo?
Llena solo un tercio de la copa. Así puedes mover el vino y apreciar mejor su evolución en nariz y boca.
3. No usar la copa adecuada
No todas las copas son iguales. El tipo de cristal, su forma y tamaño influyen mucho en la percepción del vino.
¿Cómo evitarlo?
Elige copas de cristal fino, de forma alargada (tipo tulipán) y con boca ligeramente cerrada. Mejor una copa universal de vino que una copa incorrecta.
4. Guardarlo en la cocina o en un lugar inestable
El vino es muy sensible a la temperatura, la luz y las vibraciones. Guardarlo cerca del horno o sobre el frigorífico puede acortar su vida útil.
¿Cómo evitarlo?
Conserva las botellas en un lugar fresco, oscuro y con temperatura constante (idealmente unos 12–15 °C). Si es posible, en posición horizontal para mantener húmedo el corcho.
5. Usar sacacorchos de baja calidad
Un mal sacacorchos puede romper el corcho o, peor aún, dejar restos en el vino.
¿Cómo evitarlo?
Invierte en un buen sacacorchos de dos tiempos (el clásico de sumiller) o, si prefieres algo más sencillo, en un sacacorchos de palanca.
6. Olvidar decantar (cuando es necesario)
Algunos vinos jóvenes o tintos con mucha estructura necesitan airearse para expresar todo su potencial.
¿Cómo evitarlo?
Si el vino es muy tánico o cerrado en nariz, decántalo o, al menos, sírvelo en copa y déjalo respirar unos minutos.
7. Dejar el vino abierto sin protección
Una vez abierta, la botella comienza a oxidarse y puede perder calidad en cuestión de horas.
¿Cómo evitarlo?
Cierra la botella con su propio corcho o usa tapones especiales al vacío. Guarda el vino en el frigorífico, incluso los tintos, para alargar su vida uno o dos días más.
Un gran vino merece pequeños gestos de cuidado. Corrigiendo estos errores, no solo conservamos mejor cada botella, sino que también potenciamos su verdadero carácter en cada copa.