“Por primera vez en la historia moderna, las tendencias de la esperanza de vida de hombres y mujeres podrían retroceder como consecuencia del aumento generalizado del peso y la malnutrición”, advierte una carta publicada por investigadores de la Universidad de Milán. El mensaje está dirigido a la Asamblea General de la ONU, que el 25 de septiembre publicará sus directrices para enfrentar la obesidad durante la próxima década.
La epístola, firmada por 160 profesionales de la nutrición de nueve países —entre ellos, España—, critica que hasta ahora los esfuerzos se han centrado en políticas ineficaces, como los impuestos al azúcar y el etiquetado de advertencia, que demonizan alimentos que pueden ser saludables en cantidades moderadas, en vez de abordar patrones dietéticos más amplios.
1.000 millones de personas viven con obesidad en el mundo y casi una quinta parte de ellas son niños y adolescentes
El documento apunta que el enfoque de la ONU pretende mejorar la alimentación mediante la coerción en vez de la educación, a la vez que promover una dieta universal a expensas de la diversidad de culturas alimentarias. Y propone, en cambio, el empoderamiento y educación de la población, con el fomento de un estilo de vida balanceado que tenga sentido con las tradiciones locales.

Más que guías nutricionales, el documento menciona las dietas mediterránea, atlántica y nórdica como estilos de vida balanceados
Los expertos defienden la dieta mediterránea como un método de alimentación y modelo vital basado en el consumo de productos locales y estacionales, que además es aplicable en diferentes culturas. Al mismo tiempo, sostienen que las ciudades deberían promover el movimiento físico (parques, ciclovías, infraestructura deportiva) y facilitar el acceso a estos alimentos frescos con nuevos edificios y espacios públicos.
La obesidad, una enfermedad crónica
Combatir la estigmatización de la obesidad es otro de los aspectos que se propone en el texto, ya que asegura que socava la dignidad personal y desalienta a las personas a buscar atención médica. “La obesidad no es una falta de voluntad; es una enfermedad que requiere comprensión y apoyo”, sostienen los especialistas.
Además, se estima que en 2035 el gasto en salud por obesidad se acercará al 3% del Producto Bruto Global ($4,32 billones), por lo que sería urgente reconocerla como una enfermedad crónica y multifactorial que requiere atención multidisciplinaria a largo plazo.
En el documento también se propone reemplazar las pautas estandarizadas por modelos personalizados de nutrición. La inteligencia artificial y los avances en estudios de la genética abrirían oportunidades para diseñar dietas adaptadas a la biología, el estilo de vida y el entorno de cada individuo.
Con respecto a los medicamentos para adelgazar, se plantea que pueden ser útiles en el tratamiento y prevención de la obesidad, pero que no deben utilizarse como sustitutos de un estilo de vida equilibrado.
Por último, los autores hacen un llamamiento a evitar la propagación de desinformación nutricional, sobre todo en el entorno de las redes sociales, además de abandonar la lógica punitiva y restrictiva de dietas demasiado calculadas. “Pueden contribuir a trastornos alimenticios que pueden ser tan perjudiciales como la propia obesidad”, advierten.