¿Cómo se aborda el tema de la muerte con un niño que padece una enfermedad terminal? La mera pregunta genera angustia. Para el Dr. Ricardo Martino, uno de los mayores expertos en cuidados paliativos pediátricos de España, la clave no está en grandes discursos, sino en la escucha activa y la respuesta serena a las dudas concretas que el menor plantee.
Su enfoque, alejado de cualquier dogmatismo, se basa en la honestidad adaptada a la madurez del niño y en la comprensión de que detrás de cada pregunta hay un mundo de miedo e incertidumbre que necesita ser calmado.
La regla de oro: responder si el niño pregunta
El punto de partida del Dr. Martino es claro y respetuoso: la verdad no se impone, se comparte cuando el niño está preparado para preguntar. “A un niño se le dice si lo pregunta”, afirma. Esta premisa evita abrumar al pequeño con información para la que quizás no está emocionalmente preparado.
Alberto Herrera conversando con Ricardo Martino
El tipo de preguntas, explica, varía enormemente con la edad y la madurez del niño. Mientras que los adolescentes pueden formular cuestiones más directas y existenciales como ”¿cuánto me queda de vida?” o ”¿me voy a quedar solo?”, los niños más pequeños tienen preocupaciones más inmediatas y concretas. “A lo mejor te pueden preguntar si eso le va a doler o si su papá se va a quedar solito o va a estar con él”.
Responder con una pregunta
La técnica esencial. Uno de los consejos más valiosos que ofrece el pediatra es no tomar la pregunta inicial al pie de la letra, sino indagar en la emoción que la motiva. La técnica que propone es sutil pero profundamente efectiva: “Es importante responder con una pregunta”.
¿Por qué? Porque “detrás de esas preguntas hay toda una angustia, muchos pensamientos, muchas imaginaciones”. Un niño que pregunta ”¿me voy a morir?” puede estar realmente preguntando ”¿vas a abandonarme?” o ”¿va a doler mucho?”. Al devolverle una pregunta con calma, se le invita a expresar el miedo concreto que le atenaza, permitiendo al médico o a los padres ofrecer un consuelo específico y significativo.
Ricardo Martino medico de paliativos del hospital niño Jesús
Tranquilidad, sin prisa y en uno o varios momentos
Tan importante como el qué se dice es el cómo se dice. El Dr. Martino subraya la necesidad de crear un entorno seguro y sereno para esta comunicación. “Se contestan con tranquilidad, respirando primero”, recomienda.
Incluso sugiere un recurso personal para quien lo necesite: “y si uno es creyente, a veces rezando un poquito antes”. La clave, insiste, es “no teniendo prisa”. Comprende que estas conversaciones no son lineales y que pueden necesitar su tiempo: “esas preguntas se pueden responder en un momento o en varios”. Se trata de seguir el ritmo del niño, sin forzar ningún proceso.
Ricardo Martino medico de paliativos del hospital niño Jesús
La fe como sostén
Al ser preguntado por su propia visión sobre lo que hay después de la muerte, el Dr. Martino responde con una convicción que, para él, es también una herramienta de resiliencia profesional y personal. “Yo creo que hay una vida eterna”, confiesa.
Esta creencia no es un adorno; es un pilar que le permite sobrellevar la inmensa carga emocional de su trabajo. Explica que “saber que esto no es el final y que no todo depende de nuestras propias fuerzas, sino que hay un Dios que nos cuida o que nos guía o que nos da fuerzas, lo hace todo mucho más sostenible”.
Cuando el entrevistador, Alberto Herrera, le pregunta cómo puede con un trabajo tan emocionalmente demandante, su respuesta es coherente: “es que yo tengo la tranquilidad de que no todo depende de mis propias fuerzas”.
