La brecha entre el sueño de la vivienda propia y la realidad económica de los jóvenes y las familias españolas no deja de ampliarse. Mientras el precio de la compra y el alquiler se dispara, las soluciones parecen escasas.
Sin embargo, el economista Jaime Palomera ha señalado un faro de esperanza en el otro lado del mundo: Singapur. Durante su intervención en el programa La Ventana de la Cadena SER, Palomera desgranó con claridad el contraste entre el modelo especulativo español y el modelo social singapurense, proponiendo una hoja de ruta basada en impuestos progresivos y ayudas directas.
La vivienda como bien de inversión especulativa
El problema español. Palomera ilustró la magnitud del problema en España con una comparación contundente: “una casa que se ha comprado en 1970, hoy se está vendiendo por un precio 47 veces más caro”. Este incremento desproporcionado, desvinculado por completo del coste de la vida y la inflación, es el síntoma de un mercado enfermo donde la vivienda ha dejado de ser un derecho básico para convertirse en un activo financiero.

Cartel de 'se vende' en el balcón de un piso de un edificio de Madrid.
Este modelo beneficia a quienes ya tienen capital para acumular propiedades, pero excluye a una generación entera de jóvenes y trabajadores que, a pesar de “esforzarse para poder pagar la entrada”, se encuentran con una barrera infranqueable. La consecuencia es una sociedad cada vez más desigual.

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La solución singapurense
Un sistema de dos velocidades. Frente a este panorama, Palomera propone emular el modelo de Singapur, un país que ha hecho de la vivienda accesible una prioridad nacional. La clave de su éxito reside en una política fiscal inteligente y con doble cara:
- Ayudas fiscales para el primer comprador: “Si usted se quiere comprar una vivienda, una persona joven o una persona no tan jona... yo le ayudo, yo sí le doy ayudas fiscales a usted”. El Estado actúa como facilitador para quien quiere acceder a su primera y única vivienda, reconociendo el esfuerzo personal y premiándolo con beneficios fiscales.
- Impuestos progresivos para el especulador: La otra cara de la moneda es la fiscalidad disuasoria para la acumulación. “si usted lo que está haciendo, usted ya tiene una casa, incluso tiene una segunda residencia y lo que está haciendo es acumular casas, entonces yo le voy a coser a impuestos”. Esta es la piedra angular del modelo: desincentivar la tenencia de múltiples viviendas como inversión, liberando así stock en el mercado y enfriando los precios.

Singapur
Mercado estabilizado y con precios lógicos
Este sistema de dos velocidades tiene un efecto directo y poderoso en el mercado. Mientras en España los precios se multiplican por 47 en unas décadas, “en Singapur simplemente se vende a un precio que está acorde con el coste de la vida, con la inflación”.
La intervención estatal no busca ahogar el mercado, sino regularlo con sentido común y justicia social. El objetivo final no es otro que el que ya ha alcanzado Singapur: “asegurarse de que al menos todo el mundo tenga al menos una casa”. La vivienda deja de ser un casino para los fondos de inversión y vuelve a su función primaria: servir de hogar.