Conectar no es aislarse ni rechazar el mundo, sino cultivar una presencia consciente. Puede lograrse a través del journaling, la meditación, los paseos sin auriculares o simplemente aprendiendo a decir “no” a lo que no resuena. Es también aprender a sostener el silencio sin miedo, y a distinguir lo esencial de lo accesorio. Cuando uno se reconecta, las decisiones dejan de ser reacciones y se transforman en elecciones.
La Dra. Cristina Pellicer Sabadí es una médica española especializada en medicina integrativa, con una sólida formación en medicina convencional y diversas terapias complementarias. En una de sus últimas intervenciones en el podcast de Enric Sánchez, ha ofrecido recomendaciones para recuperar nuestra esencia.
Una chica disfrutando de la naturaleza en compañía de sus perros
“Me escandalizo cuando veo bebés de pocos meses que tienen un teléfono en las manos”
Vuelve a lo natural. Tu cuerpo está hecho para estar en contacto con el sol, el frío, el hambre o la sed. Estos estímulos, en su justa medida, activan tus defensas y regulan tu salud física y mental. Vivir sin ellos te apaga poco a poco: “Nos hemos apartado de la naturaleza”, reflexiona.
Reduce el uso de pantallas. Están diseñadas para engancharte. Cuanto más las usas, menos atención tienes, menos disfrutas del presente y más vacío sientes. Recupera tu tiempo y tu mente: “Me escandalizo cuando veo bebés de pocos meses que tienen un teléfono en las manos. Están programando su cerebro para que busque estímulo rápido continuamente, que no tenga conexión social y que no sepa estar aburriéndose”, señala.
No es buena idea utilizar las pantallas en casa para hacer que los niños se relajen
Aprende a aburrirte. Deja espacio al silencio. Es ahí donde surgen las mejores ideas, las decisiones importantes y la conexión contigo. Sin aburrimiento, no hay creatividad ni claridad: “Las redes sociales están pensada para que te enganches a ellas y no dejes de consumir. Eso hace más grande el vacío del distanciamiento con la naturaleza y con nosotros mismos. Hemos perdido el contacto con nuestra esencia”, advierte.
Conócete de verdad. No se trata de cómo te llamas ni lo que haces, sino de saber qué sientes, qué necesitas, qué límites pones y cómo eliges vivir. El equilibrio está en escucharte sin rigidez, con calma y presencia: “Al final, lo importante es aceptar lo que hay, lo que sientes y luego ya lo trabajarás. Muchas cosas que no aceptamos son cosas que nos han inculcado por activa y por pasiva durante la infancia”, termina diciendo.

