Jaime Lorente ha compartido, en una entrevista profundamente emocional con Uri Sabat para el podcast La Fórmula del Éxito, uno de los relatos más honestos sobre lo que significa el éxito cuando llega demasiado pronto, demasiado rápido y, a veces, demasiado solo.
El actor murciano, conocido por su papel como Denver en La casa de papel, ha confesado sentirse dividido entre su valía profesional y su desconexión emocional: “A nivel laboral me siento una persona muy útil y a nivel personal me siento inútil porque ya no sirvo para lo que servía”.
La fama como un personaje que no eres tú
Lorente describe cómo el reconocimiento llegó de golpe, sumergiéndolo en una vida que, aunque aparentemente deslumbrante, no sentía como suya: “Me metieron a vivir en una casa espectacular, pero no era la mía. No estaban mis padres, no estaban mis colegas, yo no conocía ni a Paco que me ponía el café”, recuerda con nostalgia.

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Lo más impactante de su testimonio es la separación que siente entre él y el personaje que lo hizo famoso: “La gente me llama por un personaje que sé que no soy. Denver es pura composición, tiene muy poco que ver conmigo”, afirma. Esta dualidad acabó erosionando sus relaciones personales: “Empiezo a perder relación con mis amigos. Me siento incómodo en los sitios. Prefiero pagar la cuenta porque así me siento libre”, confiesa.

Jaime Lorente es Denver en 'La casa de papel'.
Del reconocimiento al aislamiento. El actor también aborda con franqueza el aislamiento emocional que llega con la fama: “Empiezo a salir menos, y la gente ya no me llama para preguntarme cómo estoy. Creen que estoy muy ocupado, que no estoy para eso”, lamenta. Esa pérdida de intimidad con su círculo más cercano ha sido devastadora: “Ya no sirvo para lo que yo servía, que era estar con mis colegas y solucionar la vida cuando estábamos juntos”.

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La entrevista alcanza su punto más crudo cuando Lorente se atreve a poner palabras al sufrimiento vivido durante esa etapa: “He visitado todos los lugares oscuros que se puedan visitar. He sufrido como un tremendísimo hijo de puta. He pasado el peor momento de mi vida”, reconoce visiblemente emocionado.
Una reflexión sobre el éxito y la identidad
La conversación también deriva hacia una reflexión más amplia sobre el precio del éxito. Citando al escritor Rodrigo García, Lorente lanza una frase que encapsula su experiencia: “El dolor no es comparable. Sufres más en tu casa si te cortas picando cebolla que viendo una foto de Hiroshima”. Para él, esa oscuridad emocional no entiende de fama ni de cifras, sino de realidades internas: “Tienes dos opciones: o destruyes lo de fuera o destruyes lo de dentro”.
A través de este testimonio sin filtros, Jaime Lorente humaniza la figura del actor que ha vivido bajo los focos. Y lo hace rompiendo con los clichés de éxito sin grietas. Su relato no solo impacta por su crudeza, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de la salud mental, de las raíces personales y de no perderse en medio del personaje que otros proyectan sobre ti.